La incidencia de la contaminación sobre los ingresos urgentes hospitalarios cada vez es mejor conocida en España. El número de ingresos hospitalarios urgentes a corto plazo, a causa de la polución, por afecciones cardiovasculares asciende en España de media anual a 9.177, según un estudio aparecido en la revista Journal Urban Health.
Los autores del informe resaltan la relación de estas situaciones con la contaminación provocada por dióxido de nitrógeno (NO2), relacionado con el tráfico rodado, y el ozono (O3), un contaminante secundario que tiene entre sus precursores a los NOx y los largos períodos de insolación.
En España, cada año se producen 133.000 ingresos hospitalarios urgentes por afecciones cardiovasculares. Y el 6,9% de esta suma se atribuyen a la contaminación atmosférica (9.177 casos), mientras que otro 0,8% adicional serían motivados por las olas de calor y de frío.
Además, y según un previo informe anterior, el 7,8% de los ingresos de urgencias por afecciones respiratorias se deben a la contaminación del aire. Es decir, de esta manera, se estima que los 9.177 ingresos de estas afecciones cardiovasculares son el 14,5% del total de ingresos por contaminación del aire).
Julio Díaz, investigador del Instituto de Salud Carlos III, explica que este nuevo trabajo establece las relaciones que hay entre ingresos hospitalarios por enfermedades cardiovasculares y contaminación del aire. El documento proporciona los detalles del número de ingresos de las tres causas específicas principales (el accidente cerebro vascular, el infarto agudo de miocardio y la enfermedad isquémica del corazón).
Los contaminantes que más preocupan
El contaminante que muestra mayor número de ingresos urgentes atribuibles a las enfermedades cardiovasculares son el NO2, seguido del ozono, mientras que las partículas sólidas en suspensión PM presentan menor grado de asociación, sin dejar de ser un factor importante.
“Creemos que esto está relacionado con el descenso que se ha observado en las PM10 y PM2.5 en el periodo de estudio en España”, dice Julio Díaz.
“Tanto en el caso de los ingresos por motivos cardiovasculares como respiratorios, vemos que el gran problema es el NO2 y el ozono, y no tanto las partículas. ¿Por qué? Se están produciendo más situaciones anticiclónicas, y las temperaturas se hacen más elevadas y persistentes a causa del cambio climático, con lo cual se crean las condiciones idóneas para la formación del ozono” (al mezclarse los NOX con compuestos orgánicos volátiles en condiciones de fuerte radiación).
Más ingreos por olas de frío que por calor
El estudio señala además que, entre esos ingresos hospitalarios urgentes por causas cardiovasculares, un 0,8% (1.151 casos anuales) son atribuibles a las temperaturas extremas. Concretamente,1.093 ingresos anuales se dieron por olas de frío, y 58 por olas de calor.
“Claramente, hay más ingresos por olas de frío que por olas de calor. La razón que lo explica es que los procesos cardiovasculares son fulminantes y que hacen que las personas fallezcan antes de ingresar en el hospital, de manera que cuando llegan (al hospital), estos casos ya ni se contabilizan como ingresos”, añade Díaz.
Varios mecanismos relacionados con la contaminación atmosférica están implicados en las enfermedades cardiovasculares, principalmente el riesgo de aterotrombosis. Algunos estudios sugieren que la exposición a la contaminación atmosférica puede aumentar la presión arterial, exacerbar la isquemia miocárdica y desencadenar un infarto de miocardio.
El trabajo también concluyó que para la población con más de 64 años se da un incremento en el factor de riesgo de ingreso hospitalario para estos casos, cifrado en un 15%. En cambio, el nivel de renta presenta un factor protector ante los ingresos por afecciones cardiovasculares, de modo que un incremento de 10.000 en la renta per cápita se relaciona con una disminución del 5% en el riesgo de ingreso por estas patologías.
Todo este trabajo ha sido elaborado a partir de los datos procedentes del INE, que recoge los ingresos hospitalarios, las causas y la provincia del ingreso, en combinación con un modelo de atribución en el que se incorporan diversas variables, hasta disponer de un índice de riesgo relativo, que permite determinar cuántos ingresos hospitalarios se puede producir a partir de un determinado umbral de contaminación.
El alto coste para el sistema sanitario
“Si tenemos 9.200 ingresos por contaminación entre los enfermos con afecciones cardiovasculares y cada ingreso cuesta al sistema sanitario 14.000 euros, está claro que estamos ante un elevado coste” [casi 130 millones de euros], dice Díaz, partidario de adoptar las medidas preventivas.
Dados los impactos que causan los contaminantes vinculados al tráfico, el estudio recomienda reducir ese tráfico rodado, sobre todo en las aglomeraciones urbanas, al estimar que “redundaría en una disminución de los ingresos por esta causa”.
Entre estas medidas destaca la necesidad de implantar las Zonas de Bajas Emisiones donde así lo establezca la ley, el fomento del transporte público y la promoción de la utilización de medidas alternativas de movilidad.