Alrededor del 40% de los habitantes del centro de Barcelona estarán expuestos y “podrían verse afectados por las inundaciones en 2050”, según el estudio 'Barcelona ante el cambio climático', elaborado por Fundación AXA y la Cámara de Comercio de Barcelona. La experta en gestión de riesgos por inundaciones de AXA Climate, Claudia Ylla, dejó entreviar que el aeropuerto y el puerto son dos de los puntos débiles que necesitan estar “bajo el radar” para evitar los efectos de las inundaciones: aunque son zonas bien protegidas es necesario extremar las precauciones.
Las proyecciones permiten observar que para 2050, el 40% de la población de Barcelona y su entorno puede verse afectada por inundaciones, con efectos directos. El informe habla de unas 608.000 personas afectadas, aunque esta cifra aumentaría a 637.000 habitantes “si las defensas contra las inundaciones dejan de ser funcionales”, es decir, si fallan esas defensas, diques y demás protecciones que hacen que cuando se producen inundaciones los impactos normalmente queden mitigados.
Hay tres tipos de inundaciones, la más común de las cuales es de origen pluvial. Llueve cada vez menos, pero el agua se concentra en períodos con lluvias más intensas, explicó. También hay inundaciones marítimas y costeras, que tienen que ver con tormentas y, en el futuro, con la subida del nivel del mar: y, finalmente, inundaciones fluviales (Llobregat), que ponen en riesgo zonas industriales y densamente pobladas, con incidencia posible sobre el aeropuerto y el puerto.
“El aumento de la temperatura del Mediterráneo hacia 2050 intensificará las danas y todos los tipos de inundaciones”, añade en su intervención.
Desbordamiento de sistemas de drenaje, el incremento de la superficie altamente inestable para viandantes y vehículos, daños en inmuebles o la merma de la superficie de playa por las inundaciones costeras son algunos de los efectos apuntados.
Por otra parte, el incremento de los episodios de calor extremo supondría una reducción del 14% del PIB per cápita en Catalunya y en Barcelona hacia 2050, según el estudio
Los efectos del calor extremo son los comportan una mayor incidencia sobre la actividad diaria. “Sin embargo, las inundaciones son las que tienen un mayor impacto material”, añade esta experta.
En los últimos 10 años, los tres principales riesgos generados por la crisis climática costaron más de 20.000 millones de euros a la economía española en términos de daños materiales.
Para hacer frente a estos riesgos es necesario tomar medidas en el campo de la mitigación, para atajar las causas del calentamiento y reducir emisiones, y en adaptación al cambio climático, “porque se trata de mitigar los efectos que ya estaban teniendo a día de hoy”
En el ámbito de Catalunya, uno de los principales riesgos se derivan de las altas temperaturas, que se producen cuando se traspasan umbrales cifrados entre los 30 y los 35ºC. Y en este sentido, Ylla destacó que para el año 2050, “habrá unos 30 días adicionales con temperatura superiores” a 30ºC; y, si se proyecta esta predicción para finales de siglo (con aumento de 3ºC), entonces esta cifra se puede multiplicar por 11 y las noches tropicales por 3.
Sobre esta base, “hemos calculado que de aquí al año 2050 solo los efectos de un aumento de la temperatura media al año pueden causar una reducción del PIB per capital de aproximadamente un 14%”.
Los sectores de la construcción, la agricultura y el turismo se encuentran en los que potencialmente puede resultar afectados.
Con veranos más calurosos, una empresa catalana cuyos empleados realicen tareas que comportan un esfuerzo físico, por ejemplo en el ámbito de la construcción, estos incrementos de temperaturas podrían comportar pérdidas hasta 2 semanas de trabajo anuales hacia 2030.
La pérdida de productividad por calor extremo afecta particularmente a aquellos trabajadores que realizan esfuerzos físicos considerables, ya que se exponen a 17% más accidentes laborales, a interrupciones más frecuentes en sus tareas y hasta lesiones crónicas en los riñones. La Inspección de Trabajo ha puesto en alerta máxima a más de 20000 empresas catalanas por riesgos laborales durante las olas de calor.
Las olas de calor intervienen en los meses de mayor actividad turística y sabido es que los turistas buscan ahora temperaturas más templadas. El turista promedio pasa hasta un 30% de su tiempo de estancia con temperaturas superiores a los 30.4°C, el umbral de impacto para la salud en Barcelona declarado por el Ministerio de Sanidad. Además, un 34% de los turistas británicos y un 42% de los estadounidenses que experimentaron una ola de calor en España aseguran que no volverán el próximo verano por esta circunstancia.
Campañas de sensibilización a los síntomas de estrés térmico y de golpe de calor, ventilación, sombras, chequeos médicos y controles sobre la salud de empleados son algunas de las medidas propuestas.
Otras fórmulas sugeridas son reorganizar la carga horaria con pausas largas para acceder a refugios climáticos si es necesario, establecer protocolos de seguridad laboral frente al calor extremo e incluso reorganizar y rediseñar los espacios de trabajo para protegerlos del sol y del calor.
