Fabiola Quesada, una 'doctora' andaluza para conservar la fauna salvaje de África
Conservación
Una veterinaria de Jaén se ha convertido en un referente en el cuidado de la salud de la fauna salvaje, formando veterinarios especializados de todo el mundo desde Sudáfrica
La veterinaria andaluza Fabiola Quesada, la “doctora Jones”, con un guepardo en una reserva natural africana.
Fabiola Quesada, la veterinaria española, se ha convertido en la “Doctora Fabiola Jones”, título de una nueva serie de naturaleza que RTVE estrenará próximamente y en la que es la protagonista. En Sudáfrica desde hace 15 años, Quesada es un referente de la formación de veterinarios de fauna salvaje y también quiere serlo en la divulgación de la preocupante situación de la fauna en un continente que le robó el corazón incluso antes de pisarlo. Su pasión: colaborar al máximo con su conservación. Su angustia: que más especies únicas desaparezcan, como lo han hecho en lo que va de siglo dos subespecies de rinoceronte.
Recién llegada a España, tras pasar unos días en del Parque Nacional de Mkomazi, una remota sabana cerca de la frontera con Kenia, Quesada se ha sumergido en la vorágine de promoción de la serie televisiva, en un mundo tan distante y distinto de su día a día que reconoce que se siente fuera de lugar. Su hogar está en medio esa sabana que hace millones de años fue el de los ancestros humanos y hoy habitan animales a los que, asegura, “nuestra especie se lo pone muy difícil”. Solo en tres meses de comienzos de este año, más de 100 rinocerontes han sido asesinados por cazadores furtivos en parque nacionales sudafricanos, uno de sus grandes mamíferos favoritos.
Los cazadores furtivos amenazan la supervivencia de los rinocerontes
Fabiola Quesada junto al cadáver de un rinoceronte abatido por cazadores furtivos
La “doctora Fabiola Jones”, como ya comienza a ser conocida incluso antes de que se emita el programa televisivo, tiene orígenes andaluces, en concreto en Úbeda (Jaén). En esa tierra dominada por olivos, pero por donde campean ciervos, zorros o jabalíes, no sabe con certeza cómo, desde muy cría, le fue llegando “la llamada de la selva”. “Puede que surgiera de las muchas lecturas que mis padres siempre nos hicieron a mí y a mi hermana de aventuras en lugares lejanos, nos hacían viajar a través de los libros y yo me sentía una de las protagonistas. Al crecer, primero me sentí muy atraída por los caballos, así que cuando tuve que elegir qué estudiar me incliné por irme a estudiar a la Facultad de Veterinaria de Córdoba y especializarme en la clínica de caballos, pero luego cambié el rumbo”, recuerda a La Vanguardia.
En Córdoba acabó la carrera. Después, empezó a trabajar en lo que había estudiado, aunque no se le quitaba “el runrún de la cabeza” de irse a África a cuidar a una fauna única en el planeta y sobre las que las malas noticias eran y aún son constantes: ya sea por el furtivismo, las sequías por el cambio climático o el continuo aumento de conflictos con los vecinos humanos. Finalmente, Fabiola encontró el camino que la llevaría hasta allí gracias a un congreso de veterinarios celebrado en Madrid. Allí conoció a una persona que le dio una oportunidad de trabajar en el continente del sur ejerciendo su profesión. Reconoce que no fue un contacto del que guarde buen recuerdo, pero le sirvió de 'pasaporte' profesional. “Bueno, es que no te puedes fiar de quienes no conoces”, asegura ahora, sin querer dar más detalles de lo ocurrido.
En todo caso, lo importante es que llegó a Sudáfrica en 2010, más o menos a la edad que lo hizo Jane Goodall a Tanzania en la década de 1960, impulsada por un imán similar al suyo. Quesada, como la famosa primatóloga, también se quedó e inició un camino que la ha llevado a vivir en una casa, en mitad de una reserva natural a unos 60 kilómetros de Pretoria, la capital administrativa de Sudáfrica. Es un hogar que hoy no cambiaría por ningún otro lugar: “Allí me levanto y tengo a mi alrededor a la naturaleza en su máxima expresión. Se vive en total armonía con lo que hay. Allí paso los días dedicada a mis alumnos, a formarles y a divulgar lo importante que es preservar esa maravilla que estamos perdiendo”.
Reconoce que, pese a ese esplendor, no es un lugar para todo el mundo: “Lo difícil no es ir África, sino que lo complicado es tener la fortaleza mental de quedarse”, asegura. Ella lo hizo. Cambió la comodidad de la vida como veterinaria en España por ir a moverse en un terreno donde se mueve igual un elefante furioso que un hipopótamo agresivo, sin lujos ni comodidades como las que disfrutaría en Europa. “Es verdad que pones en riesgo la vida, pero no se puede vivir con miedo. Se trata de ser conscientes de dónde estamos y seguir adelante. Yo no dudé en quedarme, aunque es verdad que tengo alumnos que vienen entusiasmados y luego cuando están aquí, y ven que la dureza del trabajo, no tienen ganas de volver,. Pero aprenden mucho”, reconoce.
Lo difícil no es ir África, sino tener la fortaleza mental de quedarse
Cuenta que ella llegó “como una esponja, sin prejuicios previos sobre lo que podía encontrar, dispuesta a aprender y a no cuestionar un mundo que no conocía, pero con el sexto sentido de la alarma activado”. A medida que aumentaba su compromiso con la fauna salvaje que la rodeaba también lo hacía su conciencia de la poca especialización veterinaria que veía para su cuidado, así que en 2012 decidió crear una empresa de formación, Wild Spirit, en el que la ciencia, el compromiso y la acción se dieran la mano para crear una red de profesionales capacitados. Su objetivo: especializar a veterinarios en conservación y medicina de este tipo de animales, tanto en libertad, como los ve en la sabana, como en zoológicos de todo el mundo.
Para explicar cómo fue aprendiendo, explica cómo le ayudaron las similitudes fisiológicas de elefantes o rinocerontes con caballos; de antílopes y similares con ovejas y cabra; de búfalos con vacas o de grandes primates con nuestra propia especie. “Lo importante es conocer las enfermedades endémicas propias y también las que les llegan de fuera, en las que las personas somos un factor importante porque rompemos el equilibrio natural. Cuando detectamos un brote de una enfermedad, dado que la naturaleza ha perdido su capacidad autorregulatoria, tratamos de controlarlo de forma preventiva. Y todo ello supone un proceso: para poder tratarlos, si son grandes animales a menudos tenemos que utilizar dardos desde helicópteros porque no te puedes acercar, salvo cuando están anestesiados”, comenta. Un trabajo duro, en un ambiente hostil en el que la presencia de los furtivos es importante. Se estima que el negocio de tráfico ilegal de especies africanas mueve al año entre 8.000. 20.000 millones de dólares, lo que da idea del volumen. El pangolín por sus escamas, los elefantes por el marfil y los rinocerontes por sus cuernos siguen estando en el 'top' de este mercado negro.
La ‘doctora Jones’, en 2018, ya con la empresa en marcha y funcionando, dio un paso más y creó la Fundación Wild Spirit para impulsar proyectos de conservación en varios países del sur del continente, sobre todo destinados a la conservación de rinocerontes, chimpancés, gorilas y elefantes, pero también con la visión puesta en las comunidades locales con las que conviven esos animales. “En Wild Spirit ahora recibimos a veterinarios de todo el mundo, muchos de España, que pueden aprender en el terreno sobre comportamiento y fisiología de la fauna, pero ahora gracias a la Fundación también podemos hacer proyectos con los locales. Hemos abierto una escuela para niños masáis, por ejemplo, y tratamos de que comprendan la importancia de preservar es fauna. Si no trabajamos con quienes conviven con ella, habrá más conflictos cada vez y aumentará aún más la presión”, apunta.
Cuando se le pregunta, Fabiola Quesada no puede recordar una anécdota de estos 15 años de vivencias porque “son tantas que se convierten en lo normal y al final las relativizas” aunque sí que asegura que ninguna fiera a intentando atacarla. “Para mí, el animal más peligroso es el humano y hay que saberlo”, insiste. Ese pensamiento está, en cierto modo, detrás de su aventura televisiva. “La idea surgió durante un safari al que vino el reportero Lucas Goikoetxea. Entonces hablamos de la necesidad de contar fuera de África lo que está pasando con la fauna, de concienciar al resto del mundo y pensamos que podría hacerse a través de mi experiencia. Hicimos un proyecto e interesó a la productora. El resultado: la serie “Doctora Fabiola Jones”, de la productora Warner Bross y RTVE. Solo queda esperar al día del estreno.