Edgar Gutiérrez (ONU): “Estamos obligados a cambiar radicalmente la forma de vivir”

Crisis ambiental

El científico ambiental, presidente de la Asamblea Ambiental de la ONU y uno de los coordinadores del último informe Pnuma el futuro del planeta, advierte que la acción urgente ya no es opcional, es indispensable

Edgar Gutiérrez, presidente de la Asamblea Ambiental de la ONU

Edgar Gutiérrez, presidente de la Asamblea Ambiental de la ONU

LVD

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ha publicado la edición número siete del Informe de Perspectivas Mundiales, “la evaluación más completa del medio ambiente mundial elaborada hasta ahora”, subraya Edgar Gutiérrez Espeleta, ex Ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica y presidente de la Asamblea Ambiental de la ONU, uno de los coordinadores de este gran chequeo a la salud planetaria.

Gutiérrez, científico ambiental especializado en biometría forestal, ha sido testigo durante los últimos tres años del arduo trabajo colectivo de 287 expertos multidisciplinarios de 82 países, los autores de este informe. El diagnóstico, reconoce, es poco alentador. Casi todos los indicadores han empeorado desde la última revisión, en 2019. “La ventana de oportunidades se ha cerrado bastante en estos seis años. Por eso, la acción urgente ya no es opcional, es indispensable”, alerta en diálogo con Guyana Guardian.

Los ministros de medio ambiente no son importantes, suelen incomodar. El largo plazo no interesa. (...) Pero esa forma de hacer política ya no es posible

Edgar GutiérrezCientífico ambiental
FOTODELDÍA AME1557. BELÉM (BRASIL), 22/11/2025.- El presidente de la COP30, Andre Correa do Lago (c), participa en la sesión plenaria de la COP30 este sábado, en el Centro de Convenciones Hangar donde se realiza la COP30, en Belém (Brasil). Corrêa do Lago reconoció durante su intervención en la sesión plenaria de clausura que algunos países

El presidente de la COP30 Belém (Brasil, Andre Correa do Lago (c), durante una sesión plenaria

Andre Borges / EFE

El calentamiento global se ha acelerado a un ritmo que ningún modelo climático pronosticó. “Nos sorprende y preocupa la magnitud del cambio climático”, admite. Pero hay que entender -aclara- que no es la única crisis ambiental a la que nos enfrentamos. “Vivimos una época de crisis interconectadas, de pérdida de biodiversidad, degradación de las tierras y desertificación, crisis de contaminación y de residuos”, explica.

¿Cómo se sale de una policrisis que está llevando al planeta a una catástrofe ambiental? Con transformaciones sistémicas, señala Gutiérrez. Ya no hay margen para los parches y los pequeños cambios. Se necesitan rediseñar todos los sistemas -economía, finanzas, alimentación, materiales, desechos- que sustentan la forma en la que vivimos.

Lee también

La ONU reclama transformar la economía para evitar la catástrofe ambiental del planeta

Andrés Actis Fernández
Garbage, including plastic waste, is seen at the beach of Costa del Este, in Panama City, on April 19, 2021. - Every two weeks, Marine Biology students descend about five meters in the sea to take care of a coral nursery of the staghorn species (Acropora cervicornis) in Portobelo, Panama, with which they aim to restore reefs damaged by climate change and pollution, as part of the Reef2Reef project. (Photo by Luis ACOSTA / AFP)

Los gobiernos deben dejar de “obsesionarse” con el crecimiento económico y tienen que aparcar el PIB como indicador de bienestar y desarrollo; el capital tiene que empezar a fluir únicamente a las soluciones de descarbonización y restauración; y los ciudadanos de los países desarrollados deben comprender que los actuales niveles de vida son parte del problema: “Estamos obligados a cambiar radicalmente la forma de vivir. Esto no tiene que verse como un sacrificio. Es posible vivir con menos y vivir mejor”,

¿Estamos subestimando la magnitud de la crisis ambiental a la que nos enfrentamos?

Una lectura es que estamos preocupados por el cambio climático y el aumento del calentamiento global sin advertir que la crisis medioambiental del planeta va mucho más allá, que hay una policrisis asociado a la pérdida de biodiversidad, de los suelos, a la contaminación, a los sistemas alimentarios, los residuos. El calentamiento global es importante, pero hay otras crisis que tenemos que verlas de forma conjunta. En esto estamos fallando.

Vivimos una época de crisis interconectadas: pérdida de biodiversidad, desertificación, crisis de contaminación y de residuos,...

Edgar GutiérrezCientífico ambiental
Horizontal

El distrito de Cacau Pirera, inundado tras el desbordamiento del Río Negro, en Iranduba, estado de Amazonas

MICHAEL DANTAS / AFP

¿Los gobiernos están fallando?

No es fácil para los gobiernos tener esta visualización completa del problema. Los ministros de medio ambiente no son los ministros más importantes. Al contrario, suelen incomodar. Los ciclos electorales también atentan contra las soluciones. Muy poco interesa y ocupa el largo plazo, lo que pueda ocurrir a 10, 15 o 50 años. Esta forma de hacer política ya no es posible. Porque los tiempos de acción se han acordado, porque no podemos seguir echando la pelota para adelante y porque tenemos que reconocer que los problemas ambientales afectan la salud del ser humano, afectan la economía, afectan las dinámicas sociales y la cohesión social. En fin, tienen implicancias en todos los aspectos de la vida diaria y común de la gente en todos los países. He participado en un gobierno y debo confesar que esto que estoy diciendo no es nada fácil. Hay muchos intereses en juego. El problema es que se nos acaba el tiempo para seguir con la política de siempre.

Sin presión social y ciudadana, este viraje parece imposible...

Exacto. Por suerte, pese a una ola de ruido y negación, las personas y los pueblos están cada vez más conscientes de los graves problemas ambientales a los que nos enfrentamos. Hay muchos ejemplos que muestran que la presión social genera políticas alineadas a la protección del planeta. Pero en paralelo a esta protesta en las calles, toca entender que tenemos que cambiar nuestras formas de vida. Urge cambiar hábitos. Hay que cambiar radicalmente la forma de vivir. Esto tampoco es sencillo. Es una transformación enorme. Pero no tiene que verse como un sacrificio. Es posible vivir con menos y vivir mejor.

¿No es un error hablar de cambios de estilos de vida sin diferenciar países, regiones y clases sociales?

En este informe se señala muy claramente el tipo de esfuerzo que tienen que hacer cada uno de los países. Las naciones más industrializadas y con más recursos tienen que hacer un esfuerzo mayor en el cambio de su estilo de vida, en la forma de producir, de consumir, de moverse, etc. Los países de escasos recursos tienen que hacer el mayor esfuerzo posible por apropiarse de cambios tecnológicos para ser más eficientes. No se puede meter a todos los ciudadanos del planeta en la misma bolsa.

Lee también

El informe pone mucho énfasis en la transformación sistémica: ¿Podemos librarnos de una catástrofe ambiental dentro de este capitalismo global?

El informe en cierta forma dice que sí, que es posible. Pero se necesitan transformaciones sistémicas, cambios estructurales que tienen que darse rápido, no en algunas décadas. Hay un capítulo dedicado a los tipping points -puntos de no retorno- en el que se explican los riesgos de no acometer estas transformaciones. Si el planeta se calienta más y más, corremos el riesgo de que se produzcan cambios totales e irreversibles en las selvas, los glaciares y en los arrecifes de corales, un escenario donde ya no se puede volver atrás. Tenemos que empezar a tomar medidas ambiciosas y estructurales para no llegar a esto.

Tenemos una fascinación con el PIB. Fue necesario en su momento para medir el progreso de las naciones, pero ya no es útil

Edgar GutiérrezCientífico ambiental

¿Cuáles son estas transformaciones sistémicas?

Un ejemplo: no podemos seguir extrayendo minerales para la producción de artículos que los usamos hoy y los tiramos mañana a la basura. Tenemos que empezar a habilitar un mercado secundario de productos que nos ayude a disminuir la tasa de extracción. Porque la extracción no es solamente la extracción de los minerales. Es toda la modificación de los hábitats y de los ecosistemas. Otro ejemplo: en materia de alimentación, todos los actores involucrados (responsables de políticas, la industria, el sector financiero, los agricultores y los consumidores) deben cambiar a dietas saludables y sostenibles, incluido un mayor consumo de alimentos de origen vegetal, adoptar prácticas de producción con menos impactos que las actuales y reducir las pérdidas y desechos de los alimentos.

El informe también cuestiona que el PIB siga siendo el indicador estrella para medir el bienestar de los países. ¿Pueden los países desarrollados seguir creciendo en este escenario de múltiples crisis ambientales?

El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, lleva insistiendo desde hace años en la necesidad de ir más allá del PIB. En este documento lo ratificamos. Es un indicador que efectivamente es útil para medir la producción económica, pero no es útil para medir el progreso de las naciones. Lo cierto es que tenemos una fascinación con el PIB. Fue necesario en su momento, pero ya no. Lamentablemente todavía no tenemos un indicador que mida el componente ambiental. Todavía está pendiente esta tarea.

Otro de los coordinadores del informe, Robert Watson, científico del IPCC y ex asesor de la Casa Blanca en la época de Barack Obama, reconoce que el clima de la Tierra se está calentando más rápido de lo que jamás imaginamos. ¿Qué está pasando?

Que a todos nos sorprende la velocidad del cambio climático. Por eso la urgencia de actuar ya, no podemos esperar más tiempo. No todos los países están comprendiendo la gravedad del asunto. Algunos líderes están hasta poniendo en duda la existencia del cambio climático, lo están negando, desmantelando programas, equipos científicos, quitando recursos. También hay otros países que están haciendo esfuerzos muy grandes, que están liderando la transición hacia energías limpias, que están aplicando leyes para proteger los ecosistemas. No es que uno se quede con la parte negativa, es que la escala de transformación sigue siendo pequeña. Todos los convenios y compromisos internacionales que se han hecho caminan. Pero no avanzan al paso que el momento histórico obliga, que es un paso mucho más rápido.

¿Hay algún mensaje esperanzador en este diagnóstico tan sombrío?

Claro que sí. Lo dejamos bien claro en el informe: todavía tenemos posibilidades de revertir este panorama. La ventana de oportunidad está abierta, pero depende de una transformación fuerte y profunda. Claro que la apertura de esta ventana es mucho menor a la que había en 2019, cuando publicamos la sexta edición de este trabajo. No podemos aspirar a mejorar la salud del planeta si seguimos degradando tierras a los ritmos actuales, una superficie que cada año equivale al tamaño de países como Etiopía o Colombia.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...