“Demasiadas corporaciones obtienen ganancias récord a costa de la devastación climática”, ha proclamado António Guterres, en la sesión de apertura de la cumbre de líderes mundiales que reúne hoy y mañana a representantes de 143 países en Belém (Brasil). Este es un encuentro previo a la conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará entre el lunes día 10 y el día 21 de noviembre.
Guterres ha arremetido duramente contra las empresas de la energía fósil y contra el hecho que “demasiadas promesas” relacionadas con la acción climática se estancan. “Demasiados líderes siguen siendo rehenes de los intereses de los combustibles fósiles, en lugar de proteger el interés público”, recalcó.
Para el secretario general de Naciones Unidas, el efecto perverso de la inacción climática es claro. El aumento de temperaturas pone al planeta y a la humanidad en peligro; existen soluciones para transformar las economías y a nuestras poblaciones; pero, un gran “obstáculo” es la falta de “valentía política”. “Demasiados países carecen de los recursos necesarios para adaptarse y están excluidos de la transición hacia la energía limpia. Y demasiadas personas están perdiendo la esperanza de que sus líderes actúen algún día”.
Guterres denunció con vehemencia que “los combustibles fósiles siguen recibiendo cuantiosos subsidios -dinero de los contribuyentes- y apoyo político” y que se sigue “gastando miles de millones” en actividades de lobbies, “engañando a la opinión pública y obstaculizando el progreso”. Y esto no solo es “miope. Es autodestructivo”, sentenció.
La cruda realidad es que no hemos logrado mantener el calentamiento del planeta por debajo de 1,5ºC
Guterres reiteró que “la cruda realidad es que no hemos logrado” mantener el calentamiento del planeta por debajo de 1,5ºC. Y por eso “es inevitable” una superación temporal de ese umbral que se producirá “a más tardar a principios de la década de 2030”, algo que considera un fracaso “tras décadas de negación y retrasos”,
Por eso, recordó que “necesitamos un cambio de paradigma fundamental” para limitar la duración y la magnitud de esa superación para “reducirlo rápidamente”.
Puso énfasis en resaltar que una superación temporal de ese calentamiento “desatará una destrucción y unos costes mucho mayores para todas las naciones”.
Es decir, rebasar ese umbral “podría llevar a los ecosistemas a puntos de inflexión catastróficos e irreversibles”, a “exponer a miles de millones de personas a condiciones inhabitables y a agravar las amenazas a la paz y la seguridad”.
“Cada fracción de grado comporta más hambre, más desplazamientos, más dificultades económicas y más vidas y ecosistemas perdidos”.
Más emisiones y este puede ser el segundo o tercer año más caluroso
Todo esto sucede mientras las emisiones de gases invernadero alcanzaron el año pasado un nuevo récord. Además, este jueves, la Organización Meteorológica Mundial confirmó que las emisiones continuaron aumentando este año.
Igualmente, el año 2025 se perfila como el segundo o tercer año más cálido desde que se iniciaron los registros hace 180 años.
Guterres explicó que, pese a todo, los científicos aún creen que es posible “mantener un planeta habitable” y hacer que las temperaturas “vuelvan a estar por debajo de 1,5 °C antes de que termine el siglo”, lo cual comporta actuar “con rapidez y a gran escala” para minimizar el sobrecalentamiento”.
¿Y cómo se puede? Su receta es clara: “reduciendo inmediatamente el pico de emisiones globales; disminuyéndolas drásticamente esta década; acelerando la eliminación gradual de los combustibles fósiles; reduciendo drásticamente el metano y otros contaminantes climáticos de vida corta; y protegiendo los bosques y los océanos, los grandes sumideros de carbono de la naturaleza”.
El plan que propone la ONU es pues alcanzar un balance de emisiones netas cero para mitad de siglo y “avanzar rápidamente hacia emisiones netas negativas sostenidas para que las temperaturas vuelvan a estar por debajo de 1,5 grados”.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicado esta semana, señala que los planes actuales presentados por los gobiernos a la ONU comportan un calentamiento de entre 2,3 °C y 2,5 °C, un nivel que, según los científicos, conllevaría un aumento drástico de los fenómenos meteorológicos extremos y daños devastadores a algunos de los ecosistemas naturales más importantes del planeta. Si no se aplicaran estos planes, es decir, con la mera aplicación de las políticas actuales, la subida de temperatura sería de 2,8ºC este siglo.
Mejor preparados que nunca
El secretario general de Naciones Unidas, pese a todo, expresó su convicción de que “nunca hemos estado mejor preparados para combatir” el calentamiento.
En este sentido, subrayó que, en la década transcurrida desde el Acuerdo de París, “se ha consolidado una revolución de la energía limpia” y el año pasado, “casi toda la nueva capacidad de generación de energía provino de fuentes renovables”.
Tan solo en 2023, el sector de las energías limpias impulsó el 10 % del crecimiento del PIB mundial.
En 2024, los inversores invirtieron 2 billones de dólares estadounidenses en energías limpias, 800.000 millones más que en combustibles fósiles.
Las energías limpias están ganando terreno en precio, rendimiento y potencial.
La cumbre de Belém, la agenda
Guterres recuerda que la próxima conferencia sobre cambio climático de Brasil debe servir para “impulsar” la acción climática el próximo decenio (hasta 2035), con los nuevos planes naciones de acción climática. “Los países deben acordar un plan de respuesta audaz y creíble para cerrar la brecha de ambición” con la vista puesta en el umbral de los 1,5ºC.
En lo concreto, esto supone, entre otros elementos, “impulsar una nueva era energética” que pivote sobre energías renovables y la eficiencia energética. Y, además, este plan supone detener y revertir la deforestación para 2030; reducir las emisiones de metano y establecer calendarios para la eliminación gradual del carbón. Para Guterres se necesita también “detener la aprobación de nuevas centrales de carbón y a la exploración o expansión de yacimientos de petróleo y gas”.
En la COP 28 de Dubái, “los países se comprometieron a abandonar los combustibles fósiles”, recordó.
La financiación
Por otra parte, el secretario general de Naciones Unidas reclamó una “hoja de ruta clara y creíble” para reunir los 1,3 billones de dólares estadounidenses anuales en financiación climática para los países en desarrollo para 2035, tal como se acordó en la COP 29 de Bakú (Azerbaiyán)
Y, en este camino, los países desarrollados deben liderar la movilización de 300.000 millones de dólares anuales y cumplir sus compromisos, proporcionando financiación asequible y predecible a la escala acordada.
Aún es posible evitar los peores estragos
Aún existe la posibilidad de que el mundo evite los peores estragos del cambio climático y vuelva al objetivo de limitar el calentamiento por debajo 1,5 °C siempre y cuando los gobiernos toman medidas concertadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Un informe de Análisis Climáticos afirma que los objetivos de los gobiernos son insuficientes y deben revisarse con urgencia, e insta a impulsar rápidamente el uso de energías renovables y la electrificación de sectores clave como el transporte, la calefacción y la industria.
Los investigadores afirman que su hoja de ruta podría garantizar que el calentamiento alcance un máximo de 1,7 °C antes de 2050. Y añaden que este podría reducirse a 1,5 °C para finales de siglo mediante la eliminación gradual de los combustibles fósiles y el uso de tecnologías de captura de carbono para extraer dióxido de carbono de la atmósfera
El informe de Climate Analitics actualiza los escenarios del sexto informe de evaluación del IPCC y establece lo que habría que hacer para limitar el calentamiento para que no supere los 1,5 °C y lograr que las temperaturas vuelvan a situarse muy por debajo de 1,5 °C antes de 2100.
El escenario de máxima ambición muestra cómo una acción climática transformadora puede ralentizar y limitar el calentamiento para el 2050 hasta un máximo de 1,7°C. Las temperaturas podrían descender muy por debajo de 1,5 °C para 2100, gracias a una rápida eliminación gradual de los combustibles fósiles, reducciones sustanciales de las emisiones de metano y la ampliación de las tecnologías de captura de carbono.
Sin embargo, esto no eliminará los efectos de superar los 1,5 °C. Los científicos son conscientes de varios puntos de inflexión o punto de no retorno clave —como el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia y la posibilidad de que la selva amazónica pase de ser un sumidero de carbono a una fuente de emisiones de carbono a la atmósfera— que podrían desencadenarse a medida que la Tierra se caliente aún más.
No está claro a qué temperaturas podrían darse estos sucesos climáticos, y cada fracción de grado de calentamiento supone un riesgo. Un punto de inflexión clave, el blanqueamiento de los corales en mares que se calientan, podría haberse alcanzado ya, según un estudio reciente.
“Superar los 1,5 °C es un lamentable fracaso político que acarreará mayores daños y un riesgo de puntos de inflexión que, de otro modo, podrían haberse evitado. Sin embargo, esta hoja de ruta demuestra que aún está en nuestras manos lograr que el calentamiento vuelva a situarse muy por debajo de 1,5 °C para 2100. Debemos hacer todo lo posible por limitar el tiempo que permanezcamos por encima de este umbral de seguridad para minimizar el riesgo de daños climáticos irreversibles y la devastación que podría causar la superación de los puntos de inflexión”, dice Bill Hare, director ejecutivo de Análisis Climáticos.
“Los últimos cinco años nos han costado un tiempo valiosísimo en esta década crucial para la acción climática. Sin embargo, también han sido testigos de una revolución en energías renovables y baterías, que han batido récords en todo el mundo. Aprovechar este impulso puede ayudarnos a acelerar nuestro futuro de energía limpia y recuperar el tiempo perdido. La ventana de oportunidad para minimizar el sobrecalentamiento aún está abierta, pero se está reduciendo rápidamente. La decisión está en nuestras manos”, señala Neil Grant, experto de Análisis Climáticos
