“El envejecimiento del colectivo, la falta de relevo generacional y el aumento de costes asociados a la actividad cinegética son factores que perjudican la continuidad de la caza”, dice Joaquín Zarzoso, presidente de la Federació Catalana de Caça. Por estas y otra razones, considera imprescindible implementar políticas que fomenten la incorporación de nuevos cazadores, apoyen a quienes ya ejercen la actividad y se reconozcan la caza como una herramienta esencial de gestión del territorio. Si ese apoyo, el control del jabalí y de otras especies “puede verse seriamente comprometido en los próximos años”.
Zarzoso señala que, pese al bajón en el número de licencias vigente, se ha incrementado el número de capturas, “pero a costa de un sobreesfuerzo del colectivo” de cazadores. Sin embargo, en su opinión, esto “difícilmente es sostenible a medio y a largo plazo sin apoyo económico, relevo generacional y medidas estructurales”.
¿Cómo valora el plan para reducir a la mitad la población de jabalíes para disminuir los riesgos de la peste porcina, como propuesto el conseller d'Agricultura, Òscar Ordeig? ¿Es posible?
La Federació Catalana de Caça lo valora de forma positiva, pero somos prudentes al enjuiciar la propuesta del conseller. Esta es una medida necesaria para minimizar el riesgo sanitario, evitar daños graves en la agricultura y reducir los accidentes de tráfico. No obstante, este objetivo solo será viable si se da a los cazadores los recursos, el soporte técnico y el marco legal adecuado, así como de una mejor coordinación con la administración.
¿A qué se refiere?
La Federació lleva años asumiendo un papel clave en el control de la población de jabalí, a menudo sin suficiente reconocimiento ni compensaciones. Incrementar ese esfuerzo implica asumir más gastos veterinarios de los perros de jabalíes, de municiones, desplazamientos y demás. Reclamamos que las medidas anunciadas vayan acompañadas de planes realistas, consensuados y sostenidos en el tiempo, para evitar que toda la responsabilidad y el coste recaigan exclusivamente sobre nuestro colectivo.
Hay que evitar que toda la responsabilidad y el coste de la reducción de las poblaciones de jabalíes recaiga exclusivamente sobre nuestro colectivo
Un millón de jabalíes cazados desde el año 2000 no ha acabado con la sobrepoblación. ¿Por qué no se ha resuelto todo esto cuando ya dura tantos años?
No se ha resuelto hasta ahora por varios factores. Entre otros, por la falta de un reglamento sancionador efectivo para las personas que no respetan la señalización de las batidas e interfieren la actividad cinegética, lo que dificulta gravemente el control poblacional; e incluso el robo de nuestros perros durante las cacerías.
Habrá más motivos en esa expansión…
El acceso fácil y constante de los al alimento, la disponibilidad de cultivos y los puntos de alimentación favorecen una reproducción excesiva del jabalí. A todo esto se suma la limitación de espacios efectivos de caza (zonas de seguridad, refugios de fauna) además de la presión social y administrativa en la tramitación rápida de los permisos excepcionales. Creemos que es imprescindible la adopción de medidas sancionadoras claras, que haya responsabilidades compartidas y el reconocimiento del papel esencial de la caza. Somos un colectivo estigmatizado.
Se habla de un plan de choque, pero ya hubo uno en 2022.
Los planes de choque para el control de la población de jabalí han funcionado. Lo demuestran los datos. Cada año abatimos más jabalíes, lo que indica un incremento real del esfuerzo personal y económico de los cazadores, además de la efectividad de las actuaciones de control.
¿Algún ejemplo?
Un claro ejemplo es el de Collserola, donde la Federació conjuntamente con la Administración, llevó a cabo pruebas piloto de campo con sistemas de visión nocturna. Estas pruebas han permitido autorizar e incorporar esta tecnología de última generación que mejora notablemente la seguridad de las actuaciones y la efectividad del control poblacional, especialmente en entornos periurbanos complejos. Cuando hay coordinación, voluntad y herramientas adecuadas, es posible avanzar de forma significativa en la gestión del jabalí.
¿Qué queda por aplicar de ese plan?
Cualquier plan de control efectivo necesita el asesoramiento de nuestro colectivo. Somos los mejores conocedores de las zonas de caza, de las densidades de jabalí y de cómo actuar de forma diferente según cada zona de nuestros cotos. Además, es necesario extender el uso de tecnologías que ya han demostrado su eficacia, como la visión nocturna, y completar el desarrollo de protocolos de actuación claros, medidas sancionadoras efectivas y mecanismos de apoyo económico que permitan sostener el creciente esfuerzo que asume de forma directa nuestro sector.
¿Desde cuándo se cobra por capturar los jabalíes?
En Catalunya las ayudas para la captura de jabalíes y su fomento se han ido implantando progresivamente en los últimos años, con regulaciones específicas aprobadas para estimular las capturas y reducir la densidad de jabalí en el medio, vinculadas también a la prevención de enfermedades ganaderas como son la Peste Porcina Africana y la tuberculosis.
¿Desde cuándo?
Las ayudas por captura se empezaron a estructurar formalmente desde el año 2024 con la aprobación de la orden 125/2024, y desde entonces se han realizado convocatorias anuales de subvenciones para apoyar el control poblacional y el sector cinegético en su tarea de reducir la densidad de la población de jabalí. Actualmente, las ayudas que recibimos el colectivo de cazadores por jabalí abatido es de 20 euros por jabalí que vaya a comercialización, no para autoconsumo.
El bajón en el número de cazadores activos puede agravar el problema. Cada vez recae sobre menos personas un esfuerzo más intenso y constante
Las licencias vigentes de caza se han desplomado ¿Cree que el problema de la sobrepoblación se agravará si hay menos cazadores?
En los últimos años, las licencias de caza han disminuido de forma progresiva, lo que supone un riesgo evidente para la continuidad y la eficacia del control de la población de jabalí. Este bajón del número de cazadores activos puede agravar el problema, ya que cada vez recae sobre menos personas un esfuerzo más intenso y constante.
¿Entonces?
Si no se revierte esta tendencia, mantener los niveles actuales de capturas será cada vez más difícil, especialmente en un contexto en el que se pide incrementar el esfuerzo cinegético por reducir densidades y prevenir riesgos sanitarios como la peste porcina africana. El envejecimiento del colectivo, la falta de relieve generacional y el aumento de costes asociados a la actividad -logísticos, veterinarios y administrativos son factores que perjudican la continuidad de la caza.
¿Qué propone, pues?
Por este motivo, la Federación considera imprescindible implantar políticas que fomenten la incorporación de nuevos cazadores, apoyen a quienes ya ejercen la actividad y reconozcan la caza como una herramienta esencial de gestión del territorio. Sin este soporte, el control del jabalí y de otras especies puede verse seriamente comprometido en los próximos años.
Hay una tendencia de incremento en el número de capturas de jabalíes, pero hay menos cazadores. ¿Cómo es posible?
Es posible tener más capturas con menos cazadores por una combinación de factores que han cambiado profundamente la forma de gestionar el jabalí en los últimos años:. En primer lugar, ha habido un incremento muy significativo del esfuerzo de las sociedades, de los grupos y del propio cazador. Los cazadores que continúan activos salen más días, hacemos más redadas y asumimos más responsabilidades, a menudo de forma voluntaria, para dar respuesta a una problemática creciente de nuestro campesinado principalmente.
¿Otras razones?
En segundo lugar, están las autorizaciones excepcionales, batidas selectivas y actuaciones fuera de la temporada ordinaria de caza, que permiten actuar de forma más continuada y focalizada allí donde las densidades son más altas. De hecho, nuestro colectivo está “trabajando todo el año” con mucho esfuerzo personal y económico con una labor social no reconocida por la propia sociedad. También ha sido clave la incorporación de tecnología y nuevas herramientas, como los sistemas de visión nocturna, que aumentan la eficacia de cada intervención. Hemos mantenido o incrementado el número de abatimientos, pero a costa de un sobreesfuerzo del colectivo, algo que difícilmente es sostenible a medio y a largo plazo sin apoyo económico, relevo generacional y medidas estructurales. En definitiva, el aumento de capturas con menos cazadores ha sido posible, pero no es una situación estable ni deseable si no va acompañada de políticas de apoyo al colectivo de cazadores.
El aumento de capturas con menos cazadores ha sido posible, pero no es una situación estable ni deseable si no va acompañada de políticas de apoyo
-Se habló hace tres años de crear la figura del cazador experto como figura reconocida por la futura ley de caza.¿Qué opina?
La figura del cazador experto queda reconocida con la publicación del decreto ley 5/2024, de 24 de abril, por el que se establecen medidas extraordinarias y urgentes de apoyo al sector agrario gravemente afectado por la sequía, así como otras medidas urgentes de carácter económico y administrativo. Desde hace muchos años, la Federació Catalana de Caça ha venido impulsando formación específica, continua y reglada para el colectivo de cazadores, especialmente en materia de seguridad, gestión de fauna, sanidad animal y actuaciones en zonas sensibles. Gran parte del profesorado que imparte formación oficial de la Administración procede directamente de la Federació. Pedimos que esta formación de la Federació sea reconocida. Hemos venido impulsando formación específica, continua y reglada para el colectivo de cazadores, especialmente en materia de seguridad, gestión de fauna, sanidad animal y actuaciones en zonas sensibles.
¿Están preparados los cazadores para llevar a cabo la tarea encomendada?
El colectivo de cazadores está sobradamente preparado para llevar a cabo este tipo de actuaciones extraordinarias de control poblacional, con muchos y años de experiencia demostrable y con un historial de incidencias prácticamente nulo. Esta experiencia no es teórica, sino basada en la práctica constante sobre el terreno, en condiciones reales y frecuentemente complejas.
¿Quién reconoce su capacitación?
Cada sociedad de cazadores conoce perfectamente cuáles son sus miembros más expertos, aquellos con una trayectoria contrastada, responsabilidad acreditada y un profundo conocimiento del territorio y de la fauna. Esta capacidad de autorregulación y selección interna es una garantía adicional de eficacia y seguridad. El colectivo de cazadores dispone desde hace muchos años de profesionales formados, experimentados y comprometidos, plenamente capacitados para colaborar de forma decisiva en la gestión del jabalí y en la protección del sector agrario, del medio natural y de la seguridad pública. Este es el auténtico cazador experto y profesional
Joaquín Zarzoso
Hay quienes creen que el problema de la sobrepoblación de jabalíes no se resuelve solo con caza. ¿Qué opina?
La caza no es solo una actividad recreativa, sino que hoy en día se ha convertido en un instrumento necesario de control de poblaciones de muchas especies en un contexto en el que los depredadores naturales han desaparecido y en el que el jabalí ha encontrado condiciones óptimas para reproducirse: abundancia de alimento, ausencia de presión natural y una gran capacidad de adaptación a los entornos humanos, en definitiva.
¿Qué pasaría sin caza?
Sin la caza, las poblaciones crecerían aún más, se incrementarían los accidentes de tráfico, y se ocasionarían graves daños a la agricultura, y habría más riesgos sanitarios (como la peste porcina africana, tuberculosis, sarna y demás) y los conflictos con la población urbana y periurbana. La caza se practica bajo criterios técnicos, regulación administrativa y conocimiento del medio, a menudo en coordinación con la administración y los agentes rurales. Los cazadores son los principales colaboradores en la gestión de la fauna, y asumen costes económicos y dedican tiempo de forma voluntaria para reducir densidades allí donde otros métodos son inviables, caros o insuficientes.
La caza es un instrumento necesario de control de poblaciones de muchas especies porque los depredadores naturales han desaparecido
La caza ha sido prohibiden en un radio de 20 kilómetros de la zona cero. ¿Cómo afectan estas restricciones al eolectivo?
Desde la Federación Catalana de Caza pedimos al Departament apoyo para garantizar la continuidad de unas sociedades que prestan un servicio público esencial. Las sociedades de cazadores, especialmente las ubicadas en el radio de 0 a 20 kilómetros asumirán un impacto directo derivado de las nuevas medidas: pérdida de actividad ordinaria, restricciones, incremento de obligaciones y, como consecuencia, pérdida de socios.
¿Y qué comporta?
Esta pérdida de socios pone en grave riesgo la viabilidad de muchas sociedades, que verán cómo se reducen las cuotas de ingreso mientras se mantienen o incluso aumentan los gastos fijos: seguros, mantenimiento de locales, gestión de cotos, formación obligatoria, trámites administrativos y colaboración con la administración en el control y vigilancia de las poblaciones. Cabe recordar que las sociedades de cazadores son entidades sin ánimo de lucro, sostenidas casi exclusivamente por el esfuerzo económico y personal de sus miembros.
Si las sociedades de caza desaparecen o se debilitan, se pone en riesgo todo el sistema de gestión de la fauna
¿Están en peligro la continuidad de esas sociedades?
Si estas entidades desaparecen o se debilitan, no sólo se perjudica al colectivo de cazadores, sino que se pone en riesgo todo el sistema de gestión de la fauna en Catalunya. Las sociedades cinegéticas son quienes, de forma constante y sobre el terreno, asumen el control del jabalí, la prevención de daños agrícolas, la reducción de riesgos viarios y la colaboración con campesinos y ayuntamientos, a menudo sin compensación económica alguna.
¿Entonces, qué piden?
Por este motivo, se pide al Departament que articule ayudas directas a las sociedades de cazadores, similares a las que se conceden a otros sectores que prestan servicios de interés general. Estas ayudas deberían servir para compensar la pérdida de ingresos, garantizar la continuidad de las entidades, reforzar la formación de los cazadores expertos y asegurar que el territorio siga disponiendo de una estructura operativa y eficiente de gestión cinegética. Invertir en las sociedades de cazadores no es un gasto, sino una inversión en seguridad, equilibrio ambiental y soporte al mundo rural. Sin este apoyo, la situación actual puede pasar una factura muy elevada a medio y largo plazo, con menor capacidad de gestión, más conflictos y un problema del jabalí aún más grave y descontrolado.


