Las colillas, el vidrio, los aceites de motor, el papel y el plástico, la basura que más incendios causa
Contaminantes más peligrosos
La aplicación Marnatura usa inteligencia artificial para guiar a los usuarios en como caracterizar los residuos para que sean menos contaminantes.
Campaña de Greenpeace contra la 'basuraleza'.
Dos de las organizaciones encargadas de la lucha contra la contaminación y la conservación de la biodiversidad, Ecoembes y SEO/BirdLife, han detectado que las colillas y cigarrillos, los restos de vidrio, el aceite o combustible, el papel y los plásticos tienen una relación directa o indirecta con los incendios forestales que ocurren cada verano.
El Proyecto LIBERA, iniciado en 2017, se creó con diversas actividades para concienciar a la población sobre la contaminación que generan los residuos abandonados por las personas en entornos naturales, a los que han denominado “basuraleza”.
El 15% de los incendios estaban provocados por colillas mal apagadas
En primer lugar, destacan las colillas, que representan un riesgo mayor del que se suele creer. “Los datos de un estudio en Australia indicaban que el 15% de los incendios estaban provocados por colillas mal apagadas”, explica Sara Güemes, encargada del Proyecto LIBERA. Además, señala que “no basta con apagarlas”, ya que, al estar compuestas por materiales como celulosa, plástico y restos de arsénico, además de unos 400 contaminantes, entre ellos metales pesados, pueden llegar a contaminar hasta 40 litros de agua dulce y 5 litros de agua salada.
El problema no se limita a la contaminación: también afecta a la fauna. “Puede haber colonias de anfibios donde la nicotina de las colillas afecte de forma directa a toda la colonia”, advierte Miguel Muñoz Carmona, técnico de medio ambiente.
Los vidrios y cristales pueden provocar incendios al generar el llamado “efecto lupa”
En segundo lugar, los vidrios y cristales se sitúan entre los principales responsables, ya que pueden provocar incendios al generar el llamado “efecto lupa”. Este fenómeno ocurre cuando el vidrio refleja y amplifica la luz solar, que al entrar en contacto con pasto seco o con árboles especialmente inflamables, como los pinos, puede desencadenar un incendio de forma espontánea.
En tercer lugar, el aceite de motor y otros combustibles derramados en las carreteras son otro factor de riesgo. Estos líquidos no solo contaminan el suelo y las aguas subterráneas mediante filtraciones, sino que además actúan como acelerantes del fuego en caso de ignición, avivando las llamas y aumentando la peligrosidad de los incendios.
Por último, aunque no son causantes directos, el papel y los plásticos juegan un papel relevante como agravantes. Ambos materiales arden con facilidad y, transportados por el viento, ayudan a expandir las brasas, lo que contribuye a la propagación del fuego.
Los plásticos son residuos que afectan gravemente a la fauna
No obstante, los plásticos van mucho más allá de su papel en los incendios. Estos residuos afectan gravemente a la fauna. Las aves, especialmente las cigüeñas, utilizan con frecuencia este material para construir sus nidos, lo que provoca enredos y amputaciones. “En aquellas cigüeñas que utilizan especialmente este material se observa una grave incidencia de enredos y amputaciones”, afirma Muñoz.
Además, las aves marinas, “que se guían por el olfato para alimentarse”, se ven engañadas por los compuestos que liberan los plásticos al degradarse. “Da la casualidad de que la degradación de los plásticos grandes en partículas más pequeñas libera dimetilsulfuro, un compuesto químico orgánico que huele parecido a ciertos procesos metabólicos de las algas. Esto lleva a que las aves los ingieran creyendo que son alimento”, explica Muñoz y que “la descomposición de los plásticos en microplásticos afecta directamente a todas las cadenas tróficas, multiplicando el impacto ambiental” confirmó.
Otros residuos, como los restos de comida, también contribuyen indirectamente al problema. Aunque no suelen ser causa directa de incendios, atraen a la fauna silvestre hacia las carreteras, lo que incrementa el riesgo de accidentes de tráfico que, a su vez, pueden provocar derrames de aceites y combustibles, favoreciendo así la propagación de las llamas.
Para reducir estos elementos contaminantes, el Proyecto LIBERA ha desarrollado múltiples estrategias orientadas a la educación ambiental y la innovación tecnológica.
La propia aplicación te da la posibilidad de hacer una foto al residuo y, si no sabes exactamente dónde debe ir colocado, la IA te recomienda el lugar correcto
Entre ellas, destacan las recogidas ciudadanas en entornos naturales, en las que se emplea la aplicación Marnatura para registrar los residuos recogidos. Esta herramienta utiliza inteligencia artificial para ayudar a los voluntarios: “La propia aplicación te da la posibilidad de hacer una foto al residuo y, si no sabes exactamente dónde debe ir colocado, la IA te recomienda el lugar correcto”, explica Muñoz.
El uso de nuevas tecnologías se extiende también a los drones, a los que se ha enseñado a reconocer residuos gracias a la inteligencia artificial, lo que permite caracterizar áreas mucho más amplias. Muñoz asegura que “este uso de la tecnología tiene un alto potencial, y aún tendrá más en el futuro. No solo para la caracterización de residuos, sino también en el descubrimiento y fabricación de nuevos materiales que puedan sustituir al plástico”.
Además, a través de Aulas LIBERA, el proyecto educa a estudiantes con dinámicas participativas y salidas al campo, fomentando soluciones creativas como exposiciones artísticas.
Se impulsan campañas de sensibilización como “Las colillas son basura”
En paralelo, se impulsan campañas de sensibilización como “Las colillas son basura”, especialmente en primavera y verano, y se trabaja junto a los municipios mediante charlas, webinars y propuestas de ordenanzas contra el abandono de residuos.
Por último, los datos recogidos son compartidos con las autoridades para promover políticas más efectivas, entre ellas la creación de un Real Decreto sobre las colillas, con el objetivo de lograr un impacto legislativo y social duradero.
Como concluye Sara Güemes: “Concienciar es clave para entender que, hasta el gesto más pequeño, como tirar una colilla, puede desatar un incendio y destruir un ecosistema entero”.