Para muchos ciudadanos, el coche es una extensión de su cuerpo. Se usa a diario por necesidad, pero también por costumbre, aun cuando existen otras alternativas de movilidad más rápidas, baratas y menos contaminantes. Para romper esta inercia, el Ayuntamiento de Lleida ha lanzado una iniciativa pionera en España: la entrega de un kit de movilidad sustentable -abono de transporte público y bicicletas eléctricas- para que los vecinos dejen sus coches aparcados durante un mes. “Los participantes de este proyecto están descubriendo que existen otras formas de moverse, no sólo sin emisiones, sino también más cómodas y rápidas”, celebran desde el consistorio.
Los coches ocupan casi el 70% del espacio urbano, según ha comprobado la Red ‘Ciudades que Caminan’ tras analizar una amplia variedad de vías urbanas españolas (950 calles de 85 urbes). Esto quiere decir que los vehículos, en su mayoría a combustión -emiten CO2 que calientan la atmósfera-, se imponen sobre peatones y ciclistas. El diagnóstico de esta administración catalana es que el movimiento de muchos de estos coches se hace más por rutina que por falta de alternativas más eficientes.
El objetivo es concienciar a la ciudadanía de que existen medios de transporte más rápidos, menos contaminantes y más saludables
Cartel publicitario de la campaña del Ayuntamiento de Lleida
Para comprobar su hipótesis, la concejala de Seguridad, Movilidad y Civismo propuso el año pasado emular la experiencia de una ciudad de Suiza: estimular a los vecinos a no usar el coche durante un mes. ¿Cómo? Entregando de forma gratuita abonos de transporte, bicicletas eléctricas y accesorios para su uso, como casco, candado, mochila, botella reutilizable y un reloj cuentapasos.
El Ayuntamiento habilitó un registro online para los interesados en participar del proyecto. La primera edición fue en mayo. Se inscribieron más de 100 vecinos, de los cuales 10 fueron seleccionados. Un segundo grupo -otros 10 ciudadanos- están viviendo la experiencia en estos días. La selección se hace con voluntarios de diversos barrios, edades y ocupación (estudiantes y trabajadores) para que el experimento sea lo más representativo posible.
Los requisitos para participar son ser mayor de edad y residente en la ciudad de Lleida, disponer de carné de conducir, justificar que se utiliza el vehículo privado como medio de transporte habitual y saber montar en bicicleta.
Varios ciudadanos han recibido por parte del Ayuntamiento bicis eléctricas para participar en la campaña
“El objetivo es concienciar a la ciudadanía de que existen medios de transporte alternativos al vehículo privado más rápidos, menos contaminantes y más saludables. Seguimos el ejemplo de experiencias de este tipo realizadas en otras ciudades europeas, como en Suiza. Los primeros resultados son muy alentadores”, explica la concejala Cristina Morón.
Según los expertos que han asesorado al Ayuntamiento, muchas personas utilizan el vehículo privado “por costumbre, porque perciben que caminando, yendo en bici o en transporte público tardan más de lo que realmente tardarían”. En esta ecuación, los automovilistas suelen omitir el tiempo que pasan en atascos, buscando aparcamiento o caminando desde el parking al destino final.
En las ciudades españolas, muchos de los recorridos que se hacen en coches son de pocos kilómetros. Un ejemplo: una encuesta de movilidad de la Comunidad de Madrid (2020) reveló que de los 15 millones de desplazamientos diarios en la región dos tercios son de menos de cinco kilómetros.
“Tenemos muchos retos de antemano como el desarrollo del Plan de Movilidad Urbana y Sostenible y la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones y esto nos interpela a mejorar la accesibilidad de la ciudad, a realizar una reordenación y replanteamiento de la red de autobuses de la ciudad y también promover la convivencia de los diferentes medios de transporte: rutas a pie, bici, autobús y vehículo privado”, explica Morón sobre las razones para lanzar esta prueba piloto.
La exitosa prueba que hizo Suiza
En la región suiza de La Broye, cerca del lago de Neuchatel, una zona alejada de grandes ciudades, el 95% de los habitantes tiene coche. Su uso es generalizado pese al gran desarrollo de la red ferroviaria de este país europeo, una de las más eficientes del mundo. Según las estadísticas de los gobiernos locales que componen esta región, el promedio de desplazamientos diarios en vehículos privados oscila entre los 5 y los 15 kilómetros, la mayoría para desplazarse a los lugares de trabajo.
En 2023, el 60 % de los vecinos admitió en una encuesta su deseo de desplazarse de una manera más respetuosa con el medio ambiente. Con este resultado, las autoridades políticas de uno de estos municipios lanzaron el año pasado el mismo proyecto que ahora recoge Lleida. En lugar de 10, fueron 40 los seleccionados para participar de la experiencia. Además del abono de transporte público y las bicicletas, los beneficiarios tuvieron la posibilidad de acceder de forma gratuita al servicio de carsharing (alquilar un coche por períodos cortos de tiempo pagando solo por el uso).
Durante 30 días, todos dejaron sus coches en los garajes o aparcados en la calle. 19 usaron el transporte público, 21 se subieron a las bicicletas de carga eléctrica y 14 ciudadanos usaron también el alquiler de coche. Tras los buenos resultados -casi todos los participantes admitieron que descubrieron nuevas formas de moverse-, en 2025 la iniciativa se extendió a otros cinco municipios.
Al finalizar este experimento, el 10 % de los 33 participantes afirmó tener intención de vender su coche y el 24 % pensaba reducir su uso. Según los testimonios recogidos, dejar el coche aparcado para trabajar fue mucho más sencillo que para los traslados de ocio. Muchos participantes reconocieron las dificultades de hacer viajes de placer sin el vehículo personal. “Queremos impulsar a las personas para quienes dejar el coche es un obstáculo. Hemos dado un primer paso muy prometedor”, resumió Gabriela Kämpf, representante municipal de la Oficina de Sostenibilidad de la primera ciudad en lanzar el proyecto.
Bicicletas restauradas
Además de esta iniciativa, Lleida ha lanzado otro programa innovador al implementar en enero de este año su Zona de Bajas Emisiones (ZBE): un servicio de préstamo de bicicletas restauradas para los mayores de 14 años que estén empadronados o acrediten residir en la ciudad.
Las bicicletas en desuso fueron recuperadas y recicladas por una cooperativa. Cuentan con una cesta portaequipajes, cambio de marchas y sistema de seguridad completo. Algunas son eléctricas, destinadas a personas con necesidades de recorrer distancias más largas y para los vecinos con dificultades físicas.
El proyecto cuenta con varias fases. En el primer semestre del año se entregaron 30 bicicletas. Entre finales de año y principios de 2026 se expandirá hasta los 50 vehículos y se creará un espacio para la movilidad sostenible, con el objetivo de fomentar una comunidad ciclista. El consistorio espera que en 2027 sean más 70 las bicicletas entregadas. “Este es solo el inicio, el programa se desplegará en varias fases hasta consolidarse como un servicio importante en la movilidad de la ciudad”, explicó el alcalde Fèlix Larrosa en la presentación de este proyecto.
El préstamo tiene una duración inicial de 6 meses, con posibilidad de renovación de hasta un año. La fianza es de 60 euros, y el servicio de mantenimiento integral está incluido. Los usuarios reciben una formación en seguridad vial y de funcionamiento y mantenimiento de la bicicleta.
Uno de los objetivos de la medida es que, una vez finalizado el período de cesión, las personas usuarias se sientan “más cómodas y seguras circulando en bicicleta por la ciudad”. De esta forma, se pretende que, después de la experiencia, acaben adquiriendo su propia bicicleta, “consolidando así un cambio de hábitos hacia una movilidad más sostenible y respetuosa con el entorno”.
Para Morón, las dos iniciativas de Lleida van en la misma dirección: fomentar una movilidad más sustentable, empoderar a la juventud en la descarbonización, favorecer la economía circular y promover la salud de la ciudadanía.


