Los termómetros de mercurio han formado parte de los botiquines de los hogares durante décadas. Al menos, así fue hasta el año 2009, cuando entró en vigor la normativa de la Unión Europea que prohibía la fabricación y venta de los dispositivos de medición que contuviesen esta sustancia, amparada en la Directiva 2007/51/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, del 25 de septiembre de 2007. El principal motivo tuvo que ver con su peligrosidad para el bienestar de las personas y también a causa de su impacto negativo en el medioambiente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al mercurio como una de las diez sustancias químicas más “preocupantes” para la salud pública, dado que puede ser tóxico para el sistema nervioso, digestivo, inmunitario, respiratorio y renal. También afecta a la piel y a los ojos, según la OMS.
Por otra parte, se encuentran sus efectos perjudiciales para el medioambiente. Si bien el mercurio está presente de forma natural en el planeta, sus niveles se han disparado a causa de la actividad humana. Así lo advierte la Agencia Europea de Medioambiente (EEA), que estima un crecimiento excesivo a causa de las “cientos de miles de toneladas de mercurio” que han sido liberadas por la humanidad. Esto ha provocado que los niveles de mercurio en la atmósfera sean un 500% superiores a los naturales, y un 200% más en los océanos, señala la EEA.
Y, ¿cuál es el papel de los termómetros de mercurio en todo esto? Dado que está prohibida su fabricación y distribución, la clave será desechar los dispositivos de forma adecuada. “Hemos de asegurarnos de que manejamos y desechamos estos materiales correctamente, para que el mercurio que contienen se pueda recuperar de forma segura y no acabe en el medio ambiente”, apunta Ian Marnane, experto en uso sostenible de los recursos e industria de la EEA.
¿Cómo hay que deshacerse correctamente de un termómetro de mercurio?
A la hora de deshacerse de un termómetro de mercurio hay que tener en cuenta que estos no son reciclables, por lo que el proceso de desecho de este tipo de residuos deberá llevarse a cabo siguiendo una serie de pasos concretos y con precaución. Desde Ecoembes explican que estos dispositivos han de ser llevados a un Punto limpio, nunca a los contenedores habituales, en el que se encargarán de recoger y extraer el mercurio de forma adecuada.
En el caso de que el termómetro se haya roto, en Ecoembes aconsejan evitar tocar esta sustancia con las manos al descubierto y protegerlas con guantes antes de proceder a su manipulación. Por otra parte, también indican la importancia de cómo recoger ese mercurio, dado que la mejor opción consiste en optar por un papel, una cinta adhesiva o una jeringuilla, para así evitar esparcirlo más ni contaminar otros objetos, como podrían ser una escoba o aspiradora. Finalmente, se guardarán los restos en un bote de plástico, no en frascos, y se llevarán hasta el Punto limpio.