Por lo general, uno cree que apagar el ordenador es un proceso sencillo: botón de inicio, clic en ‘Apagar’, tapa cerrada y a otra cosa. Pero resulta que, según expertos como Toni Reboredo de Fast Byte, este gesto tan cotidiano está repleto de errores que podrían estar dañando tu equipo poco a poco. “Casi todo el mundo lo hace mal”, advierte el técnico informático en uno de sus vídeos en redes.
Apagar y esperar antes de cerrar
El error más común es cerrar la tapa del portátil demasiado rápido, justo después de darle la orden de apagado. Aunque la pantalla se ponga negra, eso no significa que el equipo haya terminado de apagarse. “El sistema sigue cerrando procesos en segundo plano, y si lo interrumpes, se pone en reposo y no termina de hacer su trabajo”, explica Reboredo. Esto no sólo puede generar errores de sistema, sino también un gasto innecesario de batería, porque el ordenador sigue consumiendo energía aunque no lo veas.
La clave está en observar la pequeña luz en el portátil, normalmente en el lateral o frontal. Mientras esa luz siga encendida, significa que el ordenador aún está activo. “Hay modelos que ni siquiera tienen esa luz visible, así que toca afinar el oído y esperar a que el ventilador se detenga por completo”, recomienda Reboredo. No es que haya que esperar minutos, basta con unos pocos segundos para dejar que el sistema finalice correctamente.
El problema es que, en muchos modelos actuales, al cerrar la tapa antes de que el equipo se apague por completo, lo que hacemos realmente es suspenderlo, y eso interrumpe el cierre de procesos importantes. Si esa interrupción ocurre de forma repetida, el sistema operativo puede empezar a mostrar fallos, ralentizarse o incluso corromper archivos.
Desactivar el ‘inicio rápido’ de Windows
Trabajo con ordenador
Más allá del gesto de cerrar la tapa, hay un ajuste en Windows que también conviene revisar: el “inicio rápido”. Según InfoComputer, una empresa especializada en ordenadores reacondicionados, este modo evita que el sistema se apague completamente, lo cual puede suponer un problema si lo que queremos es que el equipo se reinicie desde cero.
Desactivarlo es sencillo: se hace desde el Panel de control, entrando en las ‘Opciones de energía’. Hay que acceder a ‘Elegir el comportamiento del botón de inicio/apagado’ y desde ahí, desmarcar la opción de ‘Activar inicio rápido’. Guardas los cambios y listo. De esta manera, el sistema cerrará todos los procesos sin dejar nada pendiente, y eso ayuda a mantener el rendimiento del equipo en buen estado con el paso del tiempo.
La lógica detrás de todo esto es simple: un apagado correcto garantiza que el ordenador tenga menos errores, consuma menos batería y dure más. Es un gesto sencillo que, sin embargo, puede marcar la diferencia entre un portátil que rinde bien durante años y uno que empieza a dar problemas en poco tiempo.


