En la playa hay peligros que no se ven y hay que tener especial cuidado. No solo por el sol, las medusas o la temperatura de la arena, sino por objetos que quedan abandonados y que pueden causar daños serios. Entre ellos, los anzuelos. A veces se camuflan entre las algas, otras se quedan medio enterrados cerca de la orilla. Para quienes van con animales, el riesgo se multiplica, y un simple paseo puede acabar en urgencias.
En la arena
Acabó en el veterinario tras un paseo aparentemente normal
A Ari, una teckel que suele aparecer en vídeos de TikTok, le ocurrió mientras paseaba por la arena. Según contaron sus dueños en esa red social, el día transcurría con normalidad hasta que la vieron con un hilo de pescar colgando de la boca.
La imagen, grabada desde el asiento del coche mientras la llevaban al veterinario, muestra a la perra sentada con el sedal fuera y sin señales evidentes de dolor. Decidieron no tocar nada por precaución.
En la clínica, tras hacerle una radiografía, los profesionales comprobaron que el anzuelo había llegado hasta el interior del estómago. A partir de ahí, esperaron para ver si podían extraerlo sin cirugía. Finalmente, según contaron en el mismo vídeo, lograron retirarlo mediante una endoscopia. El gasto total ascendió a 704 euros, aunque no hubo complicaciones mayores.
Según explicaron, el anzuelo llevaba cebo, lo que evitó que se le clavara con más profundidad. Ese detalle fue determinante para que el problema no pasara a mayores. A pesar del susto, la recuperación fue rápida y no hubo que intervenir de forma invasiva.
El vídeo, publicado en el perfil de Ari, va acompañado de una frase en la que sus dueños ironizan sobre la situación con un mensaje atribuido a la propia perra: “Gracias a toda esa gente que pesca y tira los anzuelos sabiendo que son un peligro para el resto. Un poco más de madurez y responsabilidad”.
La publicación ha generado decenas de comentarios de personas que aseguran haber vivido situaciones parecidas. Más allá de lo anecdótico, el caso de Ari sirve como advertencia clara para quienes pasean por la playa con perros sueltos, especialmente en zonas donde suele haber pescadores. Basta con que un anzuelo quede olvidado en la arena para que un paseo termine con una factura médica elevada y un gran disgusto. ”Menos mal que se quedó en un susto”, concluyeron.
