Una mañana de agosto de 2008, los pasillos de Apple hervían de rumores sobre una reunión inminente que había convocado Steve Jobs. Se trataba de una cita a la que asistieron todos los equipos implicados en MobileMe, un servicio que acababa de debutar junto al iPhone 3G y que, en apenas días, había pasado de promesa innovadora a quebradero de cabeza global.
El sistema que debía sincronizar correos, contactos y calendarios entre ordenadores y móviles sufría caídas constantes y errores que borraban datos. Los problemas no solo se acumulaban, sino que se estaban convirtiendo en un foco de críticas que ponía en entredicho la imagen de una compañía acostumbrada a exhibir control absoluto sobre sus productos.
Conexión
Jobs impulsó la creación de un servicio en la nube para unir todos los dispositivos
El contexto de aquel desastre se remontaba a años atrás, cuando Apple experimentaba con sus primeros servicios online. En 2000, iTools ofrecía correo electrónico y almacenamiento básico. Más tarde, en 2002, llegó Mac, de pago y con sincronización entre dispositivos, aunque con una ejecución lenta y complicada.
La llegada del iPhone en 2007 convenció a Jobs de que había llegado el momento de apostar por una plataforma integral en la nube. MobileMe debía ser esa solución, presentada en la WWDC de junio de 2008, con sincronización instantánea entre Mac, iPhone, iPod touch y PC.

Jobs abroncó a sus empleados
El lanzamiento el 11 de julio de ese año coincidió con la puesta en venta del iPhone 3G y la apertura de la App Store. La simultaneidad de estos hitos resultó insostenible. Los servidores colapsaron, la duplicación de datos se volvió habitual y los errores en la facturación multiplicaron las quejas. Apple amplió periodos de prueba y devolvió pagos, mientras la prensa especializada describía la situación como uno de los peores tropiezos de la empresa.
Liderazgo
Jobs arremetió contra el equipo de MobileMe y provocó un cambio drástico
Tres semanas después, Jobs envió un correo interno reconociendo que “MobileMe simplemente no estaba a la altura de los estándares de Apple” y que habría sido mejor un despliegue gradual.
El mensaje anunciaba que Eddy Cue asumiría la responsabilidad de los servicios de internet y prometía mejoras. Sin embargo, al día siguiente, en aquella reunión en Cupertino, Jobs preguntó qué debía hacer MobileMe y, tras escuchar respuestas, espetó: “¿Entonces por qué coño no funciona?”.
Durante una hora, acusó al equipo de haber “manchado la reputación de Apple” y despidió al responsable del proyecto frente a todos. “Deberíais odiaros unos a otros por haberos fallado mutuamente”, dijo.
MobileMe continuó activo hasta 2012, sin llegar a recuperarse del golpe. Su sustituto, iCloud, debutó en 2011 bajo la promesa de funcionar de manera automática y fiable, algo que esta vez Apple sí consiguió cumplir desde el primer día.