El auge de la inteligencia artificial y la hiperconectividad está generando advertencias preocupantes sobre los riesgos que acechan en nuestra vida digital. Dean Curran, profesor de Sociología de la Universidad de Calgary, alerta sobre la fragilidad de los sistemas actuales y el peligro de construir 'máquinas' que puedan superar la inteligencia humana. “Hay buenas razones para creer que poco se hará respecto a estos riesgos hasta que surja una crisis masiva a nivel social”, afirma en un artículo publicado en The Conversation.
Cada vez dependemos más de infraestructuras digitales
Se necesita una regulación de la IA
Dean Curran explica que a medida que la sociedad está más unida a internet, aumentamos nuestra vulnerabilidad colectiva a fallos a gran escala y manipulaciones. La dependencia de infraestructuras digitales críticas, como electricidad y telecomunicaciones, puede hacer que cualquier ataque cibernético provoque un colapso generalizado. “Hacks constantes, ataques de ransomware y fugas de datos son señales de advertencia de que este sistema es profundamente frágil”, señala el experto.
La IA cada día vez está más presente en nuestra sociedad
El profesor advierte que la inteligencia artificial todavía amplifica más estas vulnerabilidades, introduciendo riesgos que antes no existían. “La IA ha llevado muchas de estas vulnerabilidades al extremo, además de añadir nuevos peligros, como 'alucinaciones' de la IA y el crecimiento exponencial de la desinformación”, explica. Según Curran, la combinación de sistemas automatizados sin supervisión suficiente y la proliferación de información manipulada puede acabar desencadenando en un desastre digital global.
A esto se suma la falta de regulación efectiva: las empresas tecnológicas experimentan libremente con nuestros hogares, datos personales y empleos, mientras las autoridades aún no implementan controles adecuados. Curran advierte que solo una conmoción de gran magnitud podría obligar a los responsables a actuar: “Hasta que los encargados sientan un choque lo suficientemente grande como para entrar en acción, y posiblemente ahí ya estaremos al borde de un colapso digital”.
Por último, Curran subraya que la construcción de máquinas con objetivos propios de conservación, más inteligentes que los humanos, es especialmente peligrosa. Este escenario pone de relieve la necesidad urgente de debatir ética y regulación antes de que la IA evolucione sin restricciones, recordando que el futuro tecnológico podría convertirse en un arma de doble filo.

