En un escenario dominado por la carrera tecnológica, Sergio López, CEO de Hiberus, ha lanzado una advertencia clara y contundente en su perfil de LinkedIn: “El mundo es global, pero la soberanía tecnológica es local y en el futuro, la diferencia será simple: los que dependen y los que deciden”. Una afirmación que plantea una realidad cada vez más tangible en el contexto europeo y español.
El papel estratégico de España en la soberanía digital
close up shot of plugging in electrical cords socket on the wall
Durante su intervención en The Wave, el congreso de innovación que congrega a expertos del sector, López insistió en la urgencia de consolidar un tejido empresarial fuerte que permita a países como España decidir sobre su futuro digital, sin estar supeditados a tecnologías externas. “En el pasado, casi nadie pensó en clave de soberanía tecnológica. Por eso hoy apenas existen empresas soberanas”, lamentó. Su diagnóstico es claro: mientras no se creen ecosistemas tecnológicos propios, Europa seguirá dependiendo de gigantes extranjeros.
Según datos de Hiberus, regiones como Aragón cuentan solo con 2 profesionales TIC por cada 100 empleados, mientras que en comunidades como Madrid o Cataluña la cifra asciende a entre 6 y 10. Esta brecha de talento técnico es uno de los principales obstáculos para lograr una transformación digital real desde lo local.
López remarcó que la clave está en formar, atraer y retener talento digital. “Sin talento, no hay empresas. Y sin empresas, no hay soberanía”, señaló. Pero el camino no es sencillo: el CEO advierte que una regulación excesivamente temprana de tecnologías como la inteligencia artificial podría frenar el desarrollo de un ecosistema innovador necesario para la soberanía europea.
Mientras tanto, desde el ámbito europeo, la iniciativa EuroStack, impulsada por think tanks y respaldada por el Parlamento Europeo, propone una hoja de ruta para construir una infraestructura digital soberana desde Europa. Según el análisis del Real Instituto Elcano, esta propuesta busca desarrollar una política industrial digital capaz de cubrir todas las capas tecnológicas: desde los chips hasta los datos, pasando por la nube, el software y la inteligencia artificial.
“EuroStack rompe con la idea de que bastaba con regular. Ahora se apuesta por crear tecnología desde Europa y con valores europeos”, explican sus impulsores. Una visión que encaja con el planteamiento de López, quien ve en esta iniciativa un complemento necesario al impulso que debe darse desde lo local. Sin embargo, desde el propio instituto se advierte que esta estrategia no estará exenta de dificultades. La falta de liderazgo político, la fragmentación del mercado y la escasa inversión privada siguen siendo frenos para el despegue digital europeo.


