La NASA ha comunicado que la última misión en la Luna, cuyo objetivo era mapear el agua lunar, ha finalizado en fracaso después de perder conexión total con Trailblazer y no poder restablecerla en numerosos intentos.
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La misión comenzó a finales del pasado mes de febrero con el despegue del cohete Falcon 9 de SpaceX desde Centro Espacial Kennedy en Florida. Minutos después del despegue, la misión parecía ir acorde a lo establecido y las probabilidades de éxito eran altas.
No obstante, 12 horas, Trailblazer dejó de establecer comunicación. La NASA intentó restablecerla, pero tras días de sin resultados, la agencia norteamericana ha decidido cerrar la misión.
Un experimento de la NASA muestra que el viento solar puede hacer agua en la Luna
Fallo en los paneles solares del Lunar Trailblazer
Según ha explicado la NASA en el comunicado que ha lanzado, antes de que se perdiera todo contacto, los registros indicaban que los paneles solares del Lunar Trailblazer no lograron posicionarse correctamente hacia el Sol, lo que impidió la recarga de sus baterías.
Esto provocó que el satélite entrara en un estado de ahorro energético y, finalmente, dejara de funcionar por completo. El satélite quedó fuera de control, desplazándose lentamente más allá de la Luna. Con el aumento de la distancia, cualquier intento de reconexión fue inútil, y la sonda quedó definitivamente perdida en el espacio profundo.