Elon Musk ya no tiene miedo a nada. El actual hombre más rico del planeta lleva tiempo pasando de una estrategia cooperativa —como demostró uniéndose al Gobierno de Donald Trump u ofreciendo a Mark Zuckerberg un plan conjunto para liderar la batalla de la IA— a una mucho más agresiva y solitaria. En los últimos meses, se ha dado cuenta de que es la única forma de salir adelante en un mercado tan competitivo, y ahora se dirige hacia su máximo competidor: OpenAI.
La empresa detrás de ChatGPT es el objetivo a batir por todos. Zuckerberg quiere acabar con su supremacía a través de su Dream Team; Google lucha día a día por que Gemini supere su fórmula; y hasta Microsoft, principal inversor de OpenAI, comienza a temer por su tamaña independencia.
Ahora, Musk ha dado un paso más y ha decidido denunciar públicamente a la empresa. Y su excusa para hacerlo ha sido Apple. La empresa de IA del millonario, xAI, ha presentado este lunes una demanda en un tribunal del distrito norte de Texas contra Apple y OpenAI, acusándolas de actuar como monopolios y de “inhibir la competencia y la innovación” en el sector de la inteligencia artificial.
Según la denuncia, ambas compañías se han “coludido” para mantener un control exclusivo sobre el acceso a chatbots en los dispositivos de Apple. En particular, xAI cuestiona la decisión de la tecnológica de Cupertino de integrar ChatGPT directamente en el sistema operativo de los iPhone, sin abrir la misma puerta a otros asistentes de IA.

Asistente Grok, de IA.
“Esto es la historia de dos monopolistas que se han unido para garantizar su dominio en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología más poderosa que ha creado la humanidad: la inteligencia artificial”, reza la denuncia.
Musk ha sido aún más explícito a la hora de presentar el caso: “Apple y OpenAI están tratando de cerrar el mercado. Quieren que los usuarios de iPhone no tengan otra opción que ChatGPT, aunque existan alternativas más innovadoras e imaginativas como nuestro Grok. Eso no es libre competencia, es un monopolio de libro”.
Esto es la historia de dos monopolistas que se han unido para garantizar su dominio en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología más poderosa que ha creado la humanidad: la inteligencia artificial
Detrás de todo esto está, cómo no, la promoción de Grok, el chatbot de Musk integrado en la red social X. Actualmente, Grok aparece actualmente en tercer lugar en la lista de aplicaciones gratuitas de productividad de la App Store, por detrás de ChatGPT y Gmail. Sin embargo, xAI denuncia que Apple ha “depriorizado” su posición en las búsquedas y llegó incluso a retirar temporalmente la aplicación.
“Apple está manipulando el mercado en favor de su socio OpenAI”, sostiene Musk. “La consecuencia es clara: menos competencia, menos inversión y menos innovación, lo que en última instancia perjudica a los consumidores con menos calidad, menos opciones y precios más altos”.

Sam Altman, CEO de OpenAI.
Apple, por el momento, no ha respondido a las acusaciones. Y, desde OpenAI, su portavoz Kayla Wood se ha limitado a calificar la denuncia como parte del “patrón de acoso constante” de Musk contra la compañía.
El propio Sam Altman, CEO de OpenAI, reaccionó en la red X, lanzando un dardo directo a su antiguo socio: “Es una denuncia llamativa por lo que he oído que Elon hace: manipular X para beneficiarse a sí mismo y a sus compañías y dañar a sus competidores y a todos los que no le gustan”.
Lo cierto es que la historia de Musk y OpenAI es similar a la de una expareja. El CEO de Tesla fue uno de los fundadores de OpenAI en 2015, aunque abandonó la organización en 2018 para, años más tarde, levantar su propio competidor: xAI. Tampoco es la primera vez que acude a los tribunales contra la empresa de Altman. Ya en 2024 presentó otra demanda alegando que OpenAI había traicionado su misión original —el desarrollo de IA para beneficio de la humanidad— al transformarse en una estructura con ánimo de lucro.
Con esta nueva ofensiva, Musk vuelve a situarse en el centro del enfrentamiento por el futuro de la inteligencia artificial, una guerra que cada vez tiene más actores y menos control.