Ni Samsung ni Apple, el teléfono más usado por los criminales lo ha diseñado el FBI: “Enamoró al crimen organizado y fue la trampa perfecta”

Ciberseguridad

Una de las mejores operaciones policiales realizadas jamás tuvo como protagonista un smartphone que prometía el anonimato absoluto y unas comunicaciones indescifrables

El teléfono Anom era el favorito de las organizaciones criminales internacionales.

El teléfono Anom era el favorito de las organizaciones criminales internacionales.

Durante años, los delincuentes más avezados del mundo —traficantes de drogas, hackers, sicarios de élite— han buscado algo más que poder, contactos y armas. Querían privacidad. Querían un teléfono encriptado... y no tardaron en encontrarlo. O, al menos, eso creían.

Entre 2018 y 2021, redes de cibercriminales de todo el mundo comenzaron a utilizar un teléfono llamado ANOM. No era un dispositivo cualquiera. Parecía un smartphone normal, pero escondía una aplicación secreta de mensajería cifrada que solo se activaba tecleando una operación matemática en la calculadora. Con ella, los criminales podían enviar mensajes de voz encriptados, ocultar rostros en fotografías y, en caso de emergencia, borrar todo su contenido con un comando remoto. Era el Rolls-Royce de los dispositivos criminales. Seguro, elegante… y diseñado por el FBI.

El teléfono Anom permitía su borrado automático si perdía la conexión durante X tiempo.

El teléfono Anom permitía su borrado automático si perdía la conexión durante X tiempo.

Motherboard

ANOM no era el invento de un cartel sofisticado ni la genialidad de un nerd rebelde. Fue un caballo de Troya creado por las agencias de seguridad de Estados Unidos, en colaboración con cuerpos policiales de más de 100 países. Su objetivo era claro: infiltrarse en el mundo del crimen organizado y derrumbarlo desde dentro.

La historia es tan extraordinaria que cuesta creer que aún no tenga una serie en Netflix. El periodista Joseph Cox, lo documenta en su libro Dark Wire. En él narra cómo los criminales más notorios del planeta no solo adoptaron ANOM como su herramienta de comunicación preferida, sino que se convirtieron en sus mejores influencers entre 2018 y 2021. “Para abrir la app de mensajería de ANOM, tenías que abrir la calculadora, escribir ”2 x 2” y presionar =. Entonces, la calculadora desaparecía y se revelaba la aplicación secreta”, recuerda Cox.

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“Era perfecto. También podías enviar mensajes de voz encriptados, lo que impedía que las autoridades pudieran reconocer tu voz si interceptaban el audio. Y si querías compartir una foto, podías ocultar los rostros de las personas automáticamente. ¿El resultado? Ni siquiera la policía sabría quién aparecía en la imagen”, relata el periodista. “Pero tal vez lo más importante era una función llamada Wipe. Si el teléfono caía en manos equivocadas —como la policía—, podías enviar una señal a ANOM para que borrara remotamente todo el contenido del dispositivo. Y eso fue lo que enamoró al crimen organizado”.

El teléfono Anom permitía su borrado automático si perdía la conexión durante X tiempo.

El teléfono Anom permitía su borrado automático si perdía la conexión durante X tiempo.

Motherboard

Distribuidores de ANOM

Influencers del inframundo

Uno de los primeros en caer rendido ante las promesas de ANOM fue Hakan Ayik, considerado el criminal más buscado de Australia. En sus redes sociales (sí, los criminales también usan Instagram) presumía de músculos, tatuajes y viajes de lujo. Pero, sobre todo, usaba ANOM. Tanto que se convirtió en su embajador no oficial, distribuyéndolo entre colegas y subordinados. “Si el capo de un cartel usaba ANOM, todos en su red tenían que usarlo también, porque era la única forma de comunicarse con él”, aclara Cox. “Eso generaba un efecto dominó”. Lo que aquel narco no sabía era que cada uno de esos teléfonos estaba enviando una copia exacta de sus conversaciones a los servidores del FBI.

ANOM combinaba lo mejor de dos mundos: seguridad extrema y la experiencia moderna de un smartphone

Joseph Coxperiodista de investigación

A su lado, un personaje aún más fascinante también cayó presa de este móvil: un narco suizo conocido como “Microsoft”. Inteligente, ambicioso y obsesionado con el nuevo teléfono, era tanto usuario como distribuidor. Usaba ANOM para organizar laboratorios de anfetaminas, rutas de tráfico en Europa, e incluso coordinar asesinatos... con emojis incluidos.

Según los mensajes filtrados más tarde, Microsoft llegó a preguntar si había descuento por contratar a un sicario para “tres o cuatro trabajos a la vez”. La normalización del crimen, con emoticonos y risas, pintaba un retrato escalofriante del negocio ilícito digitalizado.

Captura de pantalla de ANOM Chat.

Captura de pantalla de ANOM Chat.

CC0

Trojan Shield

La gran jugada del FBI

La operación, bautizada como Trojan Shield, fue una de las más ambiciosas de la historia moderna. Durante tres años, las agencias de inteligencia recopilaron millones de mensajes enviados desde los teléfonos ANOM, expusieron redes de corrupción institucional, descubrieron laboratorios secretos, rutas de contrabando y una escala de crimen internacional nunca antes vista.

La documentación judicial indica que también hubo detenciones en España. Agentes del FBI en el país interceptaron, gracias a mensajes de ANOM, un cargamento de 1.400 kilos de cocaína enviados desde Ecuador.

Parte del informe que detalla las actuaciones policiales de Trojan Shield.

Parte del informe que detalla las actuaciones policiales de Trojan Shield.

CourtListener

Más de 12.000 dispositivos fueron vendidos a organizaciones criminales en más de 100 países. La operación culminó en 2021 con más de 800 arrestos simultáneos en distintas partes del mundo. Pero el legado de ANOM va más allá de las detenciones. Cambió la relación entre crimen y tecnología, y dejó una pregunta crucial: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar privacidad por seguridad?

Tras el colapso de ANOM, muchos criminales migraron a plataformas más comunes, como Signal, mezclándose con activistas, periodistas, y ciudadanos preocupados por su privacidad. Ahora, cualquier intento de vigilancia podría afectar también a usuarios legítimos.

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