La ciencia ficción futurista siempre ha estado entre nosotros. Desde principios del siglo XX, con la llegada del cine, ya se empezaron a realizar producciones como Viaje a la Luna, de Méliés, la adaptación de la novela de Julio Verne, donde unos intrépidos astronautas lanzan un cohete y aciertan en el ojo de la Luna. Aquel fue el primer vaticinio de los centenares que nos ha dado la industria audiovisual, y a continuación, te invitamos a recordar algunos de los más sonados, a partir de la entrada que ha compartido Panda Security en su blog.
El mundo se enfrenta a una realidad sin teléfonos, Internet ni televisión. Se ha ido la luz en todo el país y muchos han quedado atrapados en ascensores, en el metro o en el cercanías. En esta nueva realidad, la sociedad debe enfrentarse a sus instintos, a sus miedos más básicos y a su ansiedad. Este es el argumento de Apagón, una serie que presenta un escenario distópico en el que se vive el colapso de lo cotidiano. Una ficción que se materializó el 28 de abril de 2025, cuando España sufrió su propio blackout y muchas personas estuvieron más de 12 horas sin luz e incomunicadas.
Avances tecnológicos y ciberataques anticipados por la ficción
No es el único ejemplo que se puede encontrar y que predice tecnologías, incidentes y riesgos. En otras series como Mr Robot (2015-2019) “se mostraron técnicas de intrusión como el phishing, la ingeniería social, el abuso de credenciales, el pivoting, el borrado de huellas, etcétera, que lamentablemente vemos prácticamente cada semana”, dice Lambert.
En 'Mr Robot' se mostraron técnicas de intrusión como el phishing, la ingeniería social, el abuso de credenciales, el pivoting, el borrado de huellas, etcétera
Black Mirror (2011) se ha convertido, por méritos propios, en una de las series de referencia cuando se trata de adelantos tecnológicos. “Y otras ficciones más antiguas, como Juegos de guerra, de 1983, nos deja los pelos de punta. Vemos que hace 40 años ya se trataban temas tan actuales como los accesos remotos a sistemas críticos y los riesgos de automatizar decisiones militares sin el suficiente control humano”, cuenta Lambert. “La película desencadenó la primera directiva presidencial de ciberseguridad en Estados Unidos. Además, ayudó a impulsar el Computer Fraud and Abuse Act, que puso a la ciberseguridad en la agenda pública”.
Un fotograma de 'Juegos de guerra' (1983).
Lo que ocurrió en el ínterin es que en el proceso de investigación, los guionistas dieron con todo un movimiento de jóvenes brillantes que, apasionados con esa joven tecnología que eran los ordenadores, estaban llamados a convertirse en los hackers del futuro. Tanto llegó a llamarles la atención lo que encontraron, que decidieron incorporarlo al guion. Así comenzó un proceso de mutación hacia lo que terminó viéndose en la gran pantalla, con el genio de 13 años convertido en un adolescente de 18 y la relación entre el científico Falken —John Wood— y el joven David Lightman, en el segundo papel cinematográfico de Matthew Broderick.
La ficción como simulación de ideas
Estos y otros tantos ejemplos nos confirman que merece la pena mirar a la ficción. “No como prueba técnica, sino como fuente de escenarios y señales que podrían reproducirse en la realidad”, dice Lambert. Porque, “al igual que se materializaron las tablets, las gafas de realidad aumentada y los relojes inteligentes que utilizaba Sophie en Inspector Gadget (1983-1986), también se pueden hacer realidad muchas otras tramas que exploran conexiones entre el internet de las cosas, la inteligencia artificial y la tecnología operacional. Y, también, los efectos en cadena que luego vemos en incidentes reales como los ataques DDoS, la sextorsión o los deepfakes”.
Sophie, la sobrina del Inspector Gadget, con su smartwatch y su librocomputador.
No son profecías, sino la capacidad de imaginar que tuvieron guionistas como los que escribieron Sneakers. El filme de 1992 anticipó los backdoors universales, la ingeniería social y el valor de romper la confianza, más que el cifrado. “De la película se puede sacar una lección importante de seguridad, centrada en las personas y no solo en la criptografía”, señala Lambert. O The Net, un título de 1995 que aborda los peligros de la suplantación de identidad digital y la dependencia de las bases de datos centrales.
'Sneakers' (1992) anticipó los 'backdoors' universales, la ingeniería social y el valor de romper la confianza, más que el cifrado
“En Hackers, vimos una de las primeras apariciones de Angelina Jolie. Pero, también descubrimos qué era la cultura de los piratas informáticos y el hacktivismo incipiente. Y en Her, una película mucho más reciente, nos encontramos con los asistentes diseñados con IA y la ingeniería social avanzada. Además, aprendimos que se deben controlar los modelos, poner límites de permisos y hacer pedagogía para evitar el voice phishing”, apunta el experto de Panda Security.
'Her' ya anticipó los problemas derivados de la falta de límites en la IA.
Predicciones tecnológicas fuera de la ciencia ficción
No hace falta acudir al género de ciencia ficción para encontrar ejemplos de ficciones que han olfateado tendencias tecnológicas y riesgos en materia de ciberseguridad. Series tan populares como Los Simpson se ha convertido en memes por anticipar hechos, a priori, descabellados, como ver a Donald Trump presidiendo los EEUU. “También adelantaron inventos como el reloj inteligente y las videollamadas que aparecen en el episodio Lisa’s Wedding de 1995; el teclado predictivo y los fallos de la IA que se ven en Eat up, Martha de 1994; y la smart home y los dispositivos conectados que aparecen en varios gags a lo largo de toda la serie”, explica el especialista.
Inspiración para buenos… y malos
La imaginación no es crear algo de la nada, sino beber de distintas fuentes y tomar ideas de lo que hemos podido ver, de lo que recordamos, de lo que sentimos y reordenarlas para presentar algo diferente. “Todas estas ficciones nacen de una mezcla de investigación, asesoría, extrapolación y recombinación creativa que se filtra a través de los miedos de una época”, explica Lambert. “Por eso, a veces aciertan y proyectan un futuro que se cumple, y otras no”.
Esto mismo sucede en Terminator, una película que muchos ponían como ejemplo cuando los avances en IA se aceleraron. “Muchos usaron este film para explicar lo que podía suceder con una IA fuera de control, porque resume de manera explícita el miedo a que sistemas autónomos tomen decisiones letales sin contar con los humanos, pero también simplifica debates técnicos y regulatorios complejos y empuja a pedir límites para las armas completamente autónomas”, dice Lambert. Terminator es útil como metáfora inicial, “pero la seguridad real de la IA se decide en controles concretos, auditoría y límites operativos hoy, no en si la máquina se vuelve consciente mañana”.
'Terminator', una película de 1984.
Y la segunda parte dejó más huella que la primera, “quizá porque para el Terminator de 1984, Cameron se inspiró solo en su imaginación y no contó con ningún asesor técnico. Mientras que para la segunda, de 1991, sí aparecen asesores técnicos de policía en los créditos y un enorme trabajo de efectos que dan verosimilitud a tácticas, uniformidad, armamento y procedimientos”, reflexiona el directivo de Panda Security.
El papel de asesores técnicos en la verosimilitud
Un buen asesor “aporta credibilidad y engagement, tanto en los diálogos como para el diseño de las pantallas y los tiempos de ataques. Logra que el público no salga de la historia; evita desinformar; ayuda a sustituir hacks imposibles por cadenas plausibles manteniendo la tensión dramática. Y puede incluso educar para que luego la ficción sirva para formar”, dice Lambert. Así, por ejemplo, los creadores de Mr Robot trabajaron con un equipo de asesores técnicos de primer nivel, hackers y exagentes. Con el objetivo de que los ataques fueran creíbles y reproducibles. “Por eso esta serie es una de las más citadas entre las ficciones más fieles en materia de ciberseguridad”, señala.
Las series y películas a veces muestran ciberataques que, sin ser perfectos, se parecen mucho a la realidad. Por eso muchas empresas usan escenas conocidas para hacer simulacros de mesa (tabletops): reuniones donde se “ensaya” qué haríamos si nos pasa algo parecido. No se toca nada en producción: se piensa, se decide y se aprende.
La realidad, por tanto, a veces no supera la ficción sino que la imita. Y, a veces, series y películas, pese a no ser manuales técnicos, sí que sirven como simulador de ideas útiles, tanto para los buenos como para los malos. “Sirven para imaginar escenarios, hacer visibles dependencias ocultas, como los DNS, los logins, nubes o a terceros, y entrenar decisiones de negocio bajo presión”, dice Lambert. “Bien usadas, es decir, con método que traduzca escenas a técnicas ATT&CK, controles concretos y tabletops cronometrados, pueden elevar la preparación real sin caer en mitos”, continúa. “Y pueden ayudar a pensar qué pasaría si estas historias dejaran de dar solo miedo y se convirtieran en referencia de resiliencia medible”.


