Muchos trabajadores autónomos recibieron con cierta suspicacia el anuncio de la futura obligatoriedad de la facturación electrónica, una medida incluida en la Ley Crea y Crece, aprobada en septiembre de 2022.
Para quienes ya lidian cada trimestre con trámites fiscales y contables, la noticia supuso en un primer momento la sensación de enfrentarse a una carga administrativa más, justo en un contexto de creciente presión regulatoria y digitalización forzosa. Desde entonces, la entrada en vigor de esta obligación se ha ido aplazando una y otra vez. Pero, a partir de 2026, empresas y autónomos ya estarán obligados a emitir facturas electrónicas.
No obstante, este nuevo requerimiento no tiene por qué convertirse en una traba. Así lo explica Fermín Lozano, director de la unidad de negocio para pymes, autónomos y asesorías en Cegid España —empresa especializada en soluciones de gestión empresarial en la nube—. Según sus palabras, la facturación electrónica puede representar, en realidad, una oportunidad para simplificar procesos, ganar trazabilidad y reducir errores en la gestión diaria de los profesionales por cuenta propia.
¿Qué cambios estructurales implica la obligatoriedad de la facturación electrónica en el trabajo cotidiano de los autónomos y las pymes?
Conviene aclarar que estamos ante la incorporación de dos leyes diferentes con objetivos distintos. La primera es la Ley Antifraude, conocida coloquialmente como “Verifactu”. Luego está la otra normativa, a la que también se suele llamar “ley de factura electrónica”, pero cuyo nombre real es Ley Crea y Crece. Verifactu tiene como finalidad que todas las pymes y autónomos que no estén en el sistema de Suministro Inmediato de Información (SII) emitan sus facturas utilizando un software de facturación certificado por la Agencia Tributaria. Es decir, cualquier factura deberá generarse a través de un programa homologado, desarrollado por un proveedor autorizado para este fin. Esta obligación se implementará en dos fases. La primera a partir del 1 de enero de 2026, para las sociedades que presentan impuesto de sociedades; la segunda, desde junio de 2026, para microempresas y autónomos. Con respecto a la Ley Crea y Crece, se espera que comience a aplicarse en julio del próximo año, pero no hay fecha definitiva.
Fermín Lozano, director de la unidad de negocio para pymes, autónomos y asesorías en Cegid España.
¿Qué propósito se persigue al implementar estas leyes?
Lo que Hacienda busca con Verifactu es asegurar la trazabilidad y autenticidad de las facturas. Por otro lado, la Ley Crea y Crece va más allá del control fiscal. Su objetivo es mejorar la transparencia y la trazabilidad en las relaciones comerciales, especialmente entre pequeñas empresas y grandes corporaciones. Por ejemplo, que un subcontratista de una gran constructora pueda emitir una factura que deje constancia electrónica verificable: cuándo se emitió, por qué importe, y a partir de ahí empiecen a contar los plazos de pago. En este sentido, Crea y Crece también protege a los pequeños proveedores frente a impagos o retrasos, al permitir un mayor control sobre la gestión de cobros. Aunque se aplica a cualquier empresa, su impacto es especialmente relevante en relaciones comerciales asimétricas.
Resumiéndolo mucho, podríamos decir que con estas leyes se busca luchar contra la economía sumergida y el fraude.
Efectivamente. Los fabricantes debemos tener listo, desde el 1 de julio, un software que cumpla con los requisitos de integridad y no manipulabilidad. Estas facturas tendrán una validez mucho mayor que las emitidas manualmente o en papel. Además, tanto Verifactu como la factura electrónica cambiarán la relación entre pymes, autónomos y sus asesores: al generarse las facturas digitalmente, los despachos profesionales las recibirán en tiempo real, eliminando la necesidad de entregar físicamente documentos al final de cada trimestre. Esto permitirá que las gestorías pasen de tareas mecánicas como digitalizar y contabilizar papeles a ofrecer un servicio más consultivo y de mayor valor añadido a sus clientes.
Para el autónomo, el tiempo que antes dedicaba a hacer facturas y enviarlas a su asesoría se reduce considerablemente
Entonces, que un autónomo se ocupe de su propia contabilidad dejará de ser opcional. Todo trabajador por cuenta propia se verá obligado a contratar un servicio para externalizar estos procesos.
Bueno, cada cliente deberá pagar una suscripción para usar un software de facturación, pero siempre encontrará opciones muy económicas. En Cegid, nuestro caso, las soluciones más básicas parten desde 5 euros al mes hasta llegar a otras más completas por 20 euros mensuales. Con ese sistema podrá emitir sus facturas y, o bien contabilizarlas él mismo, o enviarlas a su gestoría. Además, existen módulos específicos para sectores como retail, distribución, hostelería o restauración, ya que los fabricantes también desarrollamos soluciones adaptadas a cada actividad.
¿Cree que este modelo digital supone una ventaja u otra obligación pesada más?
Para el autónomo, el tiempo que antes dedicaba a hacer facturas y enviarlas a su asesoría se reduce considerablemente. Por ejemplo, uno de nuestros clientes, que presta servicios agrarios a varios propietarios, trabaja con múltiples combinaciones de servicios y clientes. Con nuestro programa Contasimple, emite la factura en segundos, y esta llega automáticamente tanto al cliente como a su gestoría. Así, cuando termina su jornada, la parte administrativa y contable ya está resuelta. Esto no solo simplifica tareas, sino que también mejora la productividad de pymes y autónomos. Les permite no perder tiempo con la burocracia y dedicarse a labores más fructíferas.
Programa de contabilidad Cegid.
¿Seguro que todo esto no responde más a intereses de control fiscal por parte del Estado?
Eso ya se lo tienes que preguntar al Ministerio de Hacienda. (risas) Nosotros preferimos enfocarnos en la mejora de la productividad. Vendemos el “sobre” completo, es decir, el software que cumple con la normativa. Lo positivo es que todo sucede al instante: prestas un servicio, emites la factura y te olvidas del resto. En Portugal, donde se implantó el sistema SAF-T, se empezó a emitir factura incluso por un café. Eso mismo ocurrirá en España y, ciertamente, se traducirá en más control fiscal y lucha contra el fraude. Sin embargo, nuestro papel no es el de un vigilante; simplemente desarrollamos el software según las especificaciones que marca Hacienda y lo certificamos.
En cuanto al aplazamiento de la obligatoriedad hasta 2026 o incluso 2027, ¿cree que fue una decisión acertada o una improvisación legislativa?
Según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), la mayoría de las pymes no utiliza ningún software de facturación, y del pequeño porcentaje que sí lo hace, solo una fracción está preparada para Verifactu. Entonces, claro, se estima que el tejido empresarial aún no está listo. Ante este problema, las asesorías están muy activas: buscan información, solicitan demos y participan en eventos como nuestro Cegid on Tour, con tres objetivos principales: asegurar que sus clientes cumplan la ley, automatizar procesos y actuar como canal de venta de software certificado. Entonces, creo que todo esto se está posponiendo porque se considera que las empresas españolas no están preparadas para un cambio tan abrupto, aunque en Portugal lo hicieron de golpe hace años. Ahora España sigue una línea similar a otros países europeos como Italia, Alemania y Francia, que también están adoptando estas medidas.
¿Qué opina del software de facturación gratuito de la AEAT que ha prometido el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital? ¿Cree que podrá competir con soluciones de pago como la vuestra?
Nosotros ofrecemos soluciones “premium”, pero también una versión gratuita disponible mientras no se superen ciertos límites de movimientos mensuales o anuales. Más de 25,000 clientes usan esta versión sin coste, y otros optan por la opción de pago cuando necesitan más funciones. Esta estrategia es una forma inteligente de acercar a las pymes al mundo de la factura electrónica y Verifactu, eliminando el miedo a la complejidad y al coste inicial. Así, empiezan a manejarlo por sí mismas antes de pasar el trabajo completo a la asesoría, y si lo usan más, deciden pagar por las funciones avanzadas. Este modelo gratuito al inicio y luego de pago es habitual en muchas plataformas, permitiendo probar el servicio sin compromiso antes de pagar el precio completo.
La inteligencia artificial va a potenciar el trabajo de las asesorías
En su opinión, ¿qué características debería tener un buen software de facturación?
Lo fundamental es que el software esté conectado con tu asesoría y que las facturas que emitas tengan trazabilidad, sean íntegras y no se puedan modificar, ya que, una vez emitida, la factura debe pasar por asesoría, contabilidad, ERP y Hacienda sin que nadie pueda tocarla. Eso significa que el sistema tiene que asegurar la integridad, conservación, accesibilidad, legibilidad e inalterabilidad de todos los registros, incluidas facturas anuladas o rectificadas, y poder enviarlas automáticamente a Hacienda.
¿Qué papel va a jugar la IA dentro de este servicio?
Si el software además tiene inteligencia artificial, la cosa mejora porque, por ejemplo, puede avisarte en tiempo real si una factura no cuadra con el historial del cliente y darte recomendaciones para corregirla antes de enviarla. Y si la IA es generativa, aún mejor, porque aprende con el tiempo y darte cada vez mejores sugerencias. Por otro lado, la inteligencia artificial va a potenciar el trabajo de las asesorías. Cuando haya dudas —por ejemplo, si algo se debe o no contabilizar—, la IA podrá dar recomendaciones tanto al asesor como al cliente. No va a sustituir a nadie, pero sí va a transformar el tipo de trabajo: las asesorías dejarán de limitarse a meter facturas y hacer cierres trimestrales, y podrán centrarse en dar un servicio de calidad, más fiscal, laboral y contable. Nosotros, por ejemplo, ya tenemos un ERP que se llama Cegid Diez ERP Despacho con IA integrada, y las asesorías que lo usan ofrecen un trabajo más preciso. En empresas más grandes usamos otro ERP, Enterprise, que incluye un asistente financiero. Este ayuda a detectar anomalías en nóminas o facturación masiva —por ejemplo, si se te ha pasado aplicar un impuesto— y da avisos en tiempo real, evitando errores sin necesidad de revisar todo manualmente.
Fermín Lozano, director de la unidad de negocio para pymes, autónomos y asesorías en Cegid España.
La inteligencia artificial no hace las cosas por ti, simplemente te asiste, funciona como un asistente tanto para el cliente como para la asesoría
Por lo que dice, deduzco que no ve factible una automatización total de la gestión fiscal, ¿no? O sea, siempre haría falta un filtro humano para los casos especiales o más complejos.
A día de hoy, así es. La inteligencia artificial no hace las cosas por ti, simplemente te asiste. Te da sugerencias, pero tú decides si las usas o no. Es decir, funciona como un asistente, tanto para el cliente como para la asesoría. Pero no sustituye a nadie. Lo que hace es complementar el trabajo de las personas que usan software de gestión, que es justo lo que vendemos nosotros.
¿Qué piensa de la ley de inteligencia artificial europea? ¿Afecta positiva o negativamente a la utilización de la IA integrada en sus soluciones de facturación?
Es verdad que en Europa hay más regulación que, por ejemplo, en Estados Unidos, pero en nuestro caso no supone ningún problema. De hecho, es una ventaja. Nuestra “factoría” de inteligencia artificial está en Braga, en Portugal, y desde ahí desarrollamos la IA generativa que integramos en todos nuestros productos a nivel global. Eso quiere decir que todo lo que producimos ya nace cumpliendo con la normativa europea. Así que, aunque la regulación europea pueda suponer una barrera para tecnologías que vengan de fuera —sobre todo de Estados Unidos— a nosotros no nos afecta en absoluto. Nuestra filosofía es clara: fabricado en Europa, vendido en Europa. Y, por supuesto, alineados con la normativa.
Por último, ¿qué le recomendaría a un autónomo que necesita contar con una herramienta de facturación o gestión?
Lo primero, que llame corriendo a su asesoría y le pida consejo. Porque aquí no se trata solo de qué software usas, sino de cómo se conecta con tu asesoría. Nosotros, por ejemplo, todo el software que vendemos —tanto para asesorías como para clientes finales— ya viene conectado entre sí. ¿Por qué? Porque si el cliente usa un sistema que no se entiende con el de su asesoría, no hay automatización real. Y al final, uno de los grandes motivos para pasarse a este tipo de herramientas es precisamente facilitar el trabajo de la asesoría. Así que mi respuesta siempre es la misma: habla con tu asesor, tu gestoría, tu asesor fiscal, contable o laboral y pregúntale qué software recomienda y cómo conectarlo con su sistema. En muchos casos, la propia asesoría ya te ofrecerá uno que se integra directamente con el suyo.



