Mucha gente cree que el secreto para el éxito es inventar algo nuevo. Ser innovador, rompedor y saber llegar antes que nadie a la línea de meta. Pero la realidad es que el secreto del éxito es saber encontrar algo que la gente necesita y ofrecérselo. Puede ser algo que aún no existe, pero también puede ser algo que ya existe, pero de una forma diferente a como se ha hecho hasta ahora. Lo mismo, pero más consciente.
La historia de Whitney Wolfe Herd, CEO de Bumble, demuestra a la perfección hasta qué punto esto es cierto. Su trayectoria es impresionante: tras formar parte del equipo fundador de Tinder, creó Bumble, la segunda aplicación de citas más importante del mundo. Con ello, se convirtió en la mujer más joven en llevar una empresa a bolsa y en millonaria por el camino. Su caso es excepcional, sí, pero también revelador. No es menos interesante que el de cualquier hombre, y está profundamente marcado por el hecho de ser mujer. Es, en definitiva, una prueba de que a veces lo único que se necesita es tener conciencia de lo que está mal en aquello que ya sabemos que funciona.
Whitney Wolfe Herd, nacida Whitney Wolfe —asumiendo el apellido de su marido, Michael Herd, sin perder el suyo en el proceso—, nació el 1 de julio de 1989 en Salt Lake City, EEUU. Hija de Kelly Wole, una mujer católica, y Michael Wolfe, un adinerado hombre católico, nació en el seno de una familia apoderada. Algo que se puede apreciar en cómo pasaría todo su sexto curso de año sabático en París, una experiencia formativa clave para la joven Wolfe Herd.
Pero más importante fue su paso por la universidad. Graduándose por la Universidad Metodista del Sur en estudios internacionales, esta etapa destacó por dos motivos: el unirse a la hermandad basada en la sororidad Kappa Kappa Gamma, y todas las causas sociales en las que se implicó en este tiempo.

Whitney Wolfe Herd, CEO de Bumble.
Destacó su tiempo en la universidad por dos motivos: el unirse a la sororidad Kappa Kappa Gamma y todas las causas sociales en las que se implicó en este tiempo
Haber pertenecido a este grupo define bien el carácter y la perspectiva de Wolfe Herd. Claramente perteneciente a las élites, pero con una perspectiva femenina y enfocada en los cambios sociales, su sensibilidad coincide con la de Kappa Kappa Gamma. La hermandad exclusivamente femenina cuenta con más de 260.000 miembros y 140 capítulos universitarios. Fundada en 1869, fue la primera fraternidad de mujeres en Estados Unidos, anterior incluso a la creación del término sororidad.
Desde entonces, Kappa Kappa Gamma se ha visto como sinónimo de sororidad para las mujeres que aspiran a liderar y cambiar el mundo. Algo que liga claramente con el carácter de Wolfe Herd. A los 20 años, aún durante la universidad, comenzaría un negocio de venta de tote bags de bambú. El propósito era donar todos los beneficios a las zonas afectadas por los derramamientos de crudo de BP. Para eso se alió con el estilista Patrick Aufdenkamp, una importante celebrity del momento, para crear la organización sin ánimo de lucro Help Us Project. Y el éxito fue rotundo.
Ya sea que estés ayudando a gente, viajando, construyendo un negocio, sea lo que sea… si no tienes acceso a tecnología, no tienes nada. Y en ese momento es cuando decidí trabajar en el espacio tecnológico”
Celebridades como Rachel Zoe y Nicole Richie fueron vistas con estas totebags, lo cual sirvió para que empezaran a cubrir su negocio a nivel nacional. Y esto llevó a que crearan un segundo negocio, de nombre Tender Heart, que fue una línea de ropa con el que buscaban crear consciencia sobre el tráfico de personas y el comercio justo. Si bien tuvo menos éxito que sus totebags, también tuvo cierto impacto entre las celebridades, asentando los nombres de Aufdenkamp y Wolfe Herd como personas a tener en consideración en sus próximos proyectos.
Solo que Wolfe Herd no tuvo nuevos proyectos. O no inmediatamente. Tras graduarse viajó al Sudeste Asiático para trabajar con huérfanos, siguiendo con su labor filantrópica. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de cuál sería su futuro. Lo explica en Thought Economics: “Mientras estaba allí tuve este ‘momento ¡a-ha!’. Ya sea que estés ayudando a gente, viajando, construyendo un negocio, sea lo que sea… si no tienes acceso a tecnología, no tienes nada. Y en ese momento es cuando decidí trabajar en el espacio tecnológico”. Así comenzó su primer gran negocio: Cardify.

Whitney Wolfe Herd, CEO de Bumble.
Sus primeros pasos empresariales
Tinder y la revolución de las apps de citas
Cardify era un proyecto de startup liderado por Sean Rad. La intención era crear un programa de recompensas de nueva generación que uniera a usuarios y tiendas. Esta idea pronto fue desechada en favor de hacer otra clase de app. Una app de citas donde personas pudieran conocerse de forma sencilla haciendo sus perfiles y pasando rápidamente entre ellos decidiendo si les interesaba o no moviendo sus perfiles a izquierda o derecha. Y así nació Matchbox.
Wolfe Herd se unió al proyecto de Match Box y allí hizo importantes contribuciones dentro del equipo de desarrollo. Por ejemplo, encontrar un nombre mejor: ese nombre fue Tinder.
Tinder fue un éxito casi inmediato, pero eso no significa que no tuviera sus inicios. Cardify se abandonó en agosto de 2012 y Tinder tuvo un lanzamiento limitado solo un mes después, en septiembre de 2012. Lo hizo en varios campus universitarios, y a partir de ahí empezó a expandirse rápidamente. Pero, de nuevo, la idea no fue de Rad ni de Badeen, sino de Wolfe Herd, que pensó que la universidad era el sitio perfecto para que una app de esta clase creciera y se popularizara rápidamente. Y no se equivocaba.

Whitney Wolfe Herd, CEO de Bumble.
Wolfe Herd tenía una mente increíble para los negocios y Rad y Badeen sabían ver las fallas tecnológicas en los productos disponibles
A partir de ese momento, Tinder experimentó un crecimiento meteórico. Durante 2013 y 2014, la app no dejó de aumentar en popularidad, alcanzando los doce millones de matches diarios. El usuario promedio pasaba unos 90 minutos al día en la plataforma. Parte de ese éxito se debió a la función de deslizar con el dedo. Esta idea, eso sí, fue implementada por Rad y Badeen a finales de 2013, tras haber coqueteado con la gamificación como fórmula para hacer la experiencia más adictiva y dinámica.
Llegados este punto, parecía que tenían la fórmula alquímica del éxito. Wolfe Herd tenía una mente increíble para los negocios y Rad y Badeen sabían ver las fallas tecnológicas en los productos disponibles. Hasta que algo salió mal.
Wolfe Herd dejó Tinder en abril de 2014. El 30 de junio de ese mismo año, la ya entonces ex-vicepresidenta de marketing presentó una demanda por acoso sexual y discriminación de género en la corte superior del condado de Los Ángeles contra Match Group, parte de la corporación IAC, compañía matriz de Tinder. ¿La razón? Según la denuncia, Rad y Mateen la habían discriminado, acosado sexualmente y tomado represalias contra ella, mientras que el supervisor de IAC no hizo nada.

Whitney Wolfe Herd, CEO de Bumble.
Concretamente, “los ejecutivos la llamaron repetidamente con apodos despectivos y la despojaron de su papel de cofundadora, ya que tener a una ‘chica’ con ese título ‘hacía parecer a la empresa una broma’”, según la periodista especializada Marta Gascón.
Desde la IAC tomaron medidas, pero fueron, en el mejor de los casos, muy tibias. Reconocieron los mensajes inapropiados de Mateen, pero negaron el resto de acusaciones, suspendiéndole temporalmente y declarando inocente tanto a Mateen como a Rad y la compañía. En septiembre de ese mismo año resolverían extrajudicialmente el caso con una admisión de no culpabilidad, en la que Wolfe recibiría un millón de dólares. Aunque los caminos de la IAC y Wolfe estaban lejos de haberse separado para siempre.
Tras todo esto, ocurriría lo que ocurre siempre que una mujer acusa a un hombre de acoso sexual: que quien sufre un escrutinio y castigo desproporcionado por parte de la sociedad es ella. Sufriendo meses de acoso por lo sucedido en Tinder, no tenía interés en volver a la industria de las citas, pensando en embarcarse en una red social solo para mujeres de nombre Merci. Pero una idea comenzaba a germinar en su mente: una red de citas pensada para mujeres. Y solo hizo falta la persona adecuada para que la llevara a cabo.

Whitney Wolfe Heard, CEO de Bumble.
Una nueva vida
Bumble y cómo reinventarse en un nicho de mercado ya cubierto
Andrey Andreev, fundador de Badoo, fue la persona que dio a Wolfe el empujón que necesitaba. Fue él quien montó un equipo y puse la financiación para montar una nueva app de citas liderada por Wolfe Herd, esta vez de nombre Moxie. Pero como ese nombre ya estaba ocupado, así que se decidió por otro más resultón: Bumble.
El resultado fue portentoso. Lanzando Bumble en diciembre de 2014, aportó una perspectiva completamente diferente: son ellas quienes eligen. Donde en Tinder existe un hipotético peso idéntico entre ambas partes, en Bumble son las mujeres las únicas que pueden iniciar una conversación. Algo con lo que se pretendía conseguir un entorno más saludable que el de Tinder, donde históricamente se ha tendido a replicar las formas más tóxicas de las relaciones heterosexuales.
Para diciembre de 2015 ya tenía 15 millones de conversaciones y 80 millones de matches
Wolfe Herd, una vez más, tenía razón. Bumble no solo era una plataforma mucho más saludable, sino que creció como la espuma. Para diciembre de 2015 ya tenía 15 millones de conversaciones y 80 millones de matches. Aún estaba lejos de las cifras de Tinder, pero comenzaba a suponer una amenaza. Algo que no pasó desapercibido.
Bumble siguió creciendo y, en marzo de 2018, Match Group demandó a Bumble por infringir patentes y robar información secreta comercial de Tinder. Esta disputa se alargó bastante tiempo hasta que, en junio de 2020, llegaron a un acuerdo secreto entre ambas partes donde decidieron acabar todos sus pleitos presentes. Algo que ha llevado a muchas especulaciones al respecto, pero que nos dice algo con total seguridad: ninguna de las dos partes tenía la certeza de poder ganar, o de salir ileso, de la clase de proceso judicial al que iban a enfrentarse.
Para desgracia de Wolfe Herd, ese no sería su último conflicto legal. A lo largo de los años fue acumulando premios y portadas, y en septiembre de 2019 logró posicionar a Bumble como la segunda aplicación de citas más popular del mundo. Sin embargo, en noviembre de ese mismo año estalló la mayor crisis en la historia de la compañía: Andrey Andreev, fundador de Badoo y socio clave en Bumble, fue acusado de acoso sexual con enorme repercusión mediática.
Pero, paradójicamente, el escándalo acabó jugando a favor de Wolfe Herd. La empresa matriz, MagicLab, fue vendida al fondo de inversión Blackstone, y ella fue nombrada CEO del grupo, pasando a liderar tanto Bumble como Badoo. Así, en 2020, reforzó aún más su posición al transformar a Bumble en la nueva empresa matriz de ambas plataformas.
“Bumble me necesita de vuelta. Es una extensión de mí hasta cierto punto, y verla caer desde lo más alto ha sido muy duro”
A partir de aquí, su posición ha sido estable y su carrera no ha hecho más que aumentar. Bumble salió a bolsa en febrero de 2021 y consiguió una evaluación de 13.000 millones de dólares en el Nasdaq, convirtiendo así a Herd en la mujer más joven del mundo en convertirse en milmillonaria. Al menos durante un breve periodo de tiempo. Ya que, actualmente, se estima que tiene alrededor de 510 millones de dólares, lo cual la descalificaría de ser considerada como tal... a pesar de ser una nada inestimable cifra.
En noviembre de 2023, Herd dejó su posición de CEO, aunque volvió el pasado marzo de este mismo año, cuando la que durante ese periodo fue CEO, Lidiane Jones, tuvo que dejar el puesto por motivos personales. Todo esto tras que sufriera una caída anual de beneficios del 7.7% por primera vez en su historia. En palabras de la propia Wolfe Herd, “Bumble me necesita de vuelta. Es una extensión de mí hasta cierto punto, y verla caer desde lo más alto ha sido muy duro”.
Wolfe Herd demuestra que es posible hacer las cosas de otra forma. De una un poco más justa. No es, como dijo Forbes en 2022, una de las mujeres hechas a sí mismas más ricas de América, porque eso sería negar la posición de privilegio de la que partió. Pero, es sin duda, una mujer que en un mundo de hombres ha sabido hacer las cosas de una manera diferente y ver cómo, pensando en lo que necesitan la gente que normalmente es silenciada, se puede llegar más lejos.
Es algo que ella misma ha admitido: “los mejores emprendedores del mundo son los que resuelven problemas: quieren hacer del mundo un lugar mejor resolviendo problemas muy específicos”. Incluso si es con algo tan sencillo como hacer que en una app de citas sean ellas las que puedan elegir cuando empezar a hablar con alguien.