Se habló mucho de Elies Campo durante la etapa del proceso independentista catalán, por ser parte implicada y afectada en la trama de espionaje a los soberanistas mediante la aplicación Pegasus. No por orientación política, sino por sus conocimientos y contactos con las empresas tecnológicas afectadas (WhatsApp y CitizenLab). Y es que este ingeniero en telecomunicaciones barcelonés llegó a trabajar en la época más álgida de WhatsApp, cuando aún era una empresa independiente. De allí se marchó a Telegram y, finalmente, recayó en Citizen Lab, un laboratorio de investigación en control de la información y las comunicaciones que pertenece a la Universidad de Toronto.
Hace un mes que mantengo una conversación con él a través de Signal, la aplicación superencriptada que usa la gente que busca la máxima privacidad y seguridad. Es muy significativo que, habiendo trabajado en WhatsApp, no use la app que le dio de comer durante varios años. Y es que cuando Meta anunció que empezaría a incluir publicidad en WhatsApp el pasado junio, muchos se llevaron las manos a la cabeza: se ha roto una promesa que se mantenía desde hace más de 15 años.
Ahora veremos anuncios dentro de los estados, al estilo Instagram. Veremos alguna historia y, entre medias, un anuncio. También saldrá en el directorio de canales, cuyos creadores podrán pagar para aparecer destacados y figurar en lo más alto de la lista. Y, más adelante, se permitirá que los canales cobren una cuota mensual. De esa cuota, Meta se quedará con un porcentaje que, probablemente, será del 10%. Y aunque pensemos que nadie mira los estados de WhatsApp, desde Meta dicen que la pestaña es visitada por más de 1.500 millones de personas cada día, una cifra nada desdeñable.
La publicidad de WhatsApp
¿Y qué datos usarán para esos anuncios?
Según han dicho, solo se usarán los datos vinculados al uso de WhatsApp y que no están cifrados de extremo a extremo. Es decir, se excluyen los mensajes. Usarán datos como el país (extraído del código telefónico), el idioma configurado, el tipo de dispositivo (Android, iPhone, etc.), los canales que sigues y las interacciones con esta nueva publicidad.
Esto será así especialmente en Europa, por las regulaciones del Digital Markets Act. Pero si tienes vinculada tu cuenta de WhatsApp con el centro de cuentas de Meta, y diste tu consentimiento para ello, entonces podrán usar también tus datos de Facebook o Instagram.

WhatsApp lidera el mercado de las apps de mensajería.
Ya no es lo que era
WhatsApp tenía unos principios totalmente contrarios
El barcelonés Elies Campo, uno de los grandes expertos en telecomunicaciones del país, trabajó en WhatsApp durante la etapa inicial del proyecto, cuando todavía era una app independiente.
“Cuando yo trabajaba en WhatsApp, antes de que Facebook nos comprara, había un post-it en el escritorio de Jan Koum, uno de los fundadores. Lo había pegado el otro fundador, Brian Acton. Decía: 'No ads! No games! No gimmicks!' (Ni anuncios, ni juegos, ni ganchos)”.

“No ads, no games, no gimmicks”: los preceptos fundacionales de WhatsApp.
“Ese pequeño post-it resumía nuestros valores”, prosigue. “Todo lo que hacíamos en producto era para mejorar la experiencia del usuario. Cualquier recurso extra lo destinábamos a hacer mejor WhatsApp. Nunca a analítica, ni a construir plataformas de anuncios”.
Entonces llegó Mark Zuckerberg y se hizo con la plataforma. Pero, a pesar de su fama, ya por entonces algo vilipendiada por la película La red social, mantuvo los principios del famoso post-it. “Cuando llegó la compra por parte de Facebook, los fundadores negociaron con Zuckerberg para mantener ese espíritu”, recuerda Campo. “Al principio, parecía que sí. Pero con el tiempo, si repasamos los cambios en los términos de servicio, la historia cambia. Aquí cabe puntualizar que Facebook tiene un largo historial de engaño y abuso de confianza que nos hace cuestionarnos sus afirmaciones actuales sobre el uso de datos de WhatsApp”.
Facebook tiene un largo historial de engaño y abuso de confianza que nos hace cuestionarnos sus afirmaciones actuales sobre el uso de datos de WhatsApp
Meta no es de fiar, según Campo
Engaños, metadatos y decisiones cuestionables
Elies Campo revela que, en 2014, durante el proceso de aprobación por parte de la Unión Europea, los abogados de Facebook instruyeron a los fundadores de WhatsApp (Acton y Koum) para que engañaran a los reguladores y les convencieran de que WhatsApp y Facebook nunca podrían integrarse automáticamente. Pero, unos años más tarde, salieron a la luz correos internos que demostraban que desde el principio ya se estaba planificando esa integración. La Comisión Europea acabó multando a Meta con 110 millones de euros en 2017.
En agosto de 2016 cambiaron por primera vez los términos de servicio desde la adquisición. WhatsApp pedía permiso —obligatorio, si querías seguir usándolo— para compartir ciertos metadatos con la familia de productos de Facebook.
“¿Qué son esos metadatos? Información sobre tus contactos, los grupos a los que perteneces, cuándo te conectas, qué dispositivo usas, tu número de teléfono…”, aclara Elies Campo. “Aunque los mensajes estén cifrados, todos estos metadatos no lo están”. Desde entonces, los metadatos se usan para mejorar la publicidad o sugerencias en Facebook e Instagram. Era algo que no repercutía directamente en WhatsApp, pero sí mejoraba el sistema de anuncios de Meta.

Facebook (actualmente Meta) compró WhatsApp en 2014.
Convierten WhatsApp en una máquina de generar dinero
El giro de 2021
En enero de 2021 llegaron nuevos cambios. En ese momento, se amplió el uso de metadatos y se abrió la puerta al business messaging. Es decir, a que las empresas usen WhatsApp para hablar con clientes. Y con eso, claro, vinieron los anuncios.
Campo explica que investigadores neerlandeses descubrieron hace unas semanas que las apps de Facebook e Instagram para Android abrían en silencio canales de comunicación para registrar todos los sitios web que visitaba un usuario. Incluso en modo incógnito. Meta solo desactivó ese código tras ser confrontada por periodistas que lo divulgaron.
Y no es el único engaño de la compañía a lo largo de estos años. “Con este historial, es difícil confiar en las afirmaciones actuales de Meta sobre cómo usarán nuestros datos de WhatsApp para sus nuevos anuncios o futuras mejoras”, sentencia el ingeniero.
Engaños de MetaOtros ejemplos aportados por Elies Campo
1En 2012, llevaron a cabo un experimento secreto con casi 700.000 personas para manipular sus emociones sin consentimiento. Lo que hacían era ocultar “un pequeño porcentaje” de palabras emotivas de los feeds de noticias de los usuarios sin su conocimiento, para probar qué efecto tenía eso en los estados o en los “me gusta”. Al cabo de un tiempo, salió la número 2 de Facebook a pedir disculpas públicamente.
2Tras publicarse un informe internacional, Meta no pudo rebatir que se hubiera usado su plataforma para alentar el genocidio de Myanmar, ignorando alertas durante años. Admitieron que no pudieron evitar la “incitación a la violencia”.
3La compra de Instagram por 1.000 millones de dólares en 2012 fue un engaño en sí misma. Zuckerberg se comprometió a seguir desarrollando Instagram como una marca independiente. Una independencia que nunca llegó.
4La empresa permitió grandes dosis de desinformación durante campañas electorales críticas hacia mediados de la década de 2010, a la que empezó a poner límites en 2018.
5Suprimieron una investigación interna sobre los efectos tóxicos de Instagram en la salud mental de los adolescentes, que llevó al intento fallido de la plataforma de crear una app solo para niños.
1En 2019, aceptaron pagar 40 millones tras inflar métricas de visualización de vídeos hasta un 900%..
El futuro de WhatsApp
¿Y ahora, qué?
Meta ha dicho que, en Europa, los anuncios en WhatsApp no llegarán hasta como mínimo 2026, a la espera de diseñar un nuevo proceso de consentimiento para sus términos de servicio. Pero fuera de Europa, los metadatos de WhatsApp ya alimentan su sistema de anuncios. En la pestaña Novedades ya empiezan a aparecer anuncios completos.
“Como hemos visto en el pasado, no creo que en el corto plazo vayamos a ver un gran impacto. Los efectos de red de WhatsApp son demasiado fuertes, y sus feeds algorítmicos, demasiado adictivos. Además, la mayoría de la sociedad aún no es consciente de lo destructivo que puede ser este liderazgo de Meta”, sostiene Campo. “Pero lo que sí creo que está claro es que, conociendo el historial de Meta, no podemos confiar en sus promesas sobre cómo usarán nuestros datos en WhatsApp en el futuro”.