El negociador Donald Trump solo lleva unos meses de regreso al cargo. Y, sin embargo, una cosa es segura: nada es seguro. Esto aplica no solo a Groenlandia, Panamá, Gaza o Ucrania, sino también al mundo de las tecnologías de la información (TI) de este país.
En el ámbito digital, esta necesidad se vuelve crítica. Europa, y en particular España, se enfrentan a un desafío estratégico: reducir su dependencia de las grandes tecnológicas estadounidenses. La relación con Estados Unidos ya no es tan estable como se creía, y los cambios políticos al otro lado del Atlántico pueden tener consecuencias inmediatas para las infraestructuras digitales europeas.
El precedente que activó las alarmas en Europa
Durante el mandato de Donald Trump, las tensiones internacionales alcanzaron niveles inesperados. España no fue una excepción. Desde amenazas arancelarias hasta críticas a las posiciones españolas en política exterior, las fricciones fueron notorias.
Pero, más allá del discurso, lo verdaderamente inquietante fue el alcance práctico del poder político estadounidense sobre empresas tecnológicas supuestamente independientes. El caso más emblemático fue el del fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, a quien Microsoft bloqueó el acceso a su cuenta tras una orden de la administración Trump. Aunque la empresa intentó minimizar el incidente, el mensaje fue claro: si el gobierno estadounidense exige una acción, las empresas con sede en su territorio deben obedecer.

Fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Karim Khan.
Reacción política y visión estratégica europea
Este episodio encendió las alarmas en Europa. El riesgo de que un cambio político en Washington conlleve bloqueos o restricciones tecnológicas reales dejó de ser una hipótesis. En Austria, el secretario de Estado, Alexander Pröll, lo expresó con contundencia en el Consejo de Ministros de Telecomunicaciones de la UE.
Según él, perder el control sobre los datos y las infraestructuras digitales es ceder soberanía política y económica. Su planteamiento ha calado hondo en otros países. España comparte esta preocupación y ha empezado a dar pasos para reforzar su resiliencia digital.
Capacidades nacionales y ecosistema tecnológico español
El contexto español ofrece tanto oportunidades como desafíos. El país cuenta con centros tecnológicos de referencia, una red creciente de empresas especializadas en ciberseguridad, y una estrategia digital en línea con los objetivos europeos. Instituciones como el Centro de Satélites de la Unión Europea, ubicado en Torrejón de Ardoz, refuerzan la capacidad estratégica nacional en entornos sensibles.
A ello se suma una comunidad activa de desarrolladores y proveedores de software libre, que ven en la soberanía digital no solo una cuestión de principios, sino una oportunidad de desarrollo económico y tecnológico.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, atiende a los medios durante su visita al Centro de Satélites de la Unión Europea en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz.
Iniciativas europeas como referencia práctica
La colaboración con iniciativas como el Centro para la Soberanía Digital (ZenDiS), impulsado por el Gobierno alemán, representa un paso importante en este camino. Lejos de proponer soluciones burocráticas, ZenDiS apuesta por herramientas funcionales y de uso inmediato. Su plataforma openDesk, una suite colaborativa basada en software libre europeo, ya ha despertado el interés de múltiples administraciones públicas.
La soberanía como cuestión de Estado
Sin embargo, los avances técnicos deben ir acompañados de una voluntad política firme. El impulso a soluciones tecnológicas propias no puede depender únicamente del entusiasmo de algunos funcionarios o de proyectos piloto. Requiere presupuestos adecuados, directrices claras de contratación pública y una estrategia europea común. Solo así será posible reducir progresivamente la dependencia de proveedores extranjeros que, como se ha demostrado, pueden estar sujetos a decisiones políticas imprevisibles.
En un escenario geopolítico cada vez más volátil, asegurar la independencia digital no es una opción ideológica ni un gesto simbólico. Es una condición esencial para garantizar la continuidad institucional, la privacidad de los ciudadanos y la capacidad de actuación soberana de los Estados. España tiene la capacidad, el conocimiento y los socios para avanzar en esa dirección. La clave está en transformar esa posibilidad en una política de Estado.
Artículo publicado originalmente Computerwoche.
Tillmann Braun es periodista independiente y asesor de comunicación para organizaciones sin ánimo de lucro y empresas. Su especialidad son las soluciones informáticas innovadoras para la interconexión entre personas y máquinas. Entre sus temas principales se encuentran las redes inteligentes (también domésticas), la comunicación máquina a máquina, el pago móvil, las estrategias de TI y los sistemas de comunicación versátiles.