En 1999, cuando Amazon era todavía una librería digital con ambiciones de crecimiento en el naciente sector del comercio electrónico, Jeff Bezos concedió una entrevista a CNET en la que definió la filosofía que marcaría el rumbo de la compañía. Preguntado por cómo motivaba a sus empleados, el entonces consejero delegado respondió con una frase que se haría célebre: “Quiero que mis empleados que se despierten aterrorizados cada mañana, con las sábanas empapadas de sudor”.
La declaración formaba parte de lo que Bezos denominó “obsesión por el cliente”, un principio que situaba a los consumidores en el centro de todas las decisiones estratégicas. “Los competidores son temporales, nuestros clientes son los que nos envían dinero”, señaló en esa misma entrevista. Esta idea se convirtió en la base cultural de Amazon y en el eje de sus operaciones durante las dos décadas siguientes.
La aplicación práctica de esta filosofía fue descrita por medios como The Guardian como un entorno de trabajo “confrontacional”, con reuniones en las que se esperaba de los empleados un nivel de preparación exhaustivo y una disposición permanente a ser cuestionados.
Según testimonios de la época, Bezos podía descalificar propuestas con preguntas directas del tipo “¿eres perezoso o incompetente?”, una forma de presión que muchos extrabajadores interpretaron como un filtro deliberado para mantener altos niveles de exigencia.

Jeff Bezos, CEO de Amazon.
¿Eres perezoso o incompetente?
El impacto de esta cultura en los resultados empresariales es innegable. Bajo la dirección de Bezos, Amazon pasó de vender libros en internet a convertirse en un conglomerado que hoy incluye servicios de suscripción como Prime, un sistema logístico global y Amazon Web Services (AWS), líder en servicios de computación en la nube. En 2025, la compañía supera los 2.200 mil millones de dólares de capitalización bursátil, situándose como la cuarta empresa más valiosa del mundo.
Las críticas, sin embargo, han acompañado este modelo desde hace años. Un reportaje de The New York Times de 2015 recogía experiencias de empleados que hablaban de jornadas interminables, competitividad interna y un desgaste emocional constante. Otros extrabajadores entrevistados por Business Insider describieron la cultura laboral de Amazon como un “test brutal” que solo podían superar quienes se adaptaban a una presión continua.
El caso de Amazon sigue siendo objeto de debate en el mundo empresarial. De lo que no hay duda, para bien o para mal, es de que ha funcionado. Pero ¿se sigue aplicando ahora que es una de las empresas más importantes de la historia?