La polarización que rodea un asunto tan complejo como la guerra en Oriente
Medio ha dado lugar en el último año a episodios lamentables, como el escrache a un hotel de Barcelona propiedad de un israelí o gestos hostiles contra ciudadanos de aquel país o nacidos aquí cuyo pecado es ser judios (o, simplemente, simpatizar con ellos). Sin distinciones y con brocha gorda. En este apartado cabe incluir el vandalismo que sufrió la periodista Pilar Rahola anteayer cuando unos individuos le arrojaron pintura roja cuando pronunciaba la conferencia inaugural de la Fundació Universitària Martí l’Humà en La Garriga. Mala
noticia cualquier ataque a la libertad de opinión y más por puro odio. Esta sociedad democrática permite, como se observó el pasado domingo en Barcelona, que haya manifestaciones favorables a los palestinos y críticas con Israel. Sorprende que los mismos que tienen garantizado manifestarse por nuestras calles se arroguen el derecho a acallar a quienes opinan diferente.
No todo vale contra Israel
Mostrar comentarios
{"allowComment":"allowed","articleId":"article-10010036","url":"https:\/\/www.lavanguardia.com\/opinion\/20241009\/10010036\/vale-israel.html","livefyre-url":"article-10010036"}