Yo no soy tonto

La ópera y el reguetón tienen más en común de lo que puede creerse. Sin entrar en ­ciertas afinidades argumentales, ambos géneros musi­cales sufren estos días los embates de aquellos que creen que algunos de sus contenidos (argumentos, letras) no son adecuados para nuestras avanzadas (sic) sociedades.

¿Qué sentido tiene programar hoy Madama Butterfly ?, se preguntan algunos. La ópera de Puccini –que puede verse en el Liceu hasta el próximo día 28– es, desde luego, un epítome de la sumisión de la mujer al hombre, pues la exgeisha Cio-Cio-San hace depender su felicidad (y su vida entera) de un marido, Pinkerton, arrogante, rijoso y colonial, que la desprecia tratándola como un alegre pasatiempo para luego abandonarla y casarse con otra sin decírselo. Su final es, además, una glorificación del sacrificio.

Preensayo general de la ópera Madama Butterfly en el Liceu. Barcelona, 5 de Diciembre de 2024

 

Pau Venteo / Shooting

Asimismo, hay quien pone el grito en el cielo porque, en este 2024 que se acaba, el reguetón sea el género musical más escuchado en España, por el carácter sexista de sus canciones. Estudios universitarios recientes –tampoco es que hiciera falta un informe académico para darse cuenta– apuntan a la cosificación que suele darse en sus letras e incluso algunos la han relacionado con las altas tasas de violencia machista (los amantes de los videojuegos saben de lo que hablo, pues llevan años sufriendo similares acusaciones).

¿Qué sentido tiene programar hoy Madama Butterfly ?, se preguntan algunos

No voy a negar la mayor (hay machismo, sexismo y valores patriarcales en esos contenidos) ni a citar la cada vez más larga lista de ejemplos que van en otra dirección (desde la fantástica ópera Alexina B hasta el reguetón feminista). Simplemente, señalaré que el punto débil de estas críticas es que presuponen la minoría de edad del público, que al parecer sería incapaz de situar las óperas en su contexto histórico o creería que las letras del reguetón, más que un juego ficcional, son un manual prescriptivo de instrucciones para la conducta sexual.

Aplicando esta lógica a rajatabla, las películas de superhéroes serían una apología del fascismo (con esos hombres musculados que se toman la justicia por su mano, más allá de cualquier ley, a porrazo limpio) o ciertas novelas negras, una invitación a delinquir. Parece más lógico aceptar la realidad: nuestros hijos, amigos y nosotros mismos disfrutamos de esos productos culturales sin que los valores que tuvieron sus creadores nos alcancen porque ya no tenemos seis años y sabemos discernir. En resumen: los espectadores son mucho más listos.

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