La buganvilla y Barcelona

Hace unos días, mientras paseaba por Barcelona, leí con perplejidad la siguiente llamada de socorro: “A causa del vendaval de este sábado 7 de diciembre, la buganvilla bajó 20 cm y, por precaución, llamamos a Parques y Jardines para delimitar la zona y evitar que nadie resultara herido. Ante este hecho, Parques y Jardines ha decidido cortar la buganvilla a 1 metro de altura”. El SOS lo ha emitido la excelente floristería Maria Ponsa Flors en la rambla Catalunya 124 para impedir que corten la buganvilla que hace de pórtico natural de entrada a la tienda.

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Ana Jiménez

Es una alerta que debemos atender, pues uno de los síntomas que anticipan la decadencia de una ciudad es cuando esta da la espalda a la belleza. No debemos olvidar que la razón por la que muchas personas visitan Barcelona es porque en sus calles, plazas, barrios, en su arquitectura y urbanismo, aún hay espacio para la sorpresa, lo inesperado, rincones donde no gobiernan las normativas. Hay quienes olvidan que la ciudad surge y se sostiene en la mirada de quienes la habitan o la frecuentan y se diluye cuando las normas son las únicas que dictan su dinámica. Debemos preguntarnos cuál fue el momento en que Parques y Jardines dejó de priorizar y preservar el patrimonio natural de la ciudad, la flora que la embellece, y se inclinó por eliminar toda planta o flor que pueda dificultar el eficiente funcionamiento de la ciudad basándose únicamente en criterios de prevención.

Uno de los síntomas que anticipan la decadencia de una ciudad es cuando da la espalda a la belleza

Al cortar la buganvilla por razones de seguridad, reduciendo su altura a un metro, perderá todo su encanto y sentido estético, dejará de ser un pórtico natural de la tienda. No debe obviarse que eliminar la marquesina vegetal afecta al espíritu y a la inclinación humana por la belleza; la buganvilla es portadora de armonía y aleja por un breve instante, al contemplar sus flores blancas, rojas, violetas o anaranjadas, las preocupaciones de la vida. Se debería tratar de encontrar una solución que permita garantizar la seguridad de los transeúntes y preservar la buganvilla para el deleite de los paseantes.

Debe ser posible encontrar una solución que permita a Barcelona unirse a ciudades como Roma, donde las flores y plantas reinan en la urbe, dialogan con las piedras y su historia, y con los ciudadanos que las cuidan. Ahora que está a punto de acabar el año 2024 es una buena ocasión para acercarse a contemplar esta maravillosa buganvilla y sentir el placer de ir paseando por la rambla Catalunya y ser sorprendido ante la presencia silenciosa de pequeñas flores que coronan esta fantástica planta trepadora, que te invita a rodearla para contemplar aún más su belleza.

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