A punto de cumplirse los primeros seis meses de Salvador Illa al frente del Govern, podemos constatar que su agenda política se va centrando en la acción política para solucionar los problemas de los ciudadanos, dejando en un segundo plano los problemas que se generan desde la política. Su acción de gobierno se encuentra ante la necesidad de tener que sortear la negativa de ERC a negociar los presupuestos del Gobierno de la Generalitat de Catalunya condicionada a que se cumplan los acuerdos firmados que especifican que deben garantizar la “financiación singular” para Catalunya. Se trata de una paradoja ya que, al mismo tiempo que exigen más recursos y autonomía económica para Catalunya, bloquean los presupuestos generales de la Generalitat y limitan la capacidad del Govern para mejorar la vida de los ciudadanos.

Si aceptamos que los presupuestos de un gobierno expresan qué tipo de país se quiere construir y, por lo tanto, las cifras no solo muestran lo que cuestan las cosas sino el valor político, social, económico e incluso moral que supone llevarlas a cabo, podríamos concluir que la negativa a negociar los presupuestos conlleva dejar de implicarse en la construcción del país.
Negarse a negociar los presupuestos conlleva no implicarse en la construcción del país
La lección que podemos extraer de la negativa a negociar los presupuestos, aunque nadie ponga en duda el compromiso de ERC con la construcción de Catalunya, es que, mientras que la formación republicana ha puesto en marcha un plan político para conseguir sus fines, el PSC se centra en la acción política para lograr sus objetivos.
La acción siempre permite evaluar los resultados, porque se podrá verificar si los encuentros que el presidente de la Generalitat está realizando en todas las autonomías para explicar que lo que suma a Catalunya no resta a España y viceversa para lograr la “financiación singular” han dado sus frutos. Sin embargo, el plan político de ERC busca establecer de antemano una secuencia de acontecimientos políticos para conseguir recobrar o reforzar la confianza y seguridad de su organización política.
Cuando el 10 de febrero se cumplan los primeros seis meses de la toma de posesión como presidente de la Generalitat de Salvador Illa, los ciudadanos ya podrán verificar si el Govern está cumpliendo o no con sus obligaciones y podrán concluir, al ver los resultados de su gestión, si ha llegado el momento de que la oposición se una con el Govern para impulsar la reforma de la administración pública y convertirse en un referente europeo en la prestación de servicios públicos y para reforzar la seguridad ciudadana, entre otras medidas que se están llevando a cabo.