Preservar la tradición

Los lazos entre la comunidad de monjas clarisas del monasterio de Pedralbes y los gobernantes de Barcelona se han mantenido durante casi siete siglos, el tiempo transcurrido desde la fundación de este magnífico exponente del gótico catalán por parte de la reina Elisenda de Montcada. Por eso resulta especialmente lastimoso que ayer se certificara, con la tradicional visita de la corporación municipal con motivo de Santa Eulàlia, el adiós de las religiosas a la que ha sido durante tanto tiempo su casa. El alcalde Collboni expresó su confianza en que las hermanas regresen pronto. Los rasgos identitarios de un país, de una ciudad, se alimentan también de la pervivencia de unas tradiciones que, en este caso, hunden sus raíces en plena edad media. La mejor noticia, por lo menos una puerta entreabierta a la esperanza, la dio sor Isaura, una de las clarisas que en los próximos días abandonarán el monasterio al no descartar la posibilidad de que algunas de sus compañeras de orden ocupen en el futuro el lugar que ella y las últimas monjas de Pedralbes dejan vacío.

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