De Paraguay a Uruguay, y de La Palma a Palma

El Defensor del Lector

Uruguay no es lo mismo que Paraguay. Y La Palma, Las Palmas de Gran Canaria y Palma son lugares distintos. Sus nombres se parecen, pero, como nuestros lectores bien saben, se refieren a dos países distintos de Sudamérica, a una de las ocho islas canarias, a la capital de Gran Canaria y a la capital de las Baleares. En dos artículos recientes de la edición digital, sin embargo, se produjeron confusiones que causaron malestar entre lectores uruguayos y canarios. Para ellos, este tipo de equivocaciones no se pueden considerar desafortunados lapsus sino que los viven como una desconsideración o menosprecio.

“Con gran pesar les informo que Montevideo es la capital de Uruguay, no de Paraguay, cuya capital es Asunción. Lo digo con gran pesar porque es información básica y de cultura más que general”, lamentaba Patricia Ronaldo a raíz de un artículo sobre la llegada del buque escuela Juan Sebastián de Elcano a la capital uruguaya en el que en una primera versión se confundían los dos países. “Como ciudadana uruguaya y española, creo importante corregir para asegurar la precisión de la información”, pedía María Virginia Collazo, que recalcaba que escribía “desde Montevideo, capital de la República Oriental de Uruguay”.

Una situación similar se produjo en un artículo que suscitó quejas de lectores de las Islas Canarias porque en él se “mezclaban nombres de pueblos e islas de manera disparatada”, según lo expresaba el lector José Manuel Echevarria. “Me duele ver como en numerosos periódicos nacionales se habla de Canarias sin documentarse primero, ya está bien por favor, que tampoco es tan difícil aprenderse los nombres de las islas, o buscarlos en Google”, lamentaba Patricia Álvarez. La lectora Paqui Rodríguez, por su parte, advertía del “malestar que ha generado en las islas tal falta de documentación”.

No es la primera vez que lectores escriben alertando de errores geográficos, de mayor o menor calibre (como situar una localidad en la provincia o comarca vecina), y expresando la sensación que son fruto de una infravaloración de lugares que no acostumbran a ser noticia. En otras ocasiones, nos advierten de equivocaciones menos evidentes , pero que para ellos también denotan una falta de rigor. Y nos recuerdan, así, que de La Vanguardia esperan la máxima precisión y consideración hacia todos los lugares de los que informa.

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