‘Yira yira’

EL JARDÍN DE LOS SENSATOS

‘Yira yira’
Divulgador económico

Ya estamos como siempre. El Papa está muy enfermo. Todos sabemos los detalles porque la oficina de prensa de la Santa Sede se ha tomado la transparencia muy en serio. Los periodistas, y los no periodistas, muy lanzados a la profecía. Aunque no tenga nada que ver, me acuerdo del tango Yira yira: “Cuando manyés (comprendas) que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar…”.

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Una monja sostiene una imagen del papa Francisco durante una oración del rosario por la salud del Pontífice en la plaza de San Pedro

Alessandro Di Meo / Efe

Se están probando la ropa, haciendo lista de los papables. Para que la profecía sea completa, hay europeos, asiáticos, africanos. Alguno llega al detalle y, sin respetar lo políticamente correcto, asegura que “ahora toca un Papa negro”.

Los católicos creemos que el Espíritu Santo elige al papa. Por supuesto, la elección no es automática. Alguien me dijo que los cardenales, sentados unos al lado de otros, una vez elegido el papa, apretaban un botón que hacía plegarse un pequeño baldaquino o techo que tenía cada silla. El elegido no apretaba su botón, de manera que los demás rendían homenaje al nuevo papa. El que me lo contó, riéndose, me dijo que él pensaba, de pequeño, que, sin saber a quién quería elegir el Espíritu Santo, iban cayendo los baldaquinos, los cardenales miraban disimuladamente y uno de ellos decía: “Me tocó”.

Alguno llega al detalle y asegura que “ahora toca un Papa negro”

Gracias a Dios, Dios interviene utilizando a las personas, como en todo. Gracias a Dios, el hombre tiene que aportar lo mejor de sí mismo. A eso se le llama “trabajo bien hecho y bien acabado”.

Y en cuanto hablo del trabajo, se me va la cabeza a la chapuza, que es un vicio que, si nos descuidamos, se extiende, porque cuesta menos trabajar mal o no trabajar que trabajar y hacerlo bien.

El trabajo bien hecho me lleva al Mobile World Congress, que se ha celebrado en Barcelona. Hablo con un visitante, entusiasmado con los drones. Me dice que ya se han acabado aquellos portaviones con muchos aviones. Ahora las cubiertas estarán llenas de drones, mucho más baratos.

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Ya que estoy en este terreno, sigo asombrado con la noticia que leí hace unos días. En una nación en guerra, Líbano, Israel, Gaza… un automovilista recibe un aviso por radio: “Frene y apártese del coche que lleva delante, porque vamos a enviarle un dron que lo destrozará”. El automovilista frena, se separa y allá va el dron que hace polvo al coche de delante.

Del Papa muy enfermo al posible sucesor, los drones y, sobre todo, la necesidad que tenemos todos de que el Espíritu Santo no se distraiga, porque, si se distrae, haremos lo que mejor sabemos hacer: drones.

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