Un doble rearme: material y moral

Al presidente Sánchez se le atraganta la palabra rearme. Tendrá que asumirla, porque Europa ha de emprender –es cuestión de ser o no ser– un doble rearme, moral y material, por dos razones­: 1) Porque la única alternativa a este doble rearme es una pasividad suicida, un entreguismo cobarde y una indignidad grave. 2) Porque, hoy por hoy, la mentalidad dominante en Europa no es, pese a sus ­dudas, el insufrible gazpacho ideológico del Gobierno español, éticamente errado, políticamente sectario e intelectualmente romo.

Hay que partir, para centrar este tema, de una idea tan clara como simple: la existencia de una violencia potencial es esencial para el orden. Si hablamos de orden, es porque el hombre es capaz de desorden, pero hay que admitir también que el hombre
–ser racional– puede hacer frente a este desorden mediante el uso de la violencia en ejercicio de su legítima defensa. Ahora bien, esto que es cierto en el ámbito personal lo es también respecto al orden social, ya que la sociedad en su conjunto debe ejercer la violencia precisa para mantener en ella el orden según criterios de justicia apreciados siempre por los jueces.

FILE PHOTO: An view of a Puma fighting vehicle's cannon at a production line as German Chancellor Olaf Scholz and Defence Minister Boris Pistorius visit the future site of an arms factory where weapons maker Rheinmetall plans to produce artilleries from 2025, in Unterluess, Germany February 12, 2024. REUTERS/Fabian Bimmer/Pool/File Photo

   

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Y el mismo razonamiento es aplicable al ámbito internacional, donde la inexistencia de una instancia operativa superior a los estados hace que cualquiera de estos esté legitimado para ejercer la violencia en legítima defensa cuando es atacado. De lo que resulta que esta violencia en legítima defensa es una guerra justa.

El derecho, como declaración de lo que es justo y producto de la auctoritas, carece en sí de toda violencia. Pero el derecho no podría hacerse efectivo en un verdadero orden jurídico si no se hallara reforzado por un dispositivo capaz de hacer violencia para lograr que el derecho se aplique. Por tanto, el orden jurídico es el resultado de una potencial violencia constituyente y reactiva, que se hace efectiva frente a cualquier violación, restableciendo el orden jurídico por la fuerza.

La UE no tiene ni soldados suficientes dispuestos a luchar ni armas para ir al combate

Lo que implica que quien quiera imponer el orden deba ser más fuerte que quien quiera incumplirlo (desde fuera) o subvertirlo (desde dentro) del propio sistema. Y, por último, esta necesidad de contar con una violencia constituyente y reactiva es lo que legitima el uso de las armas dentro del marco de lo establecido por la ley.

En el ámbito privado, el progreso de la civilización ha impuesto el control social de la violencia personal en la medida que la sociedad, a través de los estados, ha asumido la defensa de las personas. De ahí que, a estos efectos, el Estado tenga el monopolio de la violencia legítima. Pero, en el ámbito internacional, al no existir una autoridad superior a los estados que pueda dirimir los conflictos entre ellos e imponer su decisión por la fuerza, los estados se ven abocados al enfrentamiento armado en caso de agresión. Puede decirse, por tanto, que todos los estados tienen derecho a su legítima defensa mediante una guerra justa. Sí, justa.

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Juan-José López Burniol
Berlin (Germany), 08/03/2025.- Chairman of the Christian Democratic Union (CDU) party and faction Friedrich Merz (front-L) and Social Democratic Party (SPD) co-chairwoman Saskia Esken (front-R) shake hands in front of Social Democratic Party (SPD) co-chairman Lars Klingbeil (back-L) and State Premier of Bavaria Markus Soeder (back-R) after a press conference during ongoing exploratory talks on the premises of the German parliament, the Bundestag, in Berlin, Germany, 08 March 2025. Germany's Christian Democratic Union (CDU) and Social Democratic Party (SPD) continue exploratory talks on forming a potential governing coalition. (Elecciones, Alemania) EFE/EPA/CLEMENS BILAN

Ahora bien, para sostener una guerra justa hacen falta hombres y mujeres dispuestos y preparados para librarla, así como armas adecuadas y suficientes para atacar y defenderse. Y, aplicando esta regla a la guerra de Ucrania, resulta que la Unión Europea no tiene ni soldados suficientes dispuestos a luchar ni armas para ir al combate, razón por la que necesita un doble rearme: moral y material.

Moral, para que los pueblos europeos asuman que sin la entrega personal al servicio no hay ejército posible; y material, porque sin armas y equipos toda acción es ilusoria. Para el rearme material, hace falta dinero. Para el rearme moral, se requiere un sentido comunitario y una capacidad de sacrificio por encima del interés personal de los ciudadanos. El rearme material es caro y difícil; el moral aún lo es más en una sociedad como la europea, en la que la exigencia de los derechos individuales ha alcanzado el nivel del paroxismo. ¿Se conseguirá? Solo cuando se tenga claro que las consecuencias de la falta de reacción serían más gravosas que las derivadas de la lucha. Y puede que entonces ya sea demasiado tarde.

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