En el supermercado vi más gente de lo habitual. El cajero comentó en voz baja: “Una clienta dice que es por si hay guerra…”. Ya saben, la frágil señora Von der Leyen, que es quien manda en la Unión Europea, ha repetido que “Europa debe estar preparada para la guerra”. Uno podía esperar esas tremendas palabras de un tipo con rostro impenetrable, pero no de dicha dama. “Líbrame, Señor, de las aguas mansas, que de las turbias ya me libraré yo”.
Pero ¿qué guerra? Es grave decir que se esté “preparado” para ella cuando los líderes deberían estar esforzándose en negociar la paz. Pobres soldados. ¿Alguien cree, de verdad, que Rusia invadirá la UE? ¿Qué amenazas existen que no se dicen o se exageran? Aquí empieza la firme respuesta de la ética y la democracia: exigir que se hable claro. El derecho a estar informados.
Y si hay tal amenaza, el derecho a ser consultados y decidir. Basta ya de hablar del “compromiso de España” sin contar con los españoles. Política y ética nunca se han llevado bien. De la ética se va a la política, pero de esta ya no se vuelve a aquella. Lo más sensato es mantener siempre una cautelar cláusula de desconfianza hacia el poder político. Y lo más consecuente con la moral es desobedecer a veces sus decretos. Pero esto último –la disidencia– puede no ser necesario si la ley y el gobierno son democráticos. Es indeseable desobedecer en democracia. Si esta funciona, no se contempla la disidencia. La fundación de Vox tiene por nombre Disenso.
¿Alguien cree, de verdad, que Rusia invadirá la Unión Europea?
Ahora vienen curvas. Los mandatarios europeos dicen que hay que rearmarse. No habría que armarse tanto, ni disenso, si se trabajara más y mejor por la paz. ¿No son políticos? Defendamos, sí, Ucrania, Europa y a nuestro país. Pues, aunque no nos invadan, los ataques tecnológicos de gobiernos y de incontrolados van a continuar haciendo muchísimo daño. Entonces, lo ético sería, al menos, que sea en las Cortes donde se debata un posible rearme; que no se recorten las partidas sociales; que se cree un alto comité mixto Gobierno/Congreso de control de la acción y gasto en defensa; que dicho gasto sea en investigación y tecnología, no en armas pesadas que acabarán obsoletas o escacharradas en las cunetas, y que el coste de la defensa no conlleve más impuestos en los ciudadanos.
Si no, todo es muy aventurado. Y ¡cuidado!, sin quitar ojo a los facilitadores, intermediarios y comisionistas que ya se frotan las manos. Caute, sellaba Spinoza. Cautela con las espinas de la rosa.
