Elon Musk no tuvo ayer un buen día. Los votantes de Wisconsin eligieron a una juez progresista para ocupar una vacante en el Tribunal Supremo, a pesar de los 25 millones de dólares que el empresario se ha gastado en apoyar a un candidato conservador. La apuesta de Musk no era gratuita, ya que su empresa había presentado una demanda justamente contra el estado de Wisconsin en relación con su empresa Tesla. Musk se implicó tan a fondo en la campaña que incluso participó en mítines, como en uno el domingo pasado, en el que manifestó que la elección de ese estado determinaría “el futuro de Estados Unidos y de la civilización occidental”. Bueno, pues la civilización occidental, de momento, sigue como estaba. La derrota sin paliativos de Musk es importante para conocer el estado de opinión de la ciudadanía americana en estos primeros días de la Administración Trump.
Pero los males no llegan solos. La crisis de Tesla desde que el magnate ha entrado a trabajar con Donald Trump no ceja. Ayer, en su día negro, se conoció que las entregas de Tesla cayeron de enero a marzo un 13% interanual, su peor dato para un trimestre desde el 2022. La caída en bolsa de la compañía alcanzó un 6%. La campaña de promoción del presidente estadounidense,
absolutamente inédita, de fotografiarse en los jardines de la Casa Blanca con diversos modelos de Tesla para que mejorasen las ventas no parece que haya causado ningún efecto.

Elon Musk junto al presidente Donald Trump en el despacho oval de la Casa Blanca
En este contexto, Politico informó ayer, citando fuentes del entorno del propio Trump, que los días de Musk en la Casa Blanca están contados y que podría perder el cargo de responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que tanta polémica ha cosechado por sus arbitrarios despidos. A la espera de la confirmación definitiva, lo que parece claro es que Musk no ha hecho el mejor negocio de su vida entrando en la Casa Blanca, sobre todo en cuanto a su imagen y reputación en el mundo. A nivel económico, aún nos falta información de los negocios que ha establecido con Trump y cómo quedará su relación en el futuro. No obstante, está claro que Musk ya no es aquel gran empresario infalible.