Aprendiendo a usar internet (otra vez)

Ya no es evitable: cada vez más personas usan inteligencia artificial para todo tipo de cosas. Algunos para pasar el rato conversando con ChatGPT; otros para tareas más prácticas, como resumir documentos o preparar reuniones. Un amigo profesor de urbanismo ha tenido una idea muy inteligente: pide a sus alumnos que redacten un trabajo con ChatGPT y luego otro corrigiendo lo que consideran que se puede mejorar. Así aprenden a usar la herramienta con sentido crítico. Varios amigos lo utilizan para preparar charlas profesionales. No es perfecto, pero sirve como base.

UNA PANTALLA DE ORDENADOR CON LAS DIFERENTES PLATAFORMAS DE INTELIGENCIA ARTIFIAL QUE EXISTEN ACTUALMENTE. CHATGPT, DEEPSEEK, COPILOT, PERPLEXITY, GEMINI

  

Mané Espinosa

La IA ha entrado rápidamente en nuestro día a día. Lo ha hecho a tal velocidad, y con un nivel de sorpresa tan alto, que nos ayuda a ver sus riesgos… y los de internet. El revuelo geopolítico lo está subrayando: la reelección de Trump, su proximidad con Musk, la forma en que usan las redes sociales como armas políticas y su miedo a la capacidad tecnológica de China cambian la mirada sobre el mundo digital.

Un conocido me contó que, al convocar una reunión de trabajo a través de Outlook, su asistente Copilot –la IA de Microsoft integrada en las herramientas de oficina– añadió automáticamente varios documentos como “lectura recomendada para preparar la reunión”. El problema es que esos archivos no eran públicos ni estaban aprobados, y contenían información sensible. El resultado fue un incendio interno.

La Generalitat ha anunciado que conectará todos sus centros a una red de fibra óptica propia

Ese episodio con Copilot deja claro que no basta con tener documentos bien guardados: hay que saber cómo los almacenamos, con qué permisos y dónde. Ya no vale confiar en que, porque algo está escondido dentro de una carpeta de otra carpeta, nadie lo encontrará. Copilot lo encuentra. Y lo comparte si nadie le ha dicho que no lo haga. Estamos obligados a repensar la seguridad digital desde abajo.

En esa línea, decisiones como la de la Generalitat tranquilizan: ha anunciado que conectará todos sus centros a una red de fibra óptica propia, para reforzar la protección de los datos y los servicios esenciales. No es solo una medida técnica, es también una postura política. La geopolítica actual y nuestra creciente dependencia de los servicios digitales convierte la autonomía en las infraestructuras en una cuestión de seguridad y soberanía.

Lee también

Viudo, rico y con pensión

Gemma Ribas Maspoch
Libretas de ahorro y personas mayores 
Foto Emilia Gutierrez
11/02/2023

Por cierto, este artículo lo estoy escribiendo con ayuda de ChatGPT. Hasta ahora me había resistido, pero lo he hecho porque ya estoy convencida de que debemos utilizar estas herramientas para ser más ágiles. Esta es ya la versión número once. Y parece que la definitiva. Estamos aprendiendo a usar internet otra vez. Y, esta vez, tenemos que hacerlo bien.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...