Uno de los aspectos menos comentados de la pasada macrodiada (atención, una sola o) de Sant Jordi es la formación profesional que reciben miles de jóvenes por procedimiento de urgencia. Una FP espontánea, pero mucho más eficaz que todos los cursos de orientación laboral, porque se basa en la práctica directa. El día de Sant Jordi, miles de jóvenes catalanes se lanzaron a las calles a vender siete millones de rosas. También los hubo entre quienes vendieron los dos millones de libros, pero aquí nos centraremos en el apartado floral porque es un ejemplo más claro y limpio: un solo producto, una ganancia socializada y una única variable, el precio.

Cada Sant Jordi, un buen número de los puestos autorizados para la venta de rosas han sido solicitados por esplais, agrupaciones, esbarts, ateneos, clubs deportivos y otras fórmulas asociativas que conforman la llamada sociedad civil. Los encargados de ofrecer, vender y cobrar las rosas son jóvenes, a menudo adolescentes, sin experiencia comercial. En una sola jornada descubrirán los tres elementos básicos del comercio.
Sant Jordi es una jornada de formación profesional y orientación laboral
El primero es la importancia de la publicidad. No tardan en darse cuenta de que venden más rosas si interpelan a los viandantes en lugar de esperar a que les pidan las flores. Los más desinhibidos de cada grupo ensayan fórmulas imaginativas para ofrecer el producto, que incluyen eslóganes, canciones, coreografías y todo tipo de artimañas publicitarias.
También se dan cuenta de la importancia de asegurar los canales que permiten el intercambio de valor en forma de dinero. Además de tener cambio, como cada vez hay más gente que no lleva efectivo, hay que asegurar vías alternativas que permitan las transacciones. Este tipo de tenderetes no suele tener datáfonos, pero este año había muchos que se esforzaban por tener Bizum.
Finalmente, el tercer gran aprendizaje es la constatación de la ley de la oferta y la demanda en formato exprés: el precio de la rosa es inversamente proporcional al paso del tiempo, en una subasta a la baja. Cada Sant Jordi, miles de jóvenes descubren su potencial para perpetuar la gloriosa cultura de los fenicios.