Sabemos que la generación Z escribe en las redes a su manera. Prescinde a menudo de los acentos, usa abundantes siglas, abreviaturas y anglicismos. Algunas de estas desviaciones responden a la necesidad de ajustarse a un medio donde todo es veloz y provisional, un medio que exige brevedad ante todo. Pero detecté el año pasado una nueva peculiaridad en la escritura de uno de mis contactos jóvenes. Empezó a escribir solo en minúsculas sus mensajes de WhatsApp. Nada de mayúsculas, ni al inicio de la oración ni detrás de los puntos. “No me gusta dar énfasis a la perfección ortográfica”, dijo cuando le pregunté.
Pensé que tal vez trataba de justificar cierta dejadez disfrazándola de un propósito estudiado que, al parecer, era evitar dar énfasis a la perfección. Pero hace unos días leí en The Guardian un artículo titulado “La muerte de las mayúsculas”. Ahí comprendí que se trataba de una tendencia compartida por más integrantes de su generación y no solo en redes. En The Guardian, algunos jóvenes explican las razones de su elección. Dice una tal Jardine: “Escribir solo en minúsculas es una manera de oponerse a la autoridad y rigidez asociada a la gramática tradicional”. Según Jardine, las minúsculas crean una atmósfera inclusiva y establecen una fuerte conexión emocional.
“No me gusta dar énfasis a la perfección ortográfica”, me dijo un joven
The Guardian concluye que el abandono de las mayúsculas por parte de la gente joven refleja sus valores y su rechazo a la tradición. Es interesante que no argumenten apenas criterios prácticos (la rapidez y agilidad, por ejemplo) y, en cambio, pongan de relieve las razones ideológicas. Que el uso de minúsculas revele “inclusividad” resulta pasablemente enternecedor. Pero que las mayúsculas revelen “rechazo a la tradición” es preocupante: sin pasado no somos nada.
Comparada con el fin de los glaciares o del papel impreso, la desaparición de las mayúsculas puede parecer una minucia o una moda pasajera. Pero bien puede ser un síntoma de hasta qué punto lo más pueril de la ideología woke ha permeado todas las capas de la cultura. Bien puede ser un síntoma más del deshielo general que todo lo convierte en líquido que fluye y si te he visto no me acuerdo. Falta mucho aún para
saber si vamos a licuarlo todo o, al final, quedará algo sólido a lo que agarrarse.
