Uno de los presidentes favoritos de Donald Trump es Theodore Roosevelt (no confundir con Franklin Delano Roosevelt, que no figura desgraciadamente entre sus referencias). Fue quien desarrolló la teoría del Gran Garrote (Big Stick), que, en realidad, era una frase tomada de un proverbio africano, según el cual, si hablas suavemente y llevas un gran garrote, llegarás lejos. Neoyorkino como Trump, fue un presidente clave para convertir su país en potencia internacional a principios del siglo XX. Puso fin a la guerra ruso-japonesa gracias a un tratado firmado en EE.UU., inició la construcción del canal de Panamá al margen del Congreso y reinterpretó la doctrina Monroe para intervenir en cualquier crisis política y económica. Convirtió su nación en un gran garrote, al que se respetaba por su contundencia.

El comisario negociador de la UE, Maros Sefcovic
Tras el atentado a Trump durante un mitin electoral en Pensilvania, donde la bala solo le alcanzó la oreja al girar la cara, Elon Musk lo comparó con Theodore Roosevelt, a quien un loco le disparó en el pecho (también en la campaña a la presidencia), pero el impacto fue amortiguado por el estuche de acero de sus gafas y una copia de 50 páginas de su discurso.
La UE usa la estrategia de hablar suave con la porra en la mano con EE.UU. que inspira a Trump
Pero Trump no es hombre de palabras suaves, aunque su suavidad consiste en no levantar la voz. Sabe que es imprescindible llamar la atención en las redes sociales, que percibe como el quinto poder. Y que dar miedo con su garrote es la mejor estrategia para negociar, aunque sus amenazas, a veces, tengan poco recorrido. Eso es lo que ha hecho con medio planeta con el anuncio de elevados aranceles.
Es por eso que Bruselas aspira a un buen acuerdo comercial con Trump, mejor incluso que el alcanzado por el Reino Unido. El comisario negociador de la UE, Maros Sefcovic, ha declarado que conoce perfectamente la teoría del Gran Garrote y él también la está usando manteniendo las buenas palabras. ¿Cuál es su garrote? La lista de importaciones estadounidenses a sancionar presentada hace una semana por la Comisión Europea. En realidad, es como el chiste de Eugenio, donde el paciente asustado por el instrumental del odontólogo le agarra el escroto y le dice: “No nos vamos a hacer daño, ¿verdad?”. Theodore Roosevelt en estado puro.