Si se celebraran elecciones generales ahora, el Congreso de los Diputados tendría una clara mayoría de derechas, con 145 diputados para el PP y 43 para Vox, cuya suma de 188 quedaría muy por encima de la mayoría absoluta fijada en 176. De modo que el tremendo desplome de Sumar, que pasaría de 31 a 5 escaños, y los 2 de Podemos, condenarían las posibilidades de la izquierda, pese al crecimiento del PSOE de 121 a 128 escaños.
Estos son los principales datos de la encuesta realizada por Ipsos para La Vanguardia, que publica hoy nuestro diario. Su consecuencia es diáfana: la derecha tendría al alcance de la mano el Gobierno de la nación, poniendo fin al periodo socialista que Pedro Sánchez encabeza desde hace casi siete años.
Dos reflexiones afloran inmediatamente ante estas previsiones. Una referida al pasado y otra, al futuro. La primera nos indica, de modo irrebatible, que la división a la izquierda del PSOE, derivada del divorcio entre Sumar y Podemos, anuncia consecuencias electorales catastróficas, manifiestas en la pérdida de votos y multiplicadas por la exponencial pérdida de escaños. Para Sumar, pasar de 31 escaños a 5 constituye un batacazo en toda regla y lastra gravemente las posibilidades de la izquierda española.
La encuesta de Ipsos para ‘La Vanguardia’ da al PP y Vox una holgada mayoría de 188 escaños
La segunda reflexión, proyectada hacia el futuro, sitúa al PP ante una responsabilidad histórica como es la admisión, o no, de Vox como socio de gobierno. Esta fórmula ha sido ensayada en gobiernos autonómicos, pero tuvo un final abrupto, cuando los ultraderechistas decidieron en julio del año pasado salir de dichos ejecutivos, no sin antes haber tratado de imponer políticas que comportaban un retroceso para las libertades civiles. Esta connivencia entre derecha y ultraderecha, ya ensayada en España, colisiona frontalmente, pongamos por caso, con la política de la derecha alemana, que rechaza la colaboración con las formaciones extremistas en cuyas propuestas resuenan ecos de un pasado ominoso.
Mención aparte merecen las previsiones para los partidos nacionalistas periféricos, que han tenido un papel muy relevante en los últimos tiempos, haciendo valer sus pocos pero decisivos diputados, y que básicamente mantienen posiciones, sin que su labor se vea por tanto muy castigada ni premiada por los encuestados, dicho sea ello con los matices que se desprenden de las siguientes predicciones: ERC continuaría con 7 diputados, Junts caería de 7 a 5, y el PNV recuperaría uno, quedándose en 6, los mismos que conservaría EH Bildu. Todo ello, eso sí, en una circunstancia en la que los votos del llamado bloque de la investidura de Sánchez podrían perder la relevancia que han tenido, dada la nueva correlación de fuerzas entre derecha e izquierda.
La legislatura tiene, al menos sobre el papel, dos años más por delante hasta llegar a las generales previstas para el 2027. Y algunos datos de la encuesta se sitúan en una dirección contradictoria con el avance de la derecha que pronostica. Por ejemplo, que la valoración del actual Gobierno y de la situación de España ha mejorado en este sondeo realizado durante el mes en curso hasta ocho puntos respecto a la recogida en el anterior sondeo, publicado en noviembre. O como que el 60% de los encuestados considera ahora, al igual que en noviembre, que un Ejecutivo presidido por el líder popular,, Alberto Núñez Feijóo, lo haría “peor” o “igual de mal” que el de Sánchez.
El PSOE ganaría siete diputados, pero ve alejarse la posibilidad de mantener el Gobierno
Estos son datos que avalan a quienes perciben cierta debilidad en el liderazgo de Feijóo, y no son los únicos: solo el 70% de los votantes que sintonizan con el Partido Popular aprueban la ejecutoria de Feijóo, mientras un 60% del total de los encuestados la desaprueba (al tiempo que la del líder de Vox es censurada por el 70% de la población encuestada).
Estas referencias, aun a pesar del contundente resultado de la encuesta, podrían sugerir que el resultado de las próximas elecciones no está todavía cerrado. Lógicamente, así es. Pero no sería sensato desviar la mirada ante ciertas realidades como, por ejemplo, la juventud de los votantes ultraderechistas, en un marco de crecimiento de las opciones autoritarias en países de la Unión Europea o en los Estados Unidos presididos por Donald Trump.
Dos años, en política, son una eternidad, y no sería de recibo descartar vaivenes que alteren las sensibilidades actuales. Pero tampoco cabe negar que la foto que nos ofrece la encuesta de Ipsos para La Vanguardia perfila, con sus luces y sombras, la actual coyuntura política española.