La percepción de los líderes políticos es un termómetro que en los cuarteles generales de los partidos se mantiene bajo vigilancia constante. El manual advierte de que un candidato con un grado de conocimiento por debajo del 80% tiene pocas opciones. La preocupación de los spin doctors se dispara si el proyecto que ofrece se recibe con desconfianza.
La encuesta de Ipsos publicada por La Vanguardia este fin de semana revela que el 60% de los consultados cree que Alberto Núñez Feijóo lo haría “peor” o “igual de mal” que Pedro Sánchez y su índice de aprobación está diez puntos por debajo del presidente del Gobierno. Hay otro medidor de la trascendencia de un liderazgo menos científico pero más popular: que hablen de ti, aunque sea mal. Una máxima del gurú de las relaciones públicas, Ivy Lee, repetida por personajes como Oscar Wilde o Salvador Dalí.
Las redes sociales son los foros naturales para poner el termómetro de esa popularidad epidérmica, que no responde a proyectos políticos sino a reacciones emocionales. ¿Hablan de Feijóo? La fachosfera ha ocupado espacios y da alas a Santiago Abascal frente al líder del PP, que tampoco aparece entre los personajes favoritos de los creadores de contenido con IA, aunque sean gallegos.
Las imágenes de Rajoy, Sánchez y Aznar creadas por @ponferrada.ia
La cuenta de Instagram @ponferrada.ia triunfa con sus vídeos de políticos tuneados al estilo otaku o ruta del bakalao. La última virguería va camino de las 50.000 visualizaciones y nos descubre a “Marianito Flow, P. Sánchez LOKO cargado de Nenuco, la Ayu Queen pisando fuerte con plataformas, AznarKing96, AbasKLAN69 con su bomber… Es 2001”.
Los expresidentes Aznar y Rajoy son recurrentes en los vídeos. ¿Dónde está Feijóo? El rastro del presidente del PP se limita a un post en el que se disputa el protagonismo con una gatoparda Isabel Díaz Ayuso y se pone al frente de una lancha sospechosa en plan Miami Vice. La audiencia es escasa.
Debería haber un término medio entre el Feijóo ausente y la viralidad sin freno del manotazo de Brigitte Macron a su marido a su llegada a Vietnam. Los fontaneros de la comunicación del Elíseo se han especializado en crisis en las redes. Si un kleenex sobre la mesa del tren en el que viajaban Macron, Keir Starmer y Friedich Merz con destino Kyiv obligó al Gobierno francés a batallar en X contra la desinformación, las imágenes captadas por las agencias internacionales hacen las delicias del tertuliano digital.
¿Una invención de la IA, un ataque ruso o un juego de pareja? El presidente Macron sostiene que él y su esposa estaban “discutiendo y bromeando” y se queja de que esa imagen se convierta en una “catástrofe geoplanetaria” con teorías de lo más variado. En tres semanas, se ha vinculado a Macron con una supuesta bolsa de cocaína, se le atribuye un mano a mano con el presidente turco y, ahora, una disputa doméstica. Hablan de él, aunque sea para mal. En el PP hay quien lo aplica... Y no es Feijóo.
