Madrid está en ebullición. En la ciudad del poder los decibelios han subido al volumen máximo. Si creían que ya lo habían visto todo, se pueden equivocar. La metrópoli arde con las noticias que llegan de los tribunales y las redes sociales no dan abasto para ejercer de caja de resonancia en el, probablemente, momento de mayor debilidad del Gobierno desde la moción de censura. El problema es que la conversación atropellada empieza a nublar mentes en un momento en el que, precisamente, la clarividencia debería ser una virtud.

El PSOE no logra imponer su agenda y Pedro Sánchez guarda silencio. Con el caso de la fontanera (con disculpas anticipadas a los integrantes de este noble e imprescindible gremio) Leire Díez, los socialistas han cometido un patinazo que en X ha llegado a ser tema de conversación principal. Hasta tres ministros han dado por buena una conversación de un exagente de la UCO, hoy trabajando en un organismo de la Comunidad de Madrid, que no era tal. Nadie dijo de poner una bomba lapa al presidente. Quien fijó como prioridad luchar contra los bulos ha tropezado. Rectificar es de sabios, dice la teoría.
El PP está superando todos los listones y Alberto Núñez Feijóo está asumiendo un papel cada vez más cercano a Isabel Díaz Ayuso. De los creadores del “que te vote Txapote” y el “me gusta la fruta” ha salido un nuevo eslogan: “Mafia o democracia”. Este domingo se hará visible en la plaza España. En Galicia saben bien lo que significa el término mafia y resulta curioso que los populares gallegos también lo estén difundiendo en sus perfiles de redes.
La manifestación convocada contra Sánchez se prevé multitudinaria. Pero quizá el foco de la estrategia feijooiana no solo sea el votante del PSOE decepcionado con lo que se está conociendo. En Génova miran de reojo a Vox para arañarle. Sólo eso explica la beligerancia actual. Pero cuidado, la teoría de la manta dice que cuando tiras de ella para tapar la cabeza puedes dejar sin cubrir los pies.
Para batir los récords dialécticos ha emergido en las mismas redes sociales el término pucherazo. Hay dirigentes del PP que están difundiendo en sus perfiles que la archinombrada Leire tuvo responsabilidades en el voto por correo del 23-J y que, por ello, pudo haber alguna irregularidad en el conteo. Hasta ahora poner en duda el resultado de unas elecciones y los procesos democráticos solo había sido protagonizado por los extremos. En el 2012 se rodeó el Congreso y últimamente se ha intentado volver a hacer en Ferraz y la Moncloa. Por ello chirría comprobar como un partido que aspira a representar la centralidad difunde estos mensajes.
Arde Madrid y Ayuso afirma que “sí, nos gustan las terrazas, la alegría, la cervecilla y el vino”. En otros tiempos estas declaraciones merecerían una censura de los profesionales que luchan contra las adicciones, por ejemplo. “A la ministra [Mónica García] le gustan los porros, a mí la fruta, a cada uno le va lo suyo”, añade. Un biólogo ha difundido en TikTok un vídeo hecho viral respondiendo a estas afirmaciones: “Cuando dice que a los madrileños nos gustan las cañas, no está defendiendo a la hostelería, está activando un marco identitario: el que critica al alcohol ataca a Madrid”.
@yonkibooks Ay Presidenta!
♬ Stories 2 - Danilo Stankovic
El domingo la temperatura en Madrid subirá aún más. A la concentración convocada por el PP se une el Madrid Economic Forum, un evento de corte liberal que cerrará el presidente argentino, Javier Milei. En él estarán Marcos de Quinto para hablar de “gestión y wokismo”, Albert Rivera para opinar sobre “Europa: reforma y decadencia” o Iker Jiménez para hablar de la “crisis informativa”. La entrada más barata son 60 euros. Los asistentes prémium pagarán hasta 7.500 euros.
El sábado en @madridecoforum pic.twitter.com/FoYtzDNtVP
— Samuel (@guidoprincesa) June 2, 2025
Arde la metrópoli y hay sensación de déjà vu. No es nada que no se haya vivido en otros tiempos. España lleva desde la pandemia bajando por una montaña rusa con serio peligro de desacarrilamiento de los vagones. Apenas hay calma y sosiego en la capital del Reino y quedan dos años, en principio, para volver a votar.