Creadores de contenido

En el fondo de la caverna hay gente encadenada desde su nacimiento. Solo pueden mirar a la pared que tienen enfrente, tienen prohibido girar la cabeza hacia atrás. Hay una hoguera que ilumina la caverna, pero solo ven reflejadas en la pared las sombras de lo que sucede en el exterior. Creen que esas sombras son la realidad. Uno logra escapar, ve la luz, el mundo real, y vuelve a contárselo a los demás. ¿Su reacción? Se ríen de él, lo tachan de loco y preferirían cargárselo antes que escucharle. Porque las sombras son cómodas, sobre todo si alguien se encarga de proyectarlas mientras nos susurra que todo va bien.

Para Platón, que cuenta este famoso mito de la caverna en La República, el mundo exterior es una alegoría de las ideas, del conocimiento, un mundo superior, y la caverna es la ignorancia ¿Hay algo más de actualidad?

La exmilitante socialista Leire Díez durante una rueda de prensa, en el Hotel Novotel, a 4 de junio de 2025, en Madrid  (España). Leire Díaz que aparece en diversos audios haciendo gestiones contra mandos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, ha convocado una comparecencia ante los medios de comunicación, después de haberse reunido ayer  en Ferraz con el jefe de los servicios jurídicos del PSOE u haberse dado de baja como afiliada del PSOE.

 Leire Díez 

Carlos Luján / EP

Recuerdo el mito de la caverna a propósito de una de las plagas de nuestro tiempo: los “creadores de contenido”, una expresión tan difusa como grandilocuente, que se ha convertido en el título honorífico de todo aquel que, sin oficio ni beneficio, sin formación ni conocimiento enriquecedor, sube vídeos de sí mismo pronunciando palabras vacías, grabando sus anodinas rutinas en casa o el gim­nasio.

¿Quién nos iba a decir que los verdaderos creadores de contenido serían Leire Díez, Ábalos, Jésica, Koldo, Aldama, Pérez Dolset, Santos Cerdán, Miguel Ángel Gallardo…?

Aseguran “compartir valor” con su “comunidad”. Pero si uno bucea en ese océano de reels y stories , lo que encuentra es una repetición infinita de bailes virales, frases de autoayuda recicladas, filtros de pestañas y recetas nutricionales... para el algoritmo, claro.

Pero los verdaderos creadores de contenido son otros ¿Quién nos iba a decir que iban a ser Leire Díez, Ábalos, Jésica, Koldo, Aldama, Pérez Dolset, Santos Cerdán, Miguel Ángel Gallardo…? No hacen vídeos en TikTok ni venden cremas milagrosas. No bailan delante del móvil porque están demasiado ocupados coreografiando sórdidos escándalos. Son los guionistas del fango, los verdaderos influencers del esperpento sanchista.

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Lo malo es que cuando quien ha salido vuelve a la caverna para contarlo no le hacen caso, le ordenan que siga mirando las sombras de la pared. Porque aquí, quien intenta asomarse fuera, el periodista que regresa con los ojos aún entornados por la luz para contarnos la realidad, se convierte en un problema. Le llaman agitador, le acusan de “desinformar”, le tachan de contar bulos. Lo mandan de vuelta a la pared al fondo de la caverna, a aplaudir con entusiasmo cada vez que alguien dice que aquí no pasa nada. Y a dar gracias por el contenido.

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