¿Por qué razón las mujeres que pisan fuerte son las mejores candidatas a tener parejas maltratadoras? Conozco a algunas de cerca. Muchas están preparadas académicamente, tienen profesiones de nivel y son autosuficientes. Perfiles que jamás harían pensar en una historia de toxicidad y maltrato. De repente, conocen a alguien que las transporta al séptimo cielo. Viven en un estadio que oscila entre la comedia romántica y las películas Disney. Esa persona las agasaja: es detallista, atenta, les ofrece el mundo entero, como si tuviese la lámpara mágica de Aladín.
Tras un inicio de flechazo, intensidades y promesas, el tiempo se encarga de mostrar el rostro real de quien aseguró la gloria.

Cuando el maltratador ha tejido un entramado de vínculos fortísimos, que generan dependencia emocional, empieza a ahogar a su víctima. Los mecanismos suelen ser muy sutiles. No hay prohibiciones explícitas, sino la manifestación de dolor y pesar a causa de la conducta de ella. Es decir, el maltratador no dice: “Te prohíbo que hagas tal cosa”, sino “si haces esto o lo otro, me angustio terriblemente”. Poco a poco las mujeres van cediendo.
Apostemos por las relaciones que no complican la vida, que sacan lo mejor de nosotros
En nombre del amor (en estos casos, un sentimiento altamente tóxico), surge la pérdida de libertad, de decisión y de movimiento. Imaginemos a una serpiente que se enrosca alrededor del cuello y cada vez aprieta más, hasta dejar un hilillo de aire para sobrevivir.
La víctima se aleja de sus familiares y amigos. Pone excusas para evitar encuentros, se centra en las exigencias de su pareja, y no se da cuenta del maltrato. A veces hasta que es muy tarde.
El amor no surge de un flechazo. Los amores a primera vista son sinónimo de atracción, deseo o interés por alguien. Puede ser fantástico, pero los grandes amores se cuecen a fuego lento. Surgen cuando el cerebro y el corazón están de acuerdo. Apostemos por las relaciones que no complican la vida, que nos mejoran como personas, que sacan la mejor versión de nosotros mismos. Los maltratadores hacen perder el tiempo, las fuerzas y el amor propio. Desconfiemos de cualquier atracción fatal. La fuerza de los sentimientos no se mide por esas intensidades de montaña rusa, sino por los largos y bellos viajes compartidos.