Oiga, ¿es el enemigo?

Desde un despacho de Teherán, un tipo bajo un turbante llama a la Casa Blanca.

–Es para avisarles de que dentro de un par de horas atacaremos su base en Qatar, en respuesta a su bombardeo de nuestras instalaciones nucleares. Nada serio, pero así no les pillamos desprevenidos.

–Tomamos nota y nos preparamos para interceptarles. Muchas gracias.

Ni el gran Gila en sus evocaciones sobre la guerra podría haber imaginado un diálogo tan surrealista, pero es posible que la realidad no se alejara mucho de esta ficción. Porque a pesar de la alarma internacional, la potencia de las armas empleadas y las víctimas ocasionadas, todas las partes en la contienda entre Estados Unidos-Israel e Irán se han manejado con una prudencia notable para no pisar la línea roja del no retorno.

Tanto los protagonistas como los comparsas han querido sacar tajada de la crisis, pero sin incurrir en riesgos irreparables. Israel ha ganado tiempo y seguridad porque su enemigo, Irán, ha perdido la invulnerabilidad de su territorio. Aparte, ha desviado la atención de Gaza, donde el ejército israelí seguía machacando con ferocidad a los palestinos, y Beniamin Netanyahu, con la excusa de la guerra que él generó, sigue aferrado al poder y aplaza sus compromisos con la justicia.

Israel's Prime Minister Benjamin Netanyahu visits the site of the Weizmann Institute of Science, which was hit by missiles fired from Iran, in the central city of Rehovot on Friday, June 20, 2025. (Jack Guez/Pool Photo via AP)

 

Jack Guez / Ap-LaPresse

Estados Unidos ha dado un golpe sobre la mesa para demostrar que sigue siendo la gran potencia a la que nadie tose en el mundo; Donald Trump se postula para el Nobel de la Paz y ha podido ensayar en combate real sus últimos juguetes bélicos, lo que siempre pone mucho a los presidentes norteamericanos.

Irán, a pesar de los destrozos sufridos, salva los muebles. La agresión del Gran Satán ha dado oxígeno al régimen de los ayatolás, asfixiado por las sanciones inter­nacionales y la contestación interna. Además, es probable que el núcleo del proyecto atómico siga indemne y los 400 kilos de uranio altamente enriquecido, a buen recaudo.

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Luchar o morir

Ramon Rovira
Palestinians carry sacks and boxes of food and humanitarian aid that was unloaded from a World Food Program convoy that had been heading to Gaza City in the northern Gaza Strip, Monday, June 16, 2025. (AP Photo/Jehad Alshrafi)

En el capítulo de los actores secundarios, Rusia ha aprovechado que nadie miraba para seguir ganando terreno en Ucrania y afianzando sus opciones de victoria ante la indiferencia general. Europa, para no perder la costumbre, ha insistido en lo que mejor sabe hacer, aspavientos y afligidos golpes en el pecho mientras se rascaba el bolsillo para financiar la OTAN como ordena el jefe Trump. Fiel a su tradición confuciana, China espera sentada el paso del cadáver de su enemigo, convencida de que cuando decida ocupar Taiwán, no habrá reproches. Los perdedores, las vidas de miles de inocentes, como siempre.

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