La última película de Misión imposible contiene al inicio la frase: “Nuestra vida es la suma de nuestras elecciones”. Inmediatamente todos los adolescentes, a los que va dirigido el film, descubren que es una frase del filósofo existencialista Jean-Paul Sartre y saltan gozosos sobre el sofá. Y todos saben que el autor del popular El ser y la nada también hizo sus pinitos en el cine acometiendo el guion de la película de John Huston sobre Sigmund Freud.
Pero a Huston no le gustó el escrito ni la persona de Sartre y acabaron insultándose. Desde luego Sartre es, con Proust, el mejor escritor en lengua francesa del siglo XX. Y uno de los pensadores más célebres, al lado de Russell y de Chomsky. En tiempos de Franco estaban mal vistos y Sartre prohibido, por su declarado ateísmo y comunismo. Aunque solo apoyó a la Unión Soviética de 1952 a 1956. Empezó apolítico, se declaró revolucionario –no simplemente “rebelde” como su difícil amigo Albert Camus– y acabó anarquista.

Se reconocía de origen burgués, con sus obras ganó mucho dinero, que repartía a espuertas, y vivió austeramente. Sus únicos lujos: cenar en La Coupole, fumar Gitanes y el whisky americano. En la idea que se tiene de él influye que era feo y de gestos poco amables, como rechazar el premio Nobel, ser más de izquierdas que Camus y muy áspero criticando al presidente De Gaulle y a todo conservador viviente.
Pero en realidad fue bastante sociable, con gran sentido del humor y varias novias. Su imagen entrañable es que formó siempre pareja con su más exigente crítica, la filósofa Simone de Beauvoir. Los dos coinciden en que el hombre o la mujer no nacen, sino que se hacen. Y en que la existencia precede a la esencia. Existir, piensa Sartre, es lo que cuenta, y lo que va con existir es la libertad. Podemos elegir cualquier cosa, menos elegir no elegir. Luego estamos “condenados a ser libres”; no podemos escapar de nuestra responsabilidad. Por eso la vida es el conjunto de nuestras decisiones. La angus- tia ante ellas no hace sino resaltar nuestra libertad.
Ambos pensadores están enterrados juntos a la entrada del cementerio de Montparnasse. Debe de ser la tumba más visitada de París, junto a la de Jim Morrison en el Père Lachaise. En junio se han cumplido 120 años del nacimiento de Sartre. Aunque debemos recordar que el 29 de octubre hará 80 años que el filósofo dio la conferencia con la que empezó la era Sartre: “El existencialismo es un humanismo”. Pronto en forma de libro que sigue vendiéndose y con razón.