Borja Sémper se marchó harto del grado de enfrentamiento de la política, pero regresó hace tres años de la mano de Alberto Núñez Feijóo. Es vicesecretario de cultura del PP y un tipo que vale la pena escuchar, que reflexiona y no insulta. Este mes ha concedido una entrevista a Vanity fair, donde dice que sería muy mezquino pensar que los populares no tienen su cuota de responsabilidad en este ambiente crispado que se ha creado en el país. Eso sí, añade que la responsabilidad de Sánchez es superior, no fuera que le tiraran de las orejas.

Me gustaría saber su opinión cuando ha conocido que su partido ha presentado 18 preguntas parlamentarias “sobre el uso de inmuebles públicos utilizados como prostíbulos por el suegro de Sánchez”. El PP se refiere a Sabiniano Gómez, fallecido hace un año, que regentó salas de fiestas y saunas de las que se deshizo hace trece. Pero el suegro del presidente nunca se presentó a las elecciones, ni fue diputado, ni se dedicó a la política. ¿A qué viene que el presidente tenga que dar explicaciones sobre ello?
El PP quiere convertir una sesión del Congreso en un remedo de comedia ligera
Una cosa es que Feijóo se calentara y sacara este asunto –que consiguió arrancar el aplauso de la bancada popular– en la sesión del Congreso del miércoles. Pienso que fue un error, si bien en el fragor de la batalla se sueltan disparates. Pero, si para poder acceder a un cargo no solo hay que hacer un striptease público sobre lo que uno tiene, sino que además se está obligado a llevar un árbol genealógico sin mácula, pocos políticos pasarán el corte.
El PP, con su alud de preguntas, quiere convertir una sesión del Congreso en un remedo de comedia ligera, lo que no resulta precisamente un buen servicio a la democracia. El cine ha sacado un gran rendimiento a los suegros. El mejor filme es Los padres de ella, de la que se hicieron cuatro secuelas, aunque ninguna como la original que protagonizó Robert De Niro, que llega a poner un detector de mentiras su yerno. Incluso Los Simpson le dedicaron un capítulo de la serie, donde Homer arruina la boda de Lisa. Pero el Parlamento es una cosa más seria. Dice Sémper que merecemos un Gobierno que no nos mienta. Se olvidó de decir que también necesitamos una oposición que no nos haga enrojecer.