En Torre Pacheco las convocatorias ultras se deshinchan mientras en Catalunya no prende la chispa del odio atizada desde fuera aprovechando que no falta yesca en comunidades donde se vive con tensión la convivencia con los recién llegados. Pasó en las concentraciones en Madrid frente al PSOE con abundancia de cabezas rapadas, banderas franquistas y rosarios. Resistieron más porque allí iban en metro y Torre Pacheco les pilla más lejos.

Al PP se le deshincha un poco la teoría de los ladrones instalados en la Moncloa cuando su ministro de Hacienda en dos gobiernos distintos, Cristóbal Montoro, es acusado de haber rendido el ministerio al servicio de la consultoría que fundó y traspasó luego a un hermano. El mismo Montoro discretamente presente en el último congreso de los populares, donde quien fue su jefe, José María Aznar, doblaba la apuesta del “quien pueda hacer, que haga” pidiendo cárcel para Pedro Sánchez.
Nadie ganará la batalla de la crispación, del “y tú más”; ni siquiera los fascistas
Los populares, con un negro horizonte de causas por corrupción política, dicen que ellos no van de putas. Por desgracia, nadie está libre de visitar prostíbulos, como aquel mítico “volquete de putas” que pedía Francisco Granados, la mano derecha de Esperanza Aguirre en Madrid, para celebrar el último latrocinio. Y no sigo con la lista, que incluye a los socialistas del ERE o el gobierno balear de Jaume Matas en Moscú, para evitar náuseas. Pero Feijóo está dispuesto a hacerle un roto al electorado femenino socialista.
Hace calor y aguantar mucho el fuego encendido es difícil. Solo lo consigue la extrema derecha, rodeados de aire acondicionado mientras chillan y gesticulan en las redes sociales y beben de las contradicciones de los clásicos, de los que arrastran pesadas mochilas. Pero en la esfera digital solo se escuchan argumentos en blanco y negro, solo se favorecen adhesiones o rechazo. Los grises y el debate son para cobardes, para los que paran un minuto el scroll infinito. El balneario de la mariposa.
¿Quién ganará la batalla de la crispación, del “y tú más”? Nadie. Ni siquiera los fascistas, como están demostrando los crecientes problemas en casa Trump. Duchas frí- as y mucho helado podría ser una buena vacuna. Ay, no, que son malas. Socorro.