Parece que las personas que no hacen vacaciones son las más responsables en su trabajo. Da la impresión de que, en su orden de valores, el trabajo es lo primero y el descanso después. Y en mi opinión están equivocadas, porque de la misma manera que hay que descansar por lo menos un día por semana, yo creo que hay que hacer vacaciones, por lo menos, una vez al año. Y las vacaciones no han de servir para estresarse más, sino todo lo contrario, para liberarse del estrés de todo un año de trabajo y poder volver a empezar con las baterías cargadas.
Por eso me sorprende que tantas personas organicen viajes complicados durante sus vacaciones. Destinos donde han de cambiar de avión más de una vez, transportes interiores y residencias alquiladas online donde es difícil saber qué es lo que uno se va a encontrar. Si además se programan, por ejemplo, cursos de buceo, habrá que tener en cuenta los horarios, los desplazamientos, el alquiler de los materiales, y todo eso junto puede llegar a estresar más que el trabajo del resto del año. Hay quien planifica largos viajes por carretera, donde, con toda seguridad, se encontrarán embotellamientos que no sirven precisamente para calmar los nervios.
Descansar ha de ser algo más anárquico, ir haciendo lo que nos apetezca en cada momento
Creo que lo más inteligente para disfrutar de unas vacaciones y que sirvan realmente para relajar nuestra mente es buscar un destino cercano donde tener el máximo tiempo libre. No digo que no se tengan que planificar baños en el mar, excursiones o paseos, pero teniendo en cuenta que los horarios son el principal enemigo del descanso. Descansar es no utilizar el despertador, no correr para desayunar, ni hacer colas en restaurantes para comer.
Descansar ha de ser algo más anárquico, ir haciendo lo que nos apetezca en cada momento. Y si aquel restaurante al que queremos ir está abarrotado de gente, mejor buscar otro, más tranquilo, donde también se coma bien. Evitar el estrés también implica renunciar a algunos de los conciertos o fiestas a los que nos gustaría ir, sobre todo si hay uno interesante cada noche. Hay que dosificar los esfuerzos y evitar comprometernos a más cosas de las que luego podremos hacer, sin poner en riesgo nuestra salud o tranquilidad.
Con todo ello no quiero decir que nos planteemos unas vacaciones aburridas. Todo lo contrario. Solo recomiendo que, además de lo que queramos hacer, también nos permitan descansar y desconectar de nuestro trabajo diario. Solo así volveremos con ganas de seguir trabajando y no pensando que después de esas vacaciones ajetreadas nos convendrían otras para descansar de todo ese trajín.
