La ira de un obispo en bata

En sus usos y costumbres, la iglesia anglicana es tal vez más abierta que otras confesiones. Es normal que sus templos puedan ser usados para actividades civiles, culturales o de la comunidad, siempre dentro de los límites del decoro. Por ejemplo, un concierto de una coral. Eso ocurrió este fin de semana en la Iglesia de San Andrés de Fulham, Inglaterra. Un coro de adolescentes cantaba frente al altar, con el aplauso de los más de 350 asistentes. Pasaban las diez de la noche cuando, de repente, un hombre despeinado, descalzo y cubierto con una bata azul celeste —el vídeo está colgado en TikTok— se dirigió al púlpito y exigió el fin del “terrible alboroto”. “Están en mi casa —dijo— ¿Pueden irse ya?”. Solo entonces los asistentes descubrieron que el hombre descalzo y en bata era el obispo de Fulham, Jonathan Baker, irreconocible sin sus ropajes, y que la exigencia iba en serio. La coral bajó del escenario y se fue ¿En silencio? En absoluto. Se marcharon al ritmo de Dancing Queen, de Abba.

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