Alas 19.00 horas de esta tarde, Girona y Rayo inaugurarán en el estadio de Montilivi la primera jornada de la Liga 2025-2026, que concluirá el martes a las 21 horas en el Bernabéu con el Real Madrid-Osasuna. El Barça, por su parte, debutará mañana en Son Moix, donde le recibirá el Mallorca.
Como de costumbre, Barça y Madrid parten como los principales candidatos a alzarse en la última jornada del campeonato, prevista para el 24 de mayo del 2026, con el título liguero. El club blaugrana, entrenado por el exitoso Hansi Flick, afronta la temporada como favorito por ser el vigente campeón y, también, por contar, entre otros, con un jugador como Lamine Yamal, que a sus 18 años ya es una figura excepcional.
El Real Madrid encara la Liga con nuevo entrenador, Xabi Alonso, en quien el club blanco ha depositado su confianza. Lo hace, además, con una defensa reforzada, a la que se han incorporado Huijsen, Carreras y Alexander-Arnold, y con el afán de que Mbappé o Vinícius brillen a la altura esperada.
Pero los aspectos deportivos, que deberían ser los más destacados en los comentarios previos al inicio liguero, se ven ensombrecidos por los relativos a la gestión de los clubs y por otras cuestiones estructurales del fútbol español, predominantes en las últimas semanas.
Las dificultades de varios clubs para inscribir a jugadores revelan las deficiencias del sistema
El más llamativo es probablemente la cantidad de jugadores que en las horas previas al arranque del campeonato todavía no habían podido ser inscritos por sus equipos, debido a las dudas sobre la capacidad de estos para satisfacer los compromisos adquiridos, ya sea con los nuevos fichajes o con otros jugadores. Al cierre de esta edición, la lista de jugadores no inscritos incluía varias decenas.
La incertidumbre que genera esta situación, tanto a sus protagonistas, sea cual sea su grado de responsabilidad, como a las hinchadas es obvia y no hace falta extenderse mucho sobre ella. También son conocidas sus causas. En primer lugar, unos clubs que entran en el mercado de fichajes con una alegría que no siempre responde a la solidez de sus cuentas. En segundo lugar, los sistemas de control de LaLiga, decidida a imponer el llamado fair play financiero, que son comprensibles pero también muy exigentes. Decimos esto último porque tan claro está que las esferas rectoras del fútbol deben velar por una conducta responsable de todos los clubs, que evite agujeros económicos de difícil remiendo, como que en las ligas de otros países los controles son algo menos estrictos.
Entre una cosa y otra, nos hemos plantado ante el inicio de la Liga con un considerable número de clubs con dificultades para inscribir a sus profesionales, al no contar todavía con todos los recursos requeridos. Los problemas de este tipo que ha sufrido el Barça, que este año incorpora al portero Joan Garcia y al delantero Marcus Rashford (cedido), son bien conocidos en nuestra ciudad. Pero eso no significa que solo sean del Barça. Muy al contrario, más bien parecen excepcionales –una minoría– los equipos que han resuelto esta cuestión desde hace ya días. Hay un equipo que anteayer aún no había conseguido inscribir más de tres de los jugadores de su plantilla (ayer a primera hora de la tarde ya eran seis).
El control de LaLiga es comprensible, pero más estricto que en otros países europeos
Detrás de estos problemas se esconde a menudo una gestión que puede llegar a parecer muy arriesgada en determinados clubs, y poco o nada se compadece con lo que en el mundo empresarial catalán se considera prudente, serio y deseable. Guste o no, esto es así. Y en un club como el Barça no faltan los sobresaltos ni las promesas incumplidas, o al menos de demorada ejecución, como podría ser el calendario de reapertura del Spotify-Camp Nou, que va sumando retrasos.
Hay aún otros factores. No podemos olvidar que en España muchos clubs sufren déficit de tesorería, y que el reparto de fondos entre los distintos equipos dista de ser equitativo. En un país como el Reino Unido, donde los derechos de televisión son más jugosos, y donde dicho reparto es más equilibrado, un equipo recién ascendido a Primera puede permitirse abrir temporada tras haber hecho unos fichajes que en España solo están alcance de los más poderosos.
El balón de la Liga 2025-2026 empieza a rodar hoy, generando la habitual expectación entre los aficionados. Mejor sería aun que lo hiciera con los citados problemas estructurales ya resueltos o, al menos, en vías de solución; y, también, garantizando un grado de competitividad superior, que aumente el interés del espectáculo futbolístico.