No rotundo a los negacionistas

Negacionistas los ha habido siempre. Desde la antigua Grecia, donde tanta gente negó los extraordinarios escritos filosóficos de Sócrates, hasta el extremo de que otro filósofo, Jenofonte, escribió un maravilloso libro titulado La apología de Sócrates, que yo tuve que traducir en mi examen de griego de preuniversitario. En la edad media cuántos hombres y mujeres científicos acabaron en la hoguera por ser considerados brujos o brujas. Y no digamos en la historia el número de terraplanistas que negaban, y algunos siguen negando, que la Tierra sea redonda.

La vacuna triple vírica aparece en el calendario vacunal de Andalucía con una primera dosis a los 12 meses y la segunda a los 3 años.

Vacunas en un laboratorio 

Junta de Andalucía

Pero los más peligrosos de todos son los que niegan la eficacia de muchas medicinas y vacunas. Gente que por sus creencias religiosas no acepta transfusiones de sangre o no toma, ni permite que sus hijos tomen, las medicinas que necesitan y mucho menos, las vacunas. Lo sorprendente es que Robert F. Kennedy, secretario de Salud y Servicios Humanos en el Gobierno de Donald Trump, es un negacionista de las vacunas. Y esto es un crimen, porque mucha gente de buena fe se creerá el punto de vista de una autoridad como él. Las medicinas y las vacunas han salvado millones de vidas. 

Ningún iluminado tiene derecho a imponer su criterio no científico a las personas sobre las que pueda influir

Curiosamente, el doctor Fleming, cuando era niño, salvó de ahogarse en un río al también niño Winston Churchill. Muchos años después gracias a la penicilina, inventada por el doctor Fleming, salvó la vida por segunda vez al premier británico. Por eso Churchill decía que Fleming le había salvado la vida dos veces.

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Muchas de las enfermedades que tuvimos de niños como el sarampión, del que se certificó su eliminación en el año 2000, hace 25 años, están a punto de perderla por los brotes que están ocurriendo en Estados Unidos por la pasividad de Kennedy. La viruela se erradicó oficialmente en el año 1979 y la poliomielitis se ha reducido en un 99,9% y está presente solo en Afganistán y Pakistán. Hemos de dar las gracias a los científicos que dedican su vida a investigar para encontrar nuevos medicamentos y nuevas vacunas que salven la vida a las personas. Y estos no son solo norteamericanos, ingleses o alemanes, son también españoles. Es frecuente leer en periódicos como La Vanguardia que unos científicos del Clínic o de Vall d’Hebron han descubierto nuevos tratamientos para cierto tipo de cánceres que, sin duda, salvarán vidas.

Por lo tanto, un no rotundo a los negacionistas. Ninguna religión o creencia puede impedir que un ser humano salve su vida. Ningún iluminado tiene derecho a imponer su criterio no científico a las personas sobre las que pueda influir. Si alguien no quiere tomar medicación o vacunarse, es muy libre. Allá él. Pero que deje en paz a los demás.

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